El artista más popular y “mediocre” de la época Edo es hoy uno de los más vendidos en subasta
Por Alberto G. Luna
160 años después de su muerte y tras ser vilipendiado por los críticos occidentales y los libros de historia, Kunisada se ha convertido hoy en el artista que más vende en subasta por menos de 500$. ¿Por qué?
Utagawa Kunisada (1786-1865) fue el artista de ukiyo-e más prolífico y exitoso —económicamente hablando— de todo el período Edo. El pintor y diseñador de grabados japonés fue el responsable de más de 20.000 obras, que fueron masivamente estampadas y comercializadas. Sin embargo, desde finales del siglo XIX hasta la última década del siglo XX la historiografía occidental lo ha relegado a un segundo plano, considerándolo un artista menor.
De él se han dicho muchas cosas: desde que era un autor mediocre y aburrido, además de especialmente torpe con el color; hasta que profesaba una complejidad sin sentido. La explicación de esta exacerbada crítica la pueden encontrar en el hecho de que Kunisada era especialmente prolífico —y ya saben qué pasa cuando creas demasiadas obras, que algunas te salen rana—, y que el Edo tardío y el Meiji han sido generalmente considerados decadentes —en realidad, todas las piezas posteriores a La gran ola —. El mercado, por suerte, nunca ha sido muy partidario de hacer mucho caso a los sabiondos del arte porque, paradojas de la vida, 160 años después de su muerte el japonés ha vuelto a acaparar la atención de los compradores.
Las piezas de Kunisada están protagonizando multitud de subastas baratas hasta el punto de que el artista se ha convertido en el más vendido del mundo por menos de 500$. El pasado mes de enero sin ir más lejos, más de 120 de sus obras se vendieron por debajo de este precio. Con un presupuesto de 200$ incluso se pueden adquirir dípticos o trípticos.
Goemon Ishikawa and his son Goroichi, Utagawa Kunisada
Autumn Section (Aki no bu), Modern Views of the Four Seasons (Tosei shiki no nagame), 1857, 4th month, Utagawa Kunisada
Hinasuke Arashi as Goemon Ishikawa, Utagawa Kunisada
Mitate, Utagawa Kunisada
The Ghost, Utagawa Kunisada
Si se están preguntando a qué viene este inesperado auge, no existe una respuesta clara. La mayoría de sus obras, producidas en ediciones de 7.000 ejemplares, han viajado por todo el mundo, lo que ha facilitado su distribución más allá del país nipón. Recientemente, de hecho, se han producido importantes subastas en EEUU y Francia, además de Alemania, Australia e Italia. A eso hay que sumarle que el segmento ultra premium, el motor tradicional de las subastas de arte, registró una desaceleración el pasado año, acentuando la contracción del mercado que comenzó en 2023 y alcanzando su nivel más bajo desde 2009. Sin embargo, las subastas económicas están creciendo como nunca.
Se estima que actualmente hay en circulación entre 1.000 y 2.000 ejemplares de grabados de Kunisada. El valor de las estampas depende tanto de su calidad, como del estado de conservación y rareza. Pero no todas son baratas. Por ejemplo, algunos retratos como los del actor Ichikawa Danjuro VII en el papel de Kan Shojo, o de Iwai Hanshiro V en el papel de Yaoya Oshichi, según Artpricehan alcanzado los 30.000$.
Kabuki, mujeres y erotismo
Hijo de un opulento comerciante, Utagawa Kunisada se dedicó desde muy joven al arte. A los quince años se incorporó a la escuela de Utagawa Toyokuni y poco después publicó su primer libro ilustrado. A diferencia de otros artistas como Kuniyoshi o Hiroshige, que tuvieron que trabajar duro durante muchos años para ser reconocidos, él tuvo éxito desde el principio.
Autor prolífico cuyas obras reflejaban la vida y cultura de Japón en los últimos años del período Edo, pintaba principalmente estampas de actores de kabuki y mujeres —bijin-ga—, además de imágenes eróticas —shunga—. Solo de estas últimas llegó a ilustrar unos cuarenta títulos. Publicaciones con dibujos a color que eran consideradas exclusivas.
En los años cuarenta sin embargo, el shogunato comenzó a perseguir la extravagancia y la inmoralidad. Y las estampas policromas ejemplificaban ambos males. Entre los principales objetivos de la persecución política se encontraban los actores de kabuki y los artistas de ukiyo-e, así como los editores que los distribuían. Él respondió a las cambiantes circunstancias produciendo una serie de 100 estampas femeninas inspiradas en la antología poética Cien poetas, cien poemas de Hyakunin Isshu, sorteando la censura al no mostrarlas como cortesanas o geishas.
“Bailamos en el corro y suponemos, pero el secreto está en el centro y lo sabemos” (Robert Frost)
Kunisada fue descrito por un artista contemporáneo como “un hombre apacible y sin pretensiones”. La suya fue una vida sin sobresaltos dedicada al arte; asociada a los principales artistas, actores y poetas. Conocía sus debilidades y fortalezas, y sabía lo que el público quería. No en vano, vendió sus obras durante más de cinco décadas.
Al final, vivió setenta y nueve años sabiendo de sobra que no debemos entender el mundo únicamente por el intelecto porque este solo es una parte de la verdad, por lo que debería tomar conciencia de su propia incapacidad. El poeta estadounidense Robert Frost dijo en una ocasión que “bailamos en el corro y suponemos, pero el secreto está en el centro y lo sabemos”.