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Rivera cita a Guerra: “A Andalucía no la va a conocer ni la madre que la parió”
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apela a suárez y al espíritu de la transición

Rivera cita a Guerra: “A Andalucía no la va a conocer ni la madre que la parió”

El líder de Ciudadanos, decisivo en el futuro Gobierno según las encuestas, marca condiciones intangibles al PSOE para pactar: “Tienen que pedir perdón, entonar el mea culpa”

Foto: Albert Rivera, en uno de los mítines de la campaña de las elecciones en Andalucía. (Efe)
Albert Rivera, en uno de los mítines de la campaña de las elecciones en Andalucía. (Efe)

Albert Rivera va de Adolfo Suárez y cita a Alfonso Guerra, “gran orador, buena cabeza”, dice del exdirigente del PSOE. Augura que, si Ciudadanos llega a la Junta, “a Andalucía no la va a conocer ni la madre que la parió”. El de hoy es uno de los actos centrales de su partido en la campaña de las andaluzas. En una sala de hotel, hay gente de mediana edad, clase media alta, sin banderas ni otras parafernalias típicas de los mítines a la vieja usanza. Reivindican que son la nueva política, la del siglo XXI. Pero no todo es tan distinto. Sí que hay regidor, que indica los aplausos, y escaleta con los minutos que tendrá cada participante sobre el escenario.

El público es moderado, atento. Rivera da titulares y cortes de radio como churros. Se despide diciéndole a los asistentes que son sus “jefes”, que “quien paga, manda” y que está “a su servicio”. Acto seguido, los miembros de su equipo de seguridad le montan un pasillo para que salga del acto y él da instrucciones de por dónde quiere pasar. Se para hacerse algunos selfies. Viste traje gris, corbata en tonos azules, camisa impecablemente blanca. Las señoras susurran sobre lo elegante que es y lo bien que habla. “Es como Adolfo Suárez en sus mejores tiempos”, le dice una a otra mientras lo observan a escasos metros. Ayer en Cádiz lo comparaban con Kennedy.

Ciudadanos es, atendiendo a las encuestas, la verdadera sorpresa de las elecciones andaluzas del 22 de marzo. De ser un partido residual, sin infraestructura en Andalucía, una amalgama de pequeños grupos independientes integrados en el proyecto de un catalán que peleaba contra el nacionalismo en su comunidad, han pasado a ser la fuerza decisiva, el partido que puede tener la llave para formar el futuro Gobierno andaluz en un pacto con el PSOE.

“Los bisagristas”, dijo el presidente Mariano Rajoy. Se ha comido a UPyD y puedeestar llevándose a muchos votantes del PP a sus filas. El candidato andaluz, Juan Marín, no es, ni mucho menos, la estrella del acto. Podría ser más bien el suplente, como mucho nominado a actor secundario. El eurodiputado Javier Nart, el mismo que fue investigado por tener cuentas en Suiza que achacó a una herencia, va de malo de la película. Pone el toque agresivo frente a tanto espíritu de concordia. Conserva la misma lengua afilada con la que se hizo famoso en programas como Crónicas marcianas. Reparte a diestro y siniestro.

Sin mea culpa, no hay pacto

Todavía queda saber qué dirán las urnas, si las encuestas se equivocan o están en lo cierto y Ciudadanos llega a tener un grupo parlamentario en Andalucía de diez o más diputados. También queda por saber qué papel tendráen la composición de un futuro Gobierno andaluz. Rivera, que se juega su carrera política como futuro candidato en unas generales, pone condiciones intangibles para pactar con el PSOE. Advierte de que a lo largo y ancho de España podrán aliarse con unos u otros en función de las respuestas que den a las preguntas que ellos les lancen. “Tienen que ser humildes, entonar el mea culpa, porque si no hay mea culpa y no hay perdón, no hay pacto”, advierte el líder de Ciudadanos. Se refiere a la corrupción y menciona a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

“Igual me equivoco y lo que quieren los ciudadanos es que Griñán y Chaves sigan en sus escaños, pero me atrevo a decir que no, que quieren que se vayan a su casa y se defiendan en primera instancia”. Aquí las condiciones empiezan a tomar forma. “Te llames Matas, Borbón, Urdangarin o Chaves”, insiste al hablar de la presencia de imputados en la vida pública. Resume la diferencia entre la vieja y la nueva política usando a Felipe González, que en una entrevista en El País de este domingo se negaba a que los imputados salgan de las listas electorales.

