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"¿De extrema derecha, ultras? ¡No somos nazis, ni queremos el exterminio!"
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"¿De extrema derecha, ultras? ¡No somos nazis, ni queremos el exterminio!"

Vox se crece en la campaña de las andaluzas tras concederle la encuesta del CIS un escaño por Almería. Sus previsiones es que están más cerca de conseguirlo en Sevilla o Málaga

Foto: Santiago Abascal, en el acto de Vox ayer en Málaga. (EFE)
Santiago Abascal, en el acto de Vox ayer en Málaga. (EFE)

Vox es el Podemos de enero de 2015, aquel fenómeno transversal en el que desencantados del bipartidismo vieron en la formación morada algo nuevo, gente/ciudadanos de izquierdas, centro o incluso de la derecha a los que no les gustaba ni el PP ni el PSOE. Ciudadanos (versión nacional) aún no existía. Podemos no tuvo al principio muy clara su ideología. Vox, en cambio, un partido emergente, la gran sorpresa de la temporada política, siempre la ha tenido clara. Diáfana.

"¿Extrema derecha, ultras? No somos nazis, ni queremos el exterminio", quiere resaltarlo José Luis Jiménez, de 46 años. Ana, limpiadora, de 32 años, pide que salgan los tanques. Sí, esto también se oye en los mítines de Vox. Porque hay muchos 'voxes'. Empresarios, gente acomodada, los de la banderita en la muñeca, pijos de toda la vida, funcionarios, y gente que apenas llega a fin de mes, taxistas cabreados. La misma transversalidad social que el Podemos de 2015. Y en las antípodas ideológicas, claro está.

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Vox quiere reunir en la Plaza de la Marina, el espacio que comunica la calle Larios con el Puerto de Málaga, a 3.500 personas. Según la organización, lo consiguen. Bingo: "Se superan las 3.500". La Policía dice que no: "1.000 o 1.100". "¡Viva Andalucía, viva Málaga, viva España!", lanza José Enrique Lara, presidente provincial de Vox, que interviene enfatizando lo de 'Esssspaña'. Y luego dice: "¡Adelante!". Parece más bien una arenga a los reclutas que una intervención política. Ese estilo.

Foto: Intervención de Santiago Abascal en Plaza de la Marina de Málaga (Agustín Rivera).

Un nublado cortito de sol. Lo mismo el abrigo sobra que la bufanda es necesaria ya. El tiempo cambia por minutos. "No somos la extrema derecha, sino la extrema, la extrema… Decid conmigo...", dice Eugenio Moltó el número 1 de Málaga al Parlamento de Andalucía. Y el público contesta: "Extrema… necesidad".

"Se gastan el dinero en gambas"

Eugenio Serrano, candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, fue juez y ahora es abogado. Subraya el clientelismo del PSOE. "Ellos, se presente quien se presente, ya tienen un millón y medio de votos. Eso es hacer trampas y se gastan el dinero en gambas". La limpiadora apostilla cada frase de los participantes. Empieza su particularísimo manual para señoras de la limpieza versión malagueña con esta: "Somos la última mierda de España".

En Vox son muy de Reconquistas, de motes (llaman a Pablo Iglesias 'Pablo Mezquitas', también 'El marqués de Galapagar') y de citas a su gusto y semejanzas. "Don Quijote habría votado a Vox igual que Sancho después de escucharlo a él". Así remata Serrano su intervención antes de dar paso al secretario general del partido, Javier Ortega. "¡Bienvenidos, resistencia!".

Alerta de que la unidad de España está en riesgo. No quieren entrar en compadreo ni trueque de asientos. Ortega mezcla conceptos: "No tenemos complejos ni ataduras". "Nos tienen miedo". "Cuidado con crear en España una teocracia como en Irán". "Se equivocan los medios de comunicación que pretenden callarnos o equivocarnos".

Y a las 12.43 horas arranca 'El Cid Campeador'. Ese no es otro que Santiago Abascal. Gritos de "presidente, presidente". España como patria.

