El PSOE no negociará “con el nombre de Chaves” y Ciudadanos dirá no a Díaz
La investidura de la candidata socialista es casi imposible el viernes, pero los socialistas aseguran que agotarán todas las vías de diálogo hasta el último minuto
El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha puesto nombre propio al “escollo” para dar luz verde a la investidura de Susana Díaz: Manuel Chaves. La marcha atrás de este partido quedó clara durante la sesión parlamentaria. Por si acaso, el dirigente catalán se dedicó a afianzar el voto de su grupo en el no si el expresidente de la Junta, imputado en el caso ERE por el Supremo, no pone por escrito “fecha y hora” a su salida de la política. Su candidato en Andalucía, Juan Marín, pese a la conciliadora intervención que hizo en el Parlamento autonómico un día atrás, insistió en que votarán no en segunda vuelta. “Somos nuevos, no novatos –aseguró–;no daremos un cheque en blanco”. A la vez ha negado instrucciones de Rivera para explicar la nueva dureza en sus posiciones.
El no de Ciudadanos ya es un hecho. El PSOE no ha respondido públicamente a este nuevo envite. En privado sí dejan claro que no piensan “negociar con el nombre de Chaves”. Aseguran que el anuncio de la retirada de la vida pública del exdirigente del PSOE, que ha dicho que no repetirá en las listas en las próximas elecciones generales, colmó las exigencias de Ciudadanos y Podemos y no piensan reabrir un tema doloroso para el partido que además cuesta muy caro internamente.
La carta del antecesor de Susana Díaz, José Antonio Griñán, poniendo su escaño como senador a disposición del PSOE para desbloquear las negociaciones de la investidura empujó a Chaves a hacer un anuncio público en términos similares. Ambos han puesto fecha de caducidad a su vida política. Ciudadanos se anotó el tanto. Podemos también. Ahora, a 24 horas de la nueva votación en el Parlamento, la investidura de la candidata socialista parece volver a la casilla de salida.
Las presiones internas para que los expresidentes del PSOE movieran ficha provocaron una división en el partido entre los jóvenes y los nuevos. Además, elevaron las tensiones siempre abiertas entre la dirección andaluza y Ferraz. Susana Díaz se ganó la reprobación pública de Felipe González. Chaves denunció un “chantaje”. Cualquier paso que pueda agitar estos lodos está descartado “absolutamente” desde las filas socialistas. “Y si hay elecciones, que las haya”, advierten. No quieren ni responder públicamente a la demanda de Albert Rivera. Vuelven a asegurar que la línea roja está en fijada en el momento en el que hable el Tribunal Supremo por el caso ERE. Si hay suplicatorio e imputación de delitos a los expresidentes, añaden, se les pedirán las actas. No se sabe cuándo se pronunciará el Alto Tribunal.
Los socialistas admiten que es casi imposible que Susana Díaz salga investida presidenta el próximo viernes. El pasado fin de semana lo daban por hecho. También aseguran que han trasladado a Ciudadanos que no habrá firma del pacto anticorrupción. No se firmará ningún documento, señalan, hasta que Díaz sea investida presidenta. Ambos partidos aseguraron que se rubricaría con toda solemnidad y por los primeros espadas en esta semana. Si Ciudadanos no garantiza una abstención, no habrá ninguna puesta en escena y las medidas, señalan desde el PSOE, están ya recogidas en el programa de gobierno que la socialista presentó a la Cámara.
Los teléfonos siguen sonando. El intercambio de mensajes y llamadas existe. Las reuniones se han retomado con el Partido Popular, que ha estado ausente de las negociaciones en la última semana. “Vamos a agotar todas las vías de comunicación y diálogo. Hasta el último minuto”, asegura un dirigente del PSOE andaluz. Evitan cargar las tintas contra ningún partido porque no quieren dar motivos para alejar aún más un acuerdo. Desde la cúpula del partido hablan de “vértigo” y de “un antes y un después” en el diálogo con los nuevos grupos desde el pasado lunes. Hay prudencia. Indignación contenida. Y esperanza en que algún nuevo gesto recoloque de nuevo las fichas del tablero. Susana Díaz acusó a la oposición de “bloquear la investidura” y de estar pendientes de sus “cálculos electorales” ante el 24 de mayo.
Socialistas y populares se sentaron la mañana del miércoles en el Parlamento e intercambiaron información. Como anunció su líder, Juan Manuel Moreno Bonilla, el PP entregó 146 medidas para el diálogo que resumen básicamente su programa electoral. No se moverán hasta que pasen las municipales. Con Podemos hay un “apagón” en la comunicación. “No cogen el teléfono”, aseguran desde el PSOE. La interlocución se limitó a un intercambio público de documentos. Los servicios jurídicos del Gobierno andaluz aseguran que la condición de Podemos de retirar los depósitos públicos de los bancos que desahucien es “ilegal”. Desde este partido replican con un contrainforme que enmarca la condición dentro de la ley. Hay división interna en el partido morado y, mientras que la dirigente andaluza, Teresa Rodríguez, amaga con consultar a las bases, el secretario de Organización nacional, Sergio Pascual, dice que “no será necesario” porque votarán no.
El viernes se cierra el primer ciclo tras el arranque de las municipales y curiosamente con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en Sevilla. Salvo sorpresa de última hora serán de nuevo 62 noes frente a 47 síes. A partir de entonces quedan dos meses. Hasta el 5 de julio pueden intentarlo tantas veces como quieran para desbloquear a Susana Díaz. Si no, elecciones en septiembre. La estrategia inicial del PSOE hablaba de forzar tantas votaciones como fueranposibles para erosionar a la oposición. Ante el desgaste que puede sufrir la propia líder socialista, ahora aseguran que eso no está decidido.
El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha puesto nombre propio al “escollo” para dar luz verde a la investidura de Susana Díaz: Manuel Chaves. La marcha atrás de este partido quedó clara durante la sesión parlamentaria. Por si acaso, el dirigente catalán se dedicó a afianzar el voto de su grupo en el no si el expresidente de la Junta, imputado en el caso ERE por el Supremo, no pone por escrito “fecha y hora” a su salida de la política. Su candidato en Andalucía, Juan Marín, pese a la conciliadora intervención que hizo en el Parlamento autonómico un día atrás, insistió en que votarán no en segunda vuelta. “Somos nuevos, no novatos –aseguró–;no daremos un cheque en blanco”. A la vez ha negado instrucciones de Rivera para explicar la nueva dureza en sus posiciones.
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