Actualidad

Caída de la facturación y menos ventas millonarias: el mercado del arte, en 2024

Por Sol G. Moreno
Nymphéas, Claude Monet, 1914-1917. © Sotheby’s 2024

El arte es un valor refugio, pero solo en tiempos de bonanza. Eso es lo que parece desprenderse de los últimos datos del informe de Art Basel, que revela una caída del 12% a nivel mundial, especialmente en las obras de mayor precio. ¿El dato positivo? El volumen de operaciones sube y las mujeres artistas siguen al alza

Ni corrección, ni ajuste, ni estabilización. Dejemos los eufemismos y digámoslo con claridad: la burbuja del arte se ha pinchado. Tras el efecto rebote de los dos años posteriores a la pandemia, cuando los coleccionistas se volvieron locos comprando de todo a cualquier precio, y después de un anodino 2023, el año pasado reitera los resultados a la baja. Con el agravante de que la caída se dispara; porque si el año anterior las pérdidas fueron del 4% –una cifra que auguraba malas perspectivas, pero permitía soñar con una posible vuelta a los números verdes a medio plazo–, esta vez la contracción es del 12%, algo que difícilmente se va a poder revertir en los próximos meses.

Desde luego, los signos de estancamiento estaban ahí: remates que apenas cubrían su estimación más modesta, retirada de lotes que podrían haber elevado la moral y el entusiasmo de los coleccionistas, dudas entre el sector más pudiente, y un cambio de generación de millonarios que está haciendo virar los gustos más exclusivos desde el arte hasta otros objetos de lujo como bolsos, joyas o vinos (algo que los analistas han acordado en llamar “la gran transferencia de riqueza”, que está cambiando los hábitos de consumo y lo seguirá haciendo durante los próximos años, cuando la generación Z reciba la mayor cantidad de herencias del siglo).

Por si había algún incauto que todavía seguía pensando que esto podría remontar, ha llegado el informe de Art Basel para borrar de un plumazo cualquier atisbo de esperanza, arrojando unos datos demoledores: bajada considerable en las ventas, bajada en los remates de ocho cifras y bajada en las operaciones online. ¿Conclusión? Caídas en el sector que multiplican por tres los malos resultados de 2023.

Y es que desde que Warhol colocó su Shot Sage Blue Marilyn en el Olimpo de las obras más caras de la historia en 2022, los remates de los lotes millonarios no han parado de desinflarse. De hecho, cuando el célebre Picasso Landau salió a la venta unos meses después del Warhol, aquella exuberancia se había esfumado, demostrando una vez más que los consabidos 15 minutos de fama del creador de La Factory son tan efímeros como caprichosos. Porque Mujer con reloj del autor malagueño tenía todos los ingredientes para pulverizar el anterior récord de Picasso, pero a duras penas consiguió cubrir su estimación a la baja (se adjudicó por 121 millones + tasas, unos 139,4 millones). Con todo, fue el único lote que rebasó las nueve cifras en 2023, cuando el año anterior se pudieron contar hasta seis obras dentro de ese rango.

La misma ‘escasez’ –digamos esto con todas las comillas del mundo y solo en el contexto que nos ocupa, para no perder la perspectiva de la economía de a pie– se ha vivido en 2024, cuando Magritte ha tenido que salir al rescate del mercado con El imperio de la luz, vendido por 121 millones en Christie’s. Esta pintura surrealista no solo ostenta el título de obra más cara del año pasado, sino que es la única afortunada en alcanzar los 100 millones. Toda una rareza, si tenemos en cuenta que la segunda y tercera posición del ranking la ocupan Edward Ruscha y Monet con 68,2 y 65,5 millones respectivamente.

Shot Sage Blue Marilyn, Andy Warhol, 1964. ©Christie’s LTD 2022.
Femme ‘a la montre, Pablo Picasso, 1932. Foto: EFE/Pérez Art Museum Miami. 
El imperio de la luz, René Magritte, 1954. ©Christie’s LTD 2024.

