El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado es conocido por su trabajo documental enfocado, por un lado, en captar los rincones más inexplorados del planeta, y por otro en retratar a aquellos en los que la sociedad no parece posar nunca una mirada atenta; utilizando en ambos casos el mismo modo de mirar, sensible y cercano, aportando a sus personajes la misma dignidad que a su querida selva amazónica.
Gracias a él hemos conocido lugares a los que probablemente no habríamos acudido nunca y las tragedias del mundo a las que volvemos la espalda cada día. Y lo ha hecho con unos espectaculares planos, con una gran saturación de la luz y un corpus de trabajo totalmente monocromo. En sus propias palabras: “No veo el mundo a color, el blanco y negro es más silencioso, pasa inadvertido; con él puedo reproducir lo que sentí cuando tomaba la fotografía”.
Si no conociéramos el trabajo de Salgado, parecería imposible pensar que uno de los artistas que mejor ha conseguido plasmar las profundidades de la selva más grande del mundo lo ha hecho renunciando al color, pero lo cierto es que así es. Jugando con la luz, los planos cortos de sus retratados y, sobre todo, esperando a obtener la instantánea perfecta, el brasileño ha logrado mostrarnos las maravillas del mundo haciendo que nos olvidemos de que, tras pasar por su cámara, estas se han olvidado de la paleta cromática.
Salgado llegó a la fotografía de forma autodidacta, tras haber estudiado economía, abandonando un empleo en la OIC (Organización Internacional del Café) para entregarse a su pasión. Llegó a trabajar con agencias como Gamma o Magnum Photos, aunque finalmente fundó la suya propia para representar su trabajo. Entre los galardones que obtuvo se encuentran el Premio Princesa de Asturias de las Artes, que recibió en 1998 o el Premio W. Eugene Smith de Fotografía Humanitaria en 1982, entre otros.
De los millones de fotografías que seguramente tomó durante sus 50 años de trayectoria, muchas de ellas las recogió en fotolibros, además de haber itinerado por todo el mundo con diversas exposiciones –como fue el caso de Amazônia, que pudo visitarse en Madrid el año pasado–.
Como homenaje a su trabajo, hacemos un recorrido por algunos de sus mejores trabajos documentales recogidos en libros: desde sus icónicas imágenes de la selva brasileña hasta sus retratos menos conocidos, mostrando así que, a pesar de haber sido quien mejor supo capturarla, Salgado es mucho más que su querida Amazonia.