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El PSOE de fiesta en la toma de posesión de Susana Díaz y la oposición ausente
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El PSOE de fiesta en la toma de posesión de Susana Díaz y la oposición ausente

Zapatero, Bono, Sánchez... la presidenta de Andalucía reúne a lo más granado del socialismo, a pesos pesados del mundo económico y a representantes de la Iglesia en un multitudinario acto

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, recibe la felicitación de Juan Marín, de Ciudadanos, este jueves. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, recibe la felicitación de Juan Marín, de Ciudadanos, este jueves. (EFE)

Más de 400 invitados y una sala abarrotada por personalidades de la política, el mundo económico o la Iglesia mezclados con los nuevos y flamantes alcaldes socialistas junto a familiares de una Susana Díaz exultante en su octavo mes de embarazo. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, diputado por Sevilla, fue el principal representante del PP en el acto de toma de posesión como presidenta de la Junta que ha tenido lugar en el Parlamento andaluz. Ninguno de los líderes de la oposición en Andalucía asistió al acto, salvo el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Todos depositaron su representación en los miembros de la Mesa del Parlamento. Señal inequívoca de una legislatura dura y crispada, que Díaz afrontará con un gobierno en minoría. Una realidad que asumió en su discurso cuando aceptó que "muchas cosas no podrán ser como antes" y ante la que garantizó que será "la presidenta de todos y de todas". "No es una declaración retórica", insistió, "es mi guía de actuación como presidenta y que exigiré al conjunto del gobierno que presida".

"Estos días pasados hasta la investidura no han sido los mejores, tenemos que aprender a asumir errores", dijo Díaz, que hasta ahora se había resistido a admitir la dureza de estos casi tres meses bloqueada por la oposición sin poder formar gobierno. Sus padres atendían en primera y para ellos quiso también tener unas palabras de reconocimiento. Fue una de las pocas licencias personales que se permitió en un discurso de manual, mucho más contenido que el que entonó cuando tomó posesión hace tres años. Entre tanto público hubo tres grandes ausencias. Faltó el expresidente Felipe González, que estaba en la lista de invitados, y los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, barridos de la vida pública y del entorno de Susana Díaz por el caso de los ERE.

Un día después de la constitución de los ayuntamientos y de que se consagrara un mapa político que exhibe la debacle del PP y la apertura de un nuevo tiempo político, los socialistas acudieron a la toma de posesión de Susana Díaz a sacar pecho. El expresidente José Rodríguez Zapatero, José Bono, Manuel Marín, rostros del pasado inmediato del PSOE como Elena Valenciano, Trinidad Jiménez y Pepe Blanco. El secretario general Pedro Sánchez y el candidato del PSOE en la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, y en Castilla La Mancha, Emiliano García Page. Los expresidentes andaluces Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, junto a sus homólogos en el Parlamento andaluz. Y entre quienes recibieron mayores felicitaciones los flamantes alcaldes socialistas en Andalucía, Juan Espadas (Sevilla), Isabel Ambrosio (Córdoba), Mamen Sánchez (Jerez), Gabriel Cruz (Huelva). El arzobispo de Sevilla y el presidente de Iberdrola también estaban entre los invitados.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tuvo palabras de agradecimiento para todos los que permitieron el sábado tomar posesión a los nuevos alcaldes socialistas en España y garantizó que cumplirán "hasta la última letra del contrato político" que figura en los programas electorales de su partido. Era un mensaje claro frente a las acusaciones de radicalidad y de pactos imposibles del PP. Sánchez se mostró convencido de que ahora le toca a él ser el protagonista del otro cambio en España, el que debe decidirse en las generales, y eludió a toda costa responder sobre la falta de apoyo de Susana Díaz en su carrera hacia las primarias. Tampoco quiso decir si al final se medirá o no con otros aspirantes socialistas. "Susana Díaz es una excelente compañera", repitió.

Más de 400 invitados y una sala abarrotada por personalidades de la política, el mundo económico o la Iglesia mezclados con los nuevos y flamantes alcaldes socialistas junto a familiares de una Susana Díaz exultante en su octavo mes de embarazo. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, diputado por Sevilla, fue el principal representante del PP en el acto de toma de posesión como presidenta de la Junta que ha tenido lugar en el Parlamento andaluz. Ninguno de los líderes de la oposición en Andalucía asistió al acto, salvo el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Todos depositaron su representación en los miembros de la Mesa del Parlamento. Señal inequívoca de una legislatura dura y crispada, que Díaz afrontará con un gobierno en minoría. Una realidad que asumió en su discurso cuando aceptó que "muchas cosas no podrán ser como antes" y ante la que garantizó que será "la presidenta de todos y de todas". "No es una declaración retórica", insistió, "es mi guía de actuación como presidenta y que exigiré al conjunto del gobierno que presida".

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