De la euforia al desplome en solo dos años

A decir verdad, la euforia pospandemia empezó a mostrar los primeros síntomas de agotamiento en 2023, cuando algunos de los lotes estrella comenzaron a quedar desiertos. Entonces asistimos a un regreso a la cordura que pronto se convirtió en desaceleración, cautela, desconfianza, recesión, o como quieran llamarlo. El caso es que se tradujo en el desplome de las dos grandes casas de subastas.

Por desgracia, 2024 no ha hecho sino empeorar esos malos resultados y ya no hay espacio para circunloquios. Es cierto que se esperaba un balance negativo, pero no que llegaría a una cifra de dos dígitos (ese -12% rebaja las ventas a casi niveles de 2016). Según apunta el noveno informe elaborado por Art Basel y UBS, los ingresos obtenidos el año pasado por la compra de arte sumaron 57,5 billones de dólares, muy por debajo de los 68,1 de récord obtenidos en 2022 y peligrosamente cercanos a los 50,3 billones del año de la pandemia (2020).

Son muchos los expertos que consideran que las razones de esta caída tan significativa hay que buscarlas en la venta de piezas del segmento más alto (superior a los 10 millones de dólares), una exclusiva franja a la que muy pocos pueden acceder pero que a menudo resulta fundamental para calibrar la salud del mercado. Pues bien, en 2024 este sector se contrajo un 39%. Ahí se encuentran los débiles resultados de Mañana en el Sena, tiempo despejado de Monet vendido en 14,3 millones de libras –se estimaba entre 12 y 18 millones– o El amigo íntimo de Magritte, adjudicado en 33,6 millones de libras –muy por debajo de los 50 que esperaba recaudar la casa–, dos de las piezas estrellas de la subasta de marzo en Christie’s.

Pero no caigamos en el tremendismo, porque no todo ha sido negativo. Sí, las subastas se han dejado un sangrante 25% en las ventas públicas, pero no se han estrellado del todo. Han conseguido paliar las pérdidas con el aumento de las ventas privadas, que han crecido cerca de un 14%. Ya que la situación geopolítica no acompaña y que la incertidumbre impera a nivel mundial, ¿por qué quemar las escasas piezas millonarias en subasta pública, cuando apenas hay demanda? Eso es lo que deben de haber pensado Phillips, Bonhams, Christies o Sotheby’s, que han preferido ofrecer sus tesoros más valiosos a compradores particulares realmente interesados.

Otro dato positivo lo encontramos en el volumen de ventas, que ha aumentado un 3%. Eso significa que ha habido mayor actividad comercial y que se han cerrado más operaciones, aunque a precios más asequibles. Y es que, una vez eliminados los llamados blue chips, esos lotes que juegan en primera liga y se reparten un puñado de multimillonarios, sigue habiendo un mundo lleno de posibilidades para hacerse con piezas mucho más accesibles para el bolsillo del coleccionista medio. Puede que hagan menos ruido, pero nos hablan de una realidad más cercana que nos reconcilia con las bondades de la cultura. Además, permiten mirar con optimismo el futuro, porque si hay un segmento que no ha parado de crecer durante la última década, ha sido el de las piezas con precios por debajo de los 50.000 dólares. Todo ello demuestra que el arte, habitualmente considerado un bien de lujo, se ha democratizado y entrado en miles de hogares.

