David Bailey, el fotógrafo que alternaba con gánsteres y enamoró a Catherine Deneuve
Por L.BUSTABAD. A Coruña.
De la reina Isabel II a Mick Jagger pasando por los gemelos mafiosos más célebres de Londres. La primera gran retrospectiva del británico aterriza en la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP) de A Coruña hasta el 14 de septiembre
Hasta que llegó él, la fotografía de moda era una cosa. Después, cruzó a otra dimensión. Juerguista, vividor y con un instinto innato para colocar el objetivo. Tan artista como los actores, modelos o gánsteres que pasaron por delante de su objetivo, David Bailey fue una estrella de la fotografía capaz de reinventar un género y capturar el espíritu en un retrato sin complejos de clase.
Nació en Leytonstone (1938), al norte de Londres en la antesala de la II Guerra Mundial. De origen humilde y con problemas de aprendizaje, compró su primera cámara en Singapur, cuando estuvo destinado en la Fuerza Aérea Británica (RAF). Desde que apoyó el ojo en el visor, su ascenso fue imparable de la mano de la edición británica de Vogue por donde escaló en tiempo récord hasta ser el amo indiscutible de las portadas.
Vivió, bebió y vibró en la escena londinense de los años 60 donde se movía como pez en el agua entre amigos de dudosa reputación, actores icónicos como Michael Caine o Catherine Deneuve (quien se convertiría en su esposa en 1965) y bailarines como Rudolf Nuréyev.
Disparó su cámara contra el rostro anguloso de Mick Jagger o Anjelica Houston. Hizo posar a diseñadores como Manolo Blahnik y caracterizó de Mickey Mouse a la modelo Penelope Tree. Una de sus imágenes más icónicas es el pelo alborotado y la expresión angelical de Jean Shrimpton -a la que catapultó a la fama- o el gesto duro y desnudo de Johnny Depp. Ante su cámara, ya en la recta final de sus carrera, se colocó toda una reina de Inglaterra como Isabel II.
Más allá de la fotografía de moda, Bailey ganó un Emmy por sus anuncios publicitarios y fundó la revista Ritz (1976) -junto a David Litchfield- de celebridades, estilo y cotilleos.
Jean Shrimpton, 1965. David Bailey
Marie Helvin. David Bailey
Anjelica Huston & Manolo Blahnik. David Bailey
Sue Murray, Vogue Key looks 3, 1965. David Bailey
Penelope Tree as Mickey Mouse, 1970. David Bailey
Los rostros de los protagonistas de los 60 y 70
David Bailey’s Changing Fashion es la nueva apuesta de la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP), que ha puesto todo el empeño en abrir la fotografía de moda al gran público a través de una exquisita sala de exposiciones creada ex profeso en A Coruña. Comisariada por Tim Marlow, director del Design Museum de Londres, y Camera Eye, la exposición traslada al espectador a las décadas de los 60 y 70, donde el blanco y negro le gana la partida al color.
Una de las curiosidades es una muestra que contiene el David Bailey’s box of pin-ups (1964-1965); un porfolio, considerado el punto de inflexión de una nueva era fotográfica, que incluye a 36 personajes de la escena londinense de aquel tiempo, de Twiggy a Cecil Beaton pasando por Paul McCartney hasta los gemelos Ronnie y Reggie Kray, boxeadores y mafiosos elevados a iconos pop que tenían dominado el East End de Londres y cuya historia criminal, violenta y atroz, se llevó a la gran pantalla en Legend. Tal fue su fama que se convirtieron en letras de Morrissey (The Smiths), en The Last of the Famous International Playboys o Blur con Charmless Man.
“El mayor error que cometieron durante su carrera fue dejarse retratar por mí”, confesaba tiempo después Bailey sobre su amistad con los gemelos Kray. La popularidad de sus rostros fue el final de sus negocios mafiosos.
La muestra tiene otro bonus track y es una pequeña recopilación de objetos personales que son la definición de un genio y un juerguista. “El estudio de Irving Penn es como una catedral; el de David Bailey es como un bar de copas”. lo definió Diana Vreeland, su editora en Vogue.
Esta es la primera gran retrospectiva del fotógrafo británico en España, con 140 imágenes (algunas inéditas) y que pasa a ocupar un espacio por el que ya han desfilado otros grandes como Peter Lindbergh, Steven Meissel, Helmut Newton e Irving Penn (Centennial). La de Bailey llega en formato reducido, no en el número de obras pero sí en el tiempo, ya que solo podrá verse hasta finales de septiembre.
La entrada es libre para un espacio adaptado y accesible donde todo, desde la iluminación hasta la librería/cafetería está al servicio de la imagen. Se puede reservar una visita guiada (recomendable) a través de la web a un precio simbólico. Los beneficios se derivan a financiar Future Stories, como beca para artistas noveles.