El caos griego acelera la hoja de ruta de Rajoy para dinamitar el pacto Sánchez-Iglesias
Aprobar los Presupuestos del Estado antes de octubre sería un golpe de seriedad institucional frente a la amenaza del ascenso del referente de Syriza, Podemos, y su alianza con el PSOE
La crisis griega también marca la agenda política en España, no sólo la económica. La incertidumbre creada en la zona euro con el órdago de Alexis Tsipras ha reforzado en el Gobierno la idea de que conviene adelantar la presentación del proyecto de Presupuestos y garantizar que las cuentas del Estado estén aprobadas antes de que termine la legislatura a principios de octubre. Seríala mejor muestra deestabilidad y garantía para la recuperación económica de España ante la UE y los mercados. Y un golpede seriedad institucional, piensan en Moncloa,frente a la amenaza del ascenso del referente local de Syriza, Podemos,y sus pactos con el PSOE de Pedro Sánchezen comunidades autónomas y ayuntamientos que pueden ampliar en otoño para llegar a la Moncloa.
"O el PP o el caos griego de la apuesta por el déficit y la negativa a las reformas aunque suponga salir del euro": eseserá de cualquier forma el mensaje de Mariano Rajoy para las próximas semanas, según vayan las negociaciones entre la UE y el Gobierno populista heleno. De momento, los acontecimientos del 'corralito'en Grecia y sus consecuencias en España retrasarán que se haga público el calendario de presentación del proyecto de Presupuestos que la oposición reclama para organizar sus vacaciones, si es que al final las tienen. El Gobierno siguesin comunicar sus planes a las Cortes y tampoco lo hará esta semana, aunque sí tiene previsto que el Consejo de Ministros del próximo viernes dé el primer paso para aprobar las cuentas del Estado al fijar el techo de gasto.
"Syriza es Podemos y el PSOE ha optado por darles poder con sus pactos", soltó Rajoy desde la sede nacional del PPpara empezar a sacar partido en clave nacional de la crisis que ha desencadenado el pulso entre la UE yla izquierda populista enGrecia. En la medida que en que se haga más patente el desastre en ese país, más munición tendrá el Gobierno contra la oposición emergente de Pablo Iglesias y la tradicional de Pedro Sánchez. Podemos y PSOEestán unidos después delas elecciones del 24-M por los pactos anti-PP en toda España que conllevan compromisos en comunidades y ayuntamientos del estilo Syriza: más gasto público, desprecio por el déficit, la deuda yel equilibrio presupuestario y exigencia de más financiación, en este caso "al Estado".
Pedro Sánchez, callado de momento
Sánchez está informado por Rajoy de las interioridades de las negociaciones de la UE con las autoridades griegas y del cierre de filas de los Gobiernos europeos (de centroderecha y socialdemócratas) para que Tsipras cumpla con las reglas, pero sigue guardando silencio en un debate en queno le interesa nada entrar. Su socio Iglesias se ha alineado incondicionalmente con Syriza y él prefiere quedarse descolgado. De momento.
Frente a la previsible alegría de las ofertas electorales que hará la izquierda a partir del verano, el Gobierno –según piensan en el PP–tiene en su mano presentar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado "rigurosos y detallados", por primera vez expansivos desde que empezó la crisis económica, que serían, insisten los 'populares', un compromiso con los electores mucho más serio que cualquier programa. Sobre todo si se encarrilan durante el verano y queda claro que entraríanen vigor el 1 de enero, con sus subidas de pensiones y restitución de pagas completas para los funcionarios.
El secretario general del PSOE está todavía sin programa ni discurso económico a a la espera de que Jordi Sevilla y los demás expertos llamados a asesorarle elaboren algún borrador con alternativas. Le viene mal meterse en un debate parlamentario, y más si la crisis en Grecia deja en evidencia los problemas que da su empeño en derogar todas las reformas, incluidas las económicas, que ha acometido Rajoy en el Gobierno. Como el jefe del Ejecutivo recuerda, en un trimestre, con lallegada al poder de Tsipras en lugar del anterior gabinete de centro derecha, Grecia ha pasado de tener una previsión de crecimiento del 3 por ciento a otrarecesión y ahora al "corralito".
El Ejecutivo tenía ya decidido convertir en septiembreese proyecto en la mejor oferta de mantenimiento de la recuperación económica y crecimiento de empleo para el año próximo. Un trabajo que quedaba hecho aunque no diera tiempo a aprobar el proyecto, dado que requiere un mínimo de entre 6 y 7 semanas de trámites parlamentarios. Siempre se podía recuperar a principios de la próxima legislatura. Ahora, con el caos en Grecia pueden tener más sentido las prisas ante un Sánchez descolocado y un Iglesias contrario a la Unión Europea.
"No estamos preocupados"
En clave económica, en fuentes gubernamentales aseguran que las tesis expuestas públicamente porLuis de Guindos, según las cuales España está blindada ante un posible contagio heleno, son compartidas sin fisuras por el Ejecutivo. “No estamos preocupados. ¿Puede tener un efecto? Indudable, pero muy poco”, exponen, dejando claro que los 26.000 millones de euros que España tiene comprometidos con Grecia, especialmente los 18.000 aportados en garantías para que se le concedieran préstamos, no tendrían que ser puestos sobre la mesaipso facto. Y es que, previamente, procedería determinar el alcance del impago y el porcentaje que toca asumir al Estado español, un proceso que, en todo caso, tampoco sería rápido.
Incluso en los departamentos económicos del Gobierno se va más allá. De hecho,sotto voceno falta quien desliza sin ambages que el problema no es la salida de Grecia de la Eurozona, sino más bien queen su momento se ladejara entrar. Todo un mensaje de tranquilidadque también abona la tesis de que en nada perjudica al Ejecutivo desde el punto de vista electoral la deriva mostrada por el Gobierno heleno en las últimas fechas. En esta línea, se critica sin paliativos el doble lenguaje –y las idas y venidas–del primer ministro griego,Alexis Tsipras, en sus interacciones con las instituciones comunitarias, así como la irresponsabilidad con que ha afrontado la última etapa de las conversaciones, con la convocatoria de un referéndum.
En este sentido, el mensaje es que, si Grecia se va del euro, el núcleo duro de países europeos podrá manejar su exclusión sin problemas. Otra cosa es cómo lo digiere el propio afectado. Desde el Ejecutivo españolse insiste enlos sinsabores que trae consigo la deriva populista. En este sentido, se subraya cómo los griegos empezarían a jugar en otra liga, en la que figuran países como Venezuela. “Se está cometiendo una enorme irresponsabilidad”, se remacha. Ni se contempla la opción de que Tsipras pueda declararse triunfador e impulsar el caso de Podemos si cierra un acuerdo in extremis, tras desafiar y llevar al límite el mantra de las políticas de la austeridad. Sólo en ese caso, la 'hoja de ruta' de Rajoy se complicaría de golpe.
La crisis griega también marca la agenda política en España, no sólo la económica. La incertidumbre creada en la zona euro con el órdago de Alexis Tsipras ha reforzado en el Gobierno la idea de que conviene adelantar la presentación del proyecto de Presupuestos y garantizar que las cuentas del Estado estén aprobadas antes de que termine la legislatura a principios de octubre. Seríala mejor muestra deestabilidad y garantía para la recuperación económica de España ante la UE y los mercados. Y un golpede seriedad institucional, piensan en Moncloa,frente a la amenaza del ascenso del referente local de Syriza, Podemos,y sus pactos con el PSOE de Pedro Sánchezen comunidades autónomas y ayuntamientos que pueden ampliar en otoño para llegar a la Moncloa.