El amigo íntimo, René Magritte, 1958. ©Christie’s LTD 2024. 
El amigo íntimo, René Magritte, 1958. ©Christie’s LTD 2024. 
Melón cortado, Jean Simeon Chardin, 1760. ©Christie’s LTD 2024.
Melón cortado, Jean Simeon Chardin, 1760. ©Christie’s LTD 2024.
Mañana en el Sena, tiempo despejado, Claude Monet, 1897.
            ©Christie’s LTD 2024.
Mañana en el Sena, tiempo despejado, Claude Monet, 1897. ©Christie’s LTD 2024.
Comedian, Maurizio Cattelan.
Comedian, Maurizio Cattelan.
Las distracciones de Dagoberto, Leonora Carrington, 1954.
            ©Sotheby’s 2024.
Las distracciones de Dagoberto, Leonora Carrington, 1954. ©Sotheby’s 2024.
Standard Station, Ten-Cent Western Being Torn in Half, Edward
            Ruscha, 1964. © Edward Ruscha. ©Christie’s LTD 2024. 
Standard Station, Ten-Cent Western Being Torn in Half, Edward Ruscha, 1964. © Edward Ruscha. ©Christie’s LTD 2024. 

Llegados a este punto, convendría recordar que el mercado del arte avanza a dos velocidades: la primera viaja en Ferrari, genera grandes titulares en los medios y trata las obras como si fuesen trofeos de los que presumir. Ese es el sector que se ha estrellado estrepitosamente. La segunda, en cambio, va en un utilitario, está plagada de nombres anónimos, cuenta con un público fiel y marcha sin prisa, pero sin pausa. Ese es el sector que no ha parado de crecer durante los últimos diez años.

Y entre los grandes ganadores del momento no podemos dejar de mencionar a las mujeres artistas, que siguen al alza. Como ellas eran prácticamente invisibles hasta hace años, ahora no hacen más que crecer (su presencia ya supone un 46% del mercado, aunque sus ventas representan el 42%). En su caso, el margen de caída es bajo, puesto que están recién llegadas a esto del mercado del arte y aún están en la cresta de la ola. Ahí se encuentra, por ejemplo, Leonora Carrington, cuya pintura Distracciones de Dagoberto ha conseguido un récord de artista por 28,4 millones de dólares en Sotheby’s. Sus buenos resultados siempre serán bienvenidos, aunque habría que preguntarse hasta cuándo se mantendrá ese alza de los precios de obras femeninas.

Inglaterra recupera el segundo puesto

¿Y qué pasa con la pugna entre las grandes potencias? En el primer puesto no hay grandes sorpresas, Estados Unidos sigue alardeando de posición hegemónica en el mercado del arte con un amplio 43%. Nunca ha cedido el podio, por eso la verdadera pelea está en conseguir el segundo y el tercer puesto, que China e Inglaterra se han repartido alternativamente durante los últimos años. Esta vez la plata la ha ganado Inglaterra (18%), que ha puesto en práctica todo tipo de recursos para contrarrestar las consecuencias del Brexit, incluida la rebaja de aranceles . En 2024 ha subido un punto, pero ha sido suficiente para colocarse por delante de su rival asiático (15%), que se ha dejado cuatro puntos y se ha tenido que conformar con el bronce.

El dominio de Estados Unidos no evita que sus ventas hayan caído por segundo año consecutivo, esta vez un 9% debido, principalmente, a la incertidumbre política generada por las elecciones presidenciales. Se ha dejado más que Inglaterra, cuyo rendimiento ha disminuido un 5%, pero nada comparable con la pérdida de China, cuyas ventas han caído un 31%.

Resumiendo, el proteccionismo comercial, la volatilidad del mercado y la desconfianza del inversor han rebajado notablemente las expectativas de dealers y casas de subastas, pero no han acabado con la fidelidad del comprador medio que sigue apoyando a sus artistas. A fin de cuentas, el mercado del arte es una carrera de fondo en la que no gana el más rápido, sino el que más tiempo se mantiene. Si no que se lo digan a Chardin, que podría perder el récord obtenido con su Melón cortado por culpa de un comprador imprudente que se calentó en las pujas. El promotor inmobiliario italiano que ofreció los 26,7 millones de euros parece haber batido su propio récord –a bozadas del año–, porque hace unos días se ha declarado insolvente y no piensa pagar el cuadro. De modo que el bodegón se ha tenido que devolver a sus antiguos propietarios.

Tags
Arte