PROTAGONISTAS

Kim Noble, la artista que es 12 mujeres

Por Sofía Guardiola

Kim Noble sufre desde la infancia trastorno de la identidad disociativa, aunque tardó casi dos décadas en ser diagnosticada. Varias de sus personalidades son artistas, y aunque sus estilos son completamente diferentes tienen en común el uso de la pintura como medio para expresarse

Múltiple, la película de M. Night Shyamalan, debió de ser uno de los mayores retos interpretativos que ha asumido el protagonista, James McAvoy, a lo largo de su carrera. En ella encarna a Kevin, un joven que posee 23 personalidades, cada una de ellas con su voz, sus rasgos, sus ideas, sus deseos e incluso distintas expresiones faciales. Algunas viven asustadas por otras, las hay que son esquivas, bondadosas o sádicas. Las hay, incluso, que parecen rastros del carácter de otras personas que Kevin ha interiorizado dentro de sí, y que ha convertido en parte de él.

Si debió ser complicado y delirante asumir este rol en una película, ¿cómo será vivir así realmente, con la enfermedad que tradicionalmente recibía el nombre de trastorno de personalidad múltiple, y que ahora ha pasado a denominarse de identidad disociativa?

Si tuviera que preguntárselo a alguien, escogería sin dudarlo a Kim Noble, la artista británica nacida en 1961 que convive con las personalidades de varias mujeres diferentes, de las que Kim es solo una de ellas. Como suele ocurrir en estos casos, narrados a veces desde la exageración y el morbo, la información sobre el número de personalidades que conviven dentro de Noble varía mucho según dónde leas su historia, e incluso hay fuentes que afirman que son más de 100 las personalidades, pero el número más recurrente es el de 12, sin duda más creíble, pues resulta complicado imaginar que un solo cerebro pueda crear y gestionar hasta la edad adulta un centenar de carácteres distintos en una misma persona.

A menudo, este tipo de desórdenes se adquieren a causa de traumas generados en la infancia, a menudo por abusos, que no son tratados correctamente. La personalidad, entonces, se fragmenta para lograr disociarse, para huir del dolor que está experimentando y de los flashbacks de lo sucedido, y eso fue precisamente lo que le sucedió a Noble. Durante su infancia sus padres fueron dos figuras ausentes que la dejaron con numerosas personas, tanto familiares o amigos como niñeras, algunos de los cuales abusaron de ella, haciendo que su infancia se convirtiera en un infierno no solo por estos hechos horribles como tal, sino también por la sensación de abandono y aislamiento, de no tener a nadie a quién recurrir ni un lugar estable que considerar su hogar.

Kim Noble

Posteriormente estuvo 20 años —desde sus 14— entrando y saliendo de hospitales psiquiátricos sin experimentar una mejoría real y sin obtener siquiera un diagnóstico, hasta que dio con doctores que se preocuparon por su caso y determinaron en 1995 que lo que sufría era un trastorno de identidad disociativa.

Aprendiendo a convivir con otras identidades

La enfermedad, que por fin tenía nombre, llevaba más de una década manifestándose en pérdidas de memoria que llevaban, a su vez, a que Noble fuese incapaz de gestionar y comprender su propia vida. A veces se encontraba, por ejemplo, yendo a trabajos a los que no recordaba haberse inscrito y que no sabía cómo había llegado a conseguir.

Todo se volvió más complicado en 1997, cuando tuvo a su hija Aimee. Algunas de sus personalidades sabían que estaban embarazadas y que eran madres, pero otras lo desconocían. Normalmente, las personas con este problema tienen una personalidad dominante, la que está más tiempo “presente”. En el caso de Aimee, fue criada por Bonnie, la personalidad dominante de ese entonces, que no obstante fue quedando en un segundo plano cuando, en terapia, comenzó a asumir su enfermedad y a entenderla. Entonces fue Patricia, otra de ellas, la que se hizo más presente.

Aunque le costó mucho asumir su maternidad y también su enfermedad, hizo muchos esfuerzos para comprender lo que le sucedía y para documentarlo, para tratar de “conocer” a las mujeres que la habitaban. Con el tiempo, afirma que logró entender que dentro de ella no “nacieron” nuevas personalidades, sino que lo que ocurre a quien sufre este mal es que su personalidad completa se hace pedazos, se separa, pero todo parte de un mismo todo que ya estaba ahí antes de experimentar los abusos y el trauma.

Sin embargo, a pesar de que cada una tenga su nombre y apellido, su edad —cuando la que se manifiesta es Ria Pratt, por ejemplo, cree que es una niña de 13 años— y su carácter, muchas de las personalidades de la mujer son artistas, aunque pintan con estilos y temáticas muy diferentes.

