Las fotografías de David Bowie firmadas por Sukita llegan a Barcelona
Por Diana Arrastia
Más de 70 imágenes capturan la evolución artística y personal del cantante a lo largo de cuatro décadas tras la lente del fotógrafo japonés
En su transformadora etapa como Ziggy Stardust y en sus últimos años. En la revolución glam rock de los años 70 y en la evolución artística de las décadas de los 80 y 90. En Japón, un país que le brindó inspiración cultural y reflexión personal, y en conciertos icónicos de electrizante presencia escénica. En definitiva, la esencia de un artista en constante reinvención, siempre envuelto en un halo de misterio y singularidad, fotografiada por el japonés Masayoshi Sukita. La exposición Bowie x Sukita permanecerá en FotoNostrum, La Casa Mediterránea de la Fotografía, en Barcelona, hasta el próximo 15 de septiembre de 2025.
Esta es, sin duda, una oportunidad para que fans y visitantes asistan al recorrido artístico y personal de uno de los músicos más célebres de todos los tiempos, a través de los ojos de uno de sus colaboradores más cercanos. Y es que la del fotógrafo y el cantante fue una vida compartida desde principios de la década de 1970 hasta el fallecimiento de Bowie en 2016 en la ciudad de Nueva York. Exactamente, desde su encuentro en Londres en 1972. Sukita se encontraba en la ciudad para fotografiar a Marc Bolan de T-Rex.
“Lo vi por primera vez en un cartel pegado en una calle de Londres. No sabía quién era ese joven de aspecto enigmático, así que le pregunté al recepcionista del hotel donde me alojaba. Me dijo que era David Bowie. Esa imagen me impactó tanto que supe de inmediato que debía asistir a uno de sus conciertos”, cuenta Sukita. “A las pocas semanas, gracias a un amigo —un estilista japonés que colaboraba con Kansai Yamamoto, el diseñador de Bowie— tuve la oportunidad de verle en vivo y también de mostrarle mi trabajo. Le interesó, y así comenzó una colaboración que se extendió por años”, añade.
Su primera sesión de fotos juntos marcó el inicio de una colaboración de por vida que dio lugar a algunas de las imágenes más icónicas y perdurables del “Duque Blanco”, entre ellas, la que se convirtió en la icónica portada del álbum Heroes en 1977. Durante ese período, Sukita también fotografió a otros coetáneos de Bowie como Iggy Pop, Joe Strummer, Y.M.O, B52s o Devo y Pil, además de colaborar con la industria cinematográfica.
“Nuestra comunicación siempre fue particular, ya que no hablábamos el mismo idioma. Sin embargo, nunca sentí la necesidad de preguntar demasiado. Nuestra relación se construyó a partir de silencios compartidos, respeto mutuo y una comprensión tácita. Estoy convencido de que confiaba en mi mirada y en mi forma de trabajar. Además, sabíamos que compartíamos una misma sensibilidad estética y un interés genuino por la cultura japonesa. Cada encuentro fotográfico era una conversación silenciosa entre dos creadores que se respetaban mutuamente”, detalla ahora a El Grito el fotógrafo.
Desde finales de los 60, Masayoshi Sukita había desarrollado un gran interés por las subculturas y asistido al Festival de Woodstock. Abrazaba las escenas musicales y artísticas de ciudades como Nueva York y Londres. Llegar hasta Bowie fue casi una evolución natural.
La exposición, que supone el debut de Sukita en España, reúne más de 70 fotografías en un recorrido que repasa, de forma cronológica, los momentos clave de su colaboración y vínculo personal con el cantante. Además de trazar la evolución de su relación profesional, la muestra también resalta la profunda admiración que Bowie sentía por la cultura japonesa. Por eso, por primera vez en una muestra europea, Bowie x Sukita incluye una serie de imágenes capturadas durante una sesión en Kioto, que reflejan esa conexión cultural y estética tan significativa.
Cada imagen tiene su historia y su valor, pero hay dos que Sukita considera especialmente importantes: la portada del disco Heroes y un retrato de su madre titulado Mother. Ambas representan lo mejor de su legado, una por su impacto cultural, y la otra por su profundo significado personal.
Pero su favorita es otra. “Hay muchas imágenes memorables, pero siento un cariño especial por la foto titulada Ki, realizada hacia el final de los años 80, cuando Bowie lucía barba. No nos habíamos visto en un tiempo. Le llevé como obsequio un nuevo álbum de Ryuichi Sakamoto, aún inédito fuera de Japón. Bowie lo puso durante la sesión y, en ese momento, su semblante se tornó completamente absorbido. Esa fotografía me transmite una conexión íntima y emocional muy poderosa”, cuenta.