“La vieja política piensa en los pactos, en el intercambio de sillas, estarán pensando: 'A ver qué les podemos ofrecer'... Pues no hay nada que nos puedan ofrecer, ni cargos de confianza, ni dinero, ni puestecitos, ni paguitas. Esos recursos para comprar voluntades con nosotros no funcionan”, asegura. Rivera apela en varias partes de su intervención al espíritu de la Transición, a los políticos del 77 y 78 que reconciliaron a los españoles. Se refiere a Suárez, a González, a Carrillo, “gente de Estado que se puso de acuerdo”. “Tenemos que volver a ser estadistas y no políticos al uso”, señala.

Utiliza términos como “nueva Transición o renacimiento civil”. Se muestra convencido de que las elecciones andaluzas estrenarán un nueva cultura política en España, la que obligará a pactar y a tejer alianzas. Sus “enemigos”, dice, son la corrupción y el paro, los de PSOE y PP son “adversarios” políticos. “Cambien la mentalidad”, pide. Le recrimina a Pablo Iglesias que insultara a Susana Díaz en el mitin que Podemos celebró el sábado en Málaga. Le advierte de que eso es solo “copiar la vieja política”. Presenta a Ciudadanos como “el original” y a Podemos como “la mala copia”.

Rivera confiesa que no le gusta perder “ni al parchís”. El candidato andaluz, Juan Marín, teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con un pacto con el PSOE los últimos ocho años, insiste en que “Ciudadanos noha pactado con el PSOE, no ha pactado con el PP. El único pacto y el único compromiso es con ustedes, los ciudadanos”. Es la gran contradicción de este partido, a la que se aferra el PP para frenar una fuga de sus votantes, la advertencia de que en Andalucía, Ciudadanos pactará con los socialistas porque su candidato ya es socio de este partido.

La sombra de la corrupción

El eurodiputado Javier Nart habla claro: “Aquí en Andalucía se han producido los acontecimientos más repulsivos dentro de la corrupción, como robar a los parados”, advierte. Se burla de uncandidato del PSOE en Almería que comparó a la comunidad con “un oasis” de los servicios públicos. “Para mí es una letrina”, asegura, ácido. Se ceba con la socialista Susana Díaz. Habla de “cacicato”, “régimen”, “califato”. Hace un retrato apocalíptico del pueblo andaluz, bajo “las ubres” y “el maná” del socialismo. “Que no piensen en el PSOE con quién se van a aliar para seguir haciendo lo mismo. Con nosotros no, jamás, nunca”, proclama.

Quizás se tenga que comer sus palabras dentro de un mes o quizás no sabe que Marín ya gobierna con el PSOE. Pero si no tiene piedad con los socialistas, tampoco lagasta con el PP. Da “infinitas gracias” a “tres seres magníficos” que, “en un alarde de inteligencia y brillantez” le están haciendo la campaña a Ciudadanos. Habla de Carlos Floriano, Rafael Hernando y el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz. De este último asegura que dijo algo “incomensurable”, por arremeter contra “un personaje abyecto que se llama Albert”. Quizás uno de los grandes errores del PP esta campaña.

Todo esto en el mismo acto de poco más de hora y media. Rivera el carismático, el que va de estadista, el nuevo Suárez, el que no tiene enemigos políticos sino adversarios, el que avisa de que hay que abrir la mente einaugurar una nueva política de pactos y alianzas para cambiar las cosas. Nart el impertinente, el duro, el que tira a matar, el que incumple la máxima de su jefe de que no hay que responder con insultos. Y Marín, el candidato que lleva ocho años gobernando con el PSOE en una localidad gaditana, en un papel secundario, que confiesa que está deseando que pase la campaña para darse un paseo por la playa de Sanlúcar. A la salida, una chica que todavía no ha cumplido los 40 le dice a su acompañante: “Pues me ha quedado claro. Voy a votar a Albert porque, total, al PP ya lo va a votar mucha gente”. A ella la ha convencido.

Albert Rivera va de Adolfo Suárez y cita a Alfonso Guerra, “gran orador, buena cabeza”, dice del exdirigente del PSOE. Augura que, si Ciudadanos llega a la Junta, “a Andalucía no la va a conocer ni la madre que la parió”. El de hoy es uno de los actos centrales de su partido en la campaña de las andaluzas. En una sala de hotel, hay gente de mediana edad, clase media alta, sin banderas ni otras parafernalias típicas de los mítines a la vieja usanza. Reivindican que son la nueva política, la del siglo XXI. Pero no todo es tan distinto. Sí que hay regidor, que indica los aplausos, y escaleta con los minutos que tendrá cada participante sobre el escenario.

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