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Rajoy promete ganar con 150 escaños para frenar la desmoralización que inunda al PP
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después de la semana 'ucedista' de los populares

Rajoy promete ganar con 150 escaños para frenar la desmoralización que inunda al PP

El jefe del Ejecutivo repite a sus íntimos que el objetivo de lograr 150 escaños es posible y la cifra suficiente para hacer viable un segundo mandato del PP con el permiso de Ciudadanos

Foto: Mariano Rajoy (Foto: Reuters)
Mariano Rajoy (Foto: Reuters)

Durante esta semana, Mariano Rajoy ha transmitido, o intentado transmitir, a los dirigentes del partido más próximos su habitual tranquilidad frente las situaciones de crisis. Esta vez lo ha hecho en plena tormenta de división interna en el Gobierno y en el partido, un drama que a los más veteranos les recordaba el arranque de los peores tiempos de la UCD.

Con ministros a la greña (Cristóbal Montoro y José Manuel García Margallo), José María Aznar a la carga y la espantada de una dirigente regional como Arantza Quiroga, el presidente del Gobierno repite a los suyos que el objetivo de lograr 150 escaños en las elecciones es posible y la cifra suficiente para hacer viable un segundo mandato del Partido Popular con el permiso de Ciudadanos. Y Rajoy lo sostiene con plena convicción, según sus interlocutores más próximos consultados por El Confidencial.

Al margen de los nervios y la tensión con que viven los diputados del PP el espectáculo de las peleas de ministros y las críticas de su expresidente a dos meses de los comicios donde se juegan su escaño y el PP seguir en el poder, en La Moncloa esperan a que escampe para retomar la iniciativa. Reconocen la inconveniencia y la inoportunidad de los 'desahogos' públicos de Montoro y lamentan que respondan a Aznar, aunque digan lo que todos opinan de su 'apoyo' al actual PP. Pero insisten en que el problema de imagen fundamental es que los acontecimientos y las críticas abiertas se juntaron en una sola jornada, un miércoles negro.

El mismo día que Quiroga confirmó que dimitía y Montoro se reafirmaba en sus declaraciones, y después de que el PP presentara el vídeo del 'doctor Rajoy salva a España de la quiebra', los dirigentes del PP de más largo recorrido, ahora de salida o todavía con aspiraciones, se acordaban de su vieja Unión de Centro Democrático. Más que por los resultados alcanzados por UCD en 1982, sin Adolfo Suárez, se referían a las luchas intestinas que liquidaron el partido de hecho antes de esos comicios.

Tras los comicios de mayo, el PP sigue sin pasar del 28%. Ni los sondeos más optimistas dan al partido en el Gobierno una intención de voto superior al 30%

El referente de las legislaturas de 1977 y 1979 son una obsesión para los veteranos de Génova y del Grupo Popular. El panorama de fraccionamiento del voto en la época es muy parecido al que pronostican las encuestas y apuntaron los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo, con cuatro partidos principales. Entonces, en el bloque de la izquierda el PSOE de Felipe González competía con un PCE todavía fuerte; a la derecha estaba la Alianza Popular de Manuel Fraga y, por delante de todos ellos, una UCD que no pasó del 34% de los votos ni de los 166-168 escaños pero que pudo gobernar en minoría.

El objetivo de la dirección del PP hace un año era repetir esos resultados de Adolfo Suárez: ser primeros con diferencia sobre el PSOE y acercarse al 35% de los votos para garantizarse seguir en el poder. Después de los comicios de la pasada primavera, el PP sigue sin pasar del 28%, según el barómetro del CIS del verano. Ni los sondeos más optimistas dan al partido en el Gobierno una intención de voto superior al 30%.

El fiasco de sus resultados en Cataluña y la fase de auge mediático en que ha entrado Albert Rivera han impulsado el pesimismo en las filas de los populares, pero parece que no a Rajoy. "Hemos pasado en pocos días de aspirar a los 150 escaños a dar espectáculos como los de UCD", comentaba el miércoles negro un destacado cargo del PP, de los que hablan con más frecuencia con Rajoy sin ser ministro.

El mismo mantra, el de "ganar con 150 es posible y hace viable gobernar", lo ha repetido el jefe del Ejecutivo en sus conversaciones con los principales dirigentes del PP con cargo en los grupos parlamentarios. Su teoría consiste en que el PSOE no levantará cabeza en los comicios por 'la insolvencia' de Pedro Sánchez y la competencia directa de Podemos (y hasta de Ciudadanos) y que el PP marcará distancias como primer partido aunque apenas pase del 30%. Y que el fenómeno Rivera se irá desinflando según se acerquen las urnas.

Para que al presidente del Gobierno le encajen todas las piezas Ciudadanos tendría que quedarse a medio camino en sus actuales expectativas: acoger a antiguos votantes del PSOE (como en Cataluña) y no sólo del PP, pero sin pasar de 20 o 22 escaños.

Los populares dan por hecho que si Rivera sitúa a su partido en tercer lugar y consigue un grupo parlamentario poderoso preferirá facilitar el gobierno a Sánchez que a Rajoy. Sólo esperan su apoyo si la aritmética condena a Ciudadanos a facilitar un gobierno del PP porque sus escaños sean un complemento indispensable para garantizar un mínimo de estabilidad política. Es la cuadratura del círculo del optimismo de Rajoy: 150 diputados y un Rivera con menos humos.

Durante esta semana, Mariano Rajoy ha transmitido, o intentado transmitir, a los dirigentes del partido más próximos su habitual tranquilidad frente las situaciones de crisis. Esta vez lo ha hecho en plena tormenta de división interna en el Gobierno y en el partido, un drama que a los más veteranos les recordaba el arranque de los peores tiempos de la UCD.

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