Aunque a veces resulte difícil creerlo, el arte moderno y el contemporáneo no son una prolongada broma de mal gusto gastada por unos cuantos listillos a un público crédulo. Lo que sucede es que, de un tiempo a esta parte, arte puede serlo desde un tiburón en escabeche hasta un urinario; y que, bueno, las obras excepcionales no aparecen todos los días. Lo normal es que la mayoría no supere el paso del tiempo.
Esta lógica matemática que ocurre en casi todas las épocas y disciplinas, se da también en ARCO por una simple cuestión de estadística: son 214 galerías y más de 1300 artistas. Recorrer los 30.000 extenuantes m2 de feria supone, además de dolor de pies y cabeza, vérselas con ropa colgada de una cuerda o hamacas viejas, pero también con espectaculares obras maestras. Todo depende de en qué estand te detengas, y no son pocos precisamente.
El pasillo central del pabellón 7 concentra un gran número de interesantísimas piezas. Ahí se encuentra, por ejemplo, Helga de Alvear con una emotiva selección de pinturas de la colección privada de la recién fallecida galerista alemana —ninguna a la venta—; Thaddaeus Ropac con Baselitz, Irving Penn, Barceló o Mapplethorpe; y Cayón, que ha acaparado un gigantesco espacio con piezas de Whitney, Shapiro o Hernández Pijuan.
Hay más puestos expositivos y obras repartidas por el resto del pabellón, así como su vecino el 9, que merecen una visita. Fernández-Braso, Guillermo de Osma, Mayoral, Vermelho, Max Estrella o Elvira González entre otros, han presentado obras de grandísimos artistas como Zóbel, Chillida, Claudia Andujar, Sandra Gamarra, Daniel Canogar, Uslé, Palazuelo o Soledad Sevilla. Lo que viene a continuación es un resumen de los que, para bien o para mal, protagonizan del 5 al 9 de marzo la Feria de Arte Contemporáneo de Ifema. Están por orden de aparición. Es decir, los hemos seleccionado según el espectador se los va a ir encontrando.