Del hospital psiquiátrico a las exposiciones

En 2004 Noble comenzó a asistir a un taller de pintura terapéutica, la que fue su única formación artística, al igual que ocurre con la mayoría de artistas que conforman el denominado Art Brut. Este movimiento, cuyo nombre acuñó Dubuffet, engloba a creadores que a menudo se encuentran en los márgenes de la sociedad, como presos o enfermos mentales, que crean obra de forma autodidacta y que, a menudo, hablan de su reclusión, su aislamiento, sus padecimientos o su deseo de expresarse. Mientras que, por un lado, la sociedad rechaza a estos personajes, los teme y siente alivio ante el hecho de que haya lugares específicos en los que recluirlos; por otro se siente poderosamente atraída por lo diferente, por lo que resulta difícil de entender, y es por ello que le atraen las obras, a menudo enigmáticas, de artistas como Noble.

Sin embargo, a pesar de la carencia de formación con la que la artista comenzó su carrera, actualmente ha sido reconocida no solo en la cultura popular —fue, por ejemplo, invitada en el programa de Oprah—, sino también por las instituciones. Ha realizado más de sesenta exposiciones, fue la primera Artista Residente del Hospital Springfield de Tooting, en Londres e incluso ha publicado una autobiografía titulada All of me.

Un rasgo común de las personas que sufren esta enfermedad es que unas personalidades no recuerdan lo que hacen las otras, los fallos de memoria a los que ya hemos aludido y que eran el principal síntoma que Noble identificaba antes de tener su diagnóstico. Por ello, las distintas mujeres que habitan en Kim no son conscientes de haber creado ningún tipo de obra de arte, de modo que la artista va construyendo varias carreras en paralelo.

Hoy en día, este trastorno es controvertido, pues se cree que antes se sobrediagnosticaba o, incluso, que un paciente podía llegar a fingirlo. Uno de los comportamientos clave para comprobar si, efectivamente, es esta la enfermedad que se está sufriendo, es la amnesia, el desconocimiento de lo que hacen las demás personalidades a pesar de que todo ocurra dentro de un mismo cuerpo. En este sentido, Kim Noble fue estudiada por el profesor de psicología John Morton, del University College de Londres, que afirmó que el suyo es un caso de manual de trastorno de identidad disociativa, y que efectivamente no existe memoria entre las distintas personalidades.

Pintura de ‘No Name’ © Kim Noble
Meltdown, pintura de ‘No Name’ © Kim Noble
Poppies, pintura de ‘Ken’ © Kim Noble
Delicate waters, pintura de ‘Ken’ © Kim Noble
Silent prayers, pintura de ‘Anon’ © Kim Noble
Pintura de ‘Anon’ © Kim Noble
My Hands are Tied, pintura de ‘Ria’ © Kim Noble
The Birthday Party, pintura de ‘Ria’ © Kim Noble
One Day, pintura de ‘Judy’ © Kim Noble
Pintura de ‘Judy’ © Kim Noble
Pintura de ‘Bonny’ © Kim Noble
Pintura de ‘Bonny’ © Kim Noble

Sin embargo, mediante la terapia, algunas de las personalidades de Noble sí saben que conviven con esta enfermedad y que, por tanto, en los momentos en los que ella sufre episodios de amnesia es, posiblemente, porque otra de ellas esté presente. Además, estas han ido “conociendo” a sus otros yoes gracias a lo que le cuentan los doctores. La personalidad de Patricia, por ejemplo, afirmó que le ayudó a reconciliarse con su enfermedad el hecho de saber que sus otras personalidades también eran artistas.

En una ocasión, afirmó que “nuestro trabajo nace del corazón, no de la cabeza. Nunca veré ni conoceré a las otras personalidades, pero ver nuestras pinturas en una misma sala es lo más cerca que puedo estar. La sensación de calidez, amor, dolor y esperanza se refleja en un solo espacio desde un solo cuerpo. Tanto el cuerpo como la obra se convierten en arte”.

La personalidad infantil de Noble, Ria Pratt, es una de las más exitosas, y quizá su obra es de las que más se acerque a lo más conocido del Art Brut. En ellas, figuras desnudas de colores, naif y presumiblemente infantiles, se encuentran inmersas en espacios poco definidos y aun así inquietantes, encerradas como lo está ella en el cuerpo de una adulta. En ocasiones aparecen, de hecho, referencias a la niñez como ositos de peluche o garabatos infantiles en las paredes, así como niños en jaulas o sufriendo abusos sexuales por parte de figuras mucho mayores en tamaño. Esta no es, además, la única personalidad que muestra en su obra rastros del abuso que sufrió Noble, mientras que otras de las mujeres que habitan en su interior ni siquiera recuerdan esa etapa, no son conscientes de haberla vivido.

Todo ello hace que su caso no sea solo un ejemplo curioso de lo compleja que puede ser nuestra mente, sino también un testimonio de cómo, en ocasiones, el arte ayuda a lidiar con el dolor y a canalizarlo, ofreciendo una forma de expresar lo que, de otro modo, tal vez sería demasiado horrible para poder contarlo.

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