Quien no se calla es la limpiadora: "¡Qué monstruo el tío! ¡Tiene un palique! ¡Cómo habla de bien!". Desde arriba de la cercana noria se podrá divisar una panorámica de los concentrados en la plaza. Hay un hombre de unos 40 años, con barba, gafas de sol y que viste un jersey gris que no para de ondear, muy despacio, de derecha a izquierda, una y otra vez, la bandera española. Descansa unos segundos y vuelta y vuelta.

Y a las 12.43 arranca 'El Cid Campeador'. Ese no es otro que Santiago Abascal. El de la bandera toma la enseña con un movimiento un pelín más veloz para que el jefe le vea. Gritos de "presidente, presidente". España como patria. "La España que madruga".

Recuerda el "hito histórico" de Vistalegre. "Nos han llamado fascistas y sabemos lo que queremos". Para Abascal, Pedro Sánchez es un presidente "legal, pero ilegítimo". "Hijo de…", dice alguien del público. Por allí también está el ayudante de Mocito Feliz con un peto verde, no se sabe si como vigilante o fan. Más bien ambas cosas. "Nos roban y se lo gastan en putas", apostilla la limpiadora.

Deportación de inmigrantes

En el discurso de la inmigración creen a pies juntillas. "Al que no venga con papeles, no le abramos nuestras puertas". En su programa resaltan: "Deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave. Revisión de los tipos penales para combatir a las mafias de la inmigración ilegal".

Ciudadanos es la "derecha blandita y acomplejada", resaltan. Quieren cambiar el antiguo PER, (ahora denominado Plan de Fomento del Empleo Agrario, el PFEA), eliminar la Junta de Andalucía (o sea, gobernar y luego dinamitar la institución), además de un plan especial de protección tanto para la tauromaquia como para la Semana Santa. Lanzaron guiños a varias imágenes procesionales de Málaga.

No quieren avisar de sus actos. Se trata de evitar incidentes como el de Murcia. Las convocatorias son muy limitadas

Cuando acaba el mitin, un jubilado de 80 años avanza ya por un lateral del Parque. Ha servido como escolta para Adolfo Suárez y Felipe González, en su opinión, "los dos mejores presidentes que ha tenido este país". Se siente entusiasmados ante lo que acaban de oír. Ha sido guardia civil, lleva una banderita preconstitucional en el jersey y sufrió varios atentados en los ochenta. Habla de Paracuellos, Venezuela, ETA, Bildu… un batiburrillo de argumentos. Es partidario de la pena de muerte.

La organización del mitin recoge los bártulos. Fuentes de Vox consultadas por El Confidencial subrayan que no quieren avisar de sus actos. Se trata de evitar incidentes como el de Murcia, donde ultras de izquierda les dijeron que les matarían como "Paracuellos". Las convocatorias son muy limitadas. Creen que son "un partido político tendencia" y que se demostró hace unos días en Sevilla cuando Santiago Abascal estuvo rodeado de jóvenes cuando intentaba tomarse cañas por el centro de la capital andaluza.

Abascal montando a caballo

"¿Sabes la ventaja que tenemos nosotros? Que no tenemos que cambiar el discurso político, que lo podemos aplicar en todos los sitios por igual. No hay que cambiar las medidas a adoptar, sino el ejemplo. Aquí hay una inmigración desbocada y en sitios como el Campo de Gibraltar y la zona de Motril vamos a conseguir muchos votos por este motivo", asegura un portavoz del partido a este diario.

Consideran que el polémico vídeo en el que se ve a Santiago Abascal montado a caballo se trata de una "defensa del campo andaluz". "En Vox hay gente de todos lados y condición social, de mucho callo y madrugón". Y añade: "Vamos a pecho descubierto y nos encanta".

Vox es el Podemos de enero de 2015, aquel fenómeno transversal en el que desencantados del bipartidismo vieron en la formación morada algo nuevo, gente/ciudadanos de izquierdas, centro o incluso de la derecha a los que no les gustaba ni el PP ni el PSOE. Ciudadanos (versión nacional) aún no existía. Podemos no tuvo al principio muy clara su ideología. Vox, en cambio, un partido emergente, la gran sorpresa de la temporada política, siempre la ha tenido clara. Diáfana.

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