Arquitectura & Diseño

El nuevo hospital privado de Ciudad Lineal y el fin de la utopía de Arturo Soria

Por Alberto G. Luna
Arturo Soria y la Ciudad Lineal

Arturo Soria vislumbró, hace más de 100 años, una Ciudad Lineal en la que pudieran convivir ricos y pobres, con todo tipo de servicios municipales. Hoy, la calle que lleva su nombre no cuenta con un solo hospital ni Instituto de Educación Secundaria públicos. La lista de los privados, por contra, sigue creciendo

El 6 de marzo de 1882 Arturo Soria publicó un artículo en el diario El Progreso en el que, por primera vez, hablaba de una Ciudad Lineal. Por aquel entonces no era extraño que el urbanista escribiera en el periódico de ideología republicana. De forma habitual comentaba temas de interés general en la sección Cosas de Madrid: desde accidentes de tráfico hasta asuntos de índole urbanística, siempre bajo un punto de vista muy personal.

El texto en cuestión criticaba las propuestas de reforma de la ciudad de Madrid, al mismo tiempo que promovía la construcción de una urbe nueva:

"Hay que optar, pronto y resueltamente, entre remendar el plano defectuoso de Madrid, o hacer uno nuevo. Esto último es más fácil, sencillo y económico de lo que a primera vista parece. Debería consistir en una sola calle de 500 metros de anchura y de la longitud que fuere necesaria. Pónganse en el centro ferrocarriles y tranvías; cañerías para el agua, el gas y la electricidad; estanques; jardines; y pequeños edificios destinados a diferentes servicios municipales de incendios, sanidad, seguridad y limpieza para afrontar los complejos problemas que engendra la vida urbana de grandes masas”.

A diferencia de las monstruosas ciudades modernas en las que el precio más alto de la vivienda suele estar en el centro y desciende, siguiendo la tétrica lógica de los círculos concéntricos, hasta llegar al extrarradio; el urbanista proponía una ley que impidiese "que unas cuantas personas monopolicen la propiedad hasta darle un valor ficticio y aumentar escandalosamente su precio, que una explotación injusta y desconsiderada contribuya a construir viviendas incómodas, tristes y carisimas”.

Supongo que a estas alturas de la utopía de nuestro querido Arturo Soria se estarán partiendo de risa porque, efectivamente, nada de lo que soñó en su día ha ocurrido.

En el número 82 de la calle Arturo Soria se erigen actualmente dos grandes grúas sobre un gran solar desde el que entran y salen de forma constante camiones cargados de escombros. En esta parcela donde antiguamente se ubicaba el Hospital Militar del Aire, se levantará un nuevo hospital privado a pesar de las quejas vecinales que reclamaban servicios públicos. El centro sanitario se sumará a los otros también privados que ya hay en esta misma calle como el Hospital Universitario Vithas Madrid, el Vithas Internacional o el Hospital Viamed Fuensanta, entre otros. En Arturo Soria no hay ni un solo hospital público. Para la Comunidad de Madrid, no hace falta. Pero sí privados, seis concretamente. Que serán siete dentro de poco.

El solar, de 28.569 metros cuadrados, lo compró Bosetia Investments en 2019. Hace dos años la Comunidad de Madrid recalificó el suelo, que pasó de equipamiento singular a privado, “manteniendo en todo caso el uso dotacional de salud que ha tenido históricamente”.

Si uno recorre los seis kilómetros que conforman la calle también se podrá encontrar numerosos centros educativos, igualmente privados. El IES Arturo Soria —el único instituto público de Educación Secundaria— curiosamente no se halla en la calle que lleva su nombre, sino en la de Somontín, en el distrito de Hortaleza. Colegios públicos de Infantil y Primaria solo hay uno, el Joaquín Turina. La lista de privados, por contra, ronda en total la decena.

No hace falta ser un audaz urbanista para darse cuenta de que la propuesta de Arturo Soria era incompatible con la densidad que proponen la mayoría de ciudades. Los más críticos con él opinan que era un gran teórico, pero que muchas de sus grandes ideas eran difícilmente aplicables. Ahí tienen el tráfico rodado que trató de combatir: a día de hoy esa calle es intransitable por las mañanas y por las tardes, a la hora de la entrada y salida de la rueda del hámster. Igualmente, muchas de sus casas han terminado convertidas en edificaciones colectivas con apartamentos de 50 m2. Justo lo contrario a lo que él proponía.

El español no contó con la presión inmobiliaria y la especulación del suelo. Tampoco con la escasa cultura intelectual de la clase política, empequeñecida por las pasiones y los odios, falta de nobles y elevadas ideas.