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Radiografía del mercado del arte español en 2025: inestable y lleno de minorías

Por Sol G. Moreno

La salud de nuestro mercado del arte nacional se resintió con fuerza en la pandemia, cuando se contrajo hasta cifras de 2014. Desde entonces está tratando de recuperar la ilusión perdida. El segmento que más crece —por ser el más accesible para la nueva generación de coleccionistas—, es el de piezas vendidas por debajo de los 10.000 euros.

Si tuviéramos que dibujar un mapa del mercado del arte español, posiblemente tendríamos que pintar la mayor parte de la Península y las islas con un trazo tradicional y bien figurativo. Tipo velazqueño o zurbaranesco, modernista si prefieren. Porque históricamente, el coleccionista de aquí ha sido más bien clasicorro, poco vanguardista y defensor de los autores patrios. Por ejemplo, Sorolla y Manolo Valdés nunca faltan en el top ten del año. De hecho, este último ya lidera el ránking de 2025 con un Caballero sobre arpillera vendido por 237.500 euros en Segre el mes pasado.

Sin embargo, esa tendencia está cambiando y, aunque todavía no se ha conseguido revertir la situación, al menos sí que se ha equilibrado la balanza entre el arte clásico y el contemporáneo. No hay más que ver los resultados obtenidos el año pasado en subasta: el lote más caro fue una pintura de Keith Haring vendida en Setdart por 514.000 euros, mientras que en 2023 nombres internacionales como Yayoi Kusama o Yoshitomo Nara desataron literalmente la locura en Durán. La japonesa se disparó desde los 5.000 euros hasta los 300.000 de remate en cuestión de minutos, mientras que un dibujo de su compatriota Nara multiplicaba por 24 su estimación inicial, algo totalmente impensable hace tan solo unos años.

Estos datos demuestran que hay un creciente interés por el arte contemporáneo en España, como corrobora el incremento tanto de galerías como de ferias. Con respecto al tejido galerístico, es importante señalar el nacimiento de nuevos negocios como la filial de Opera Gallery en plena Milla de Oro madrileña o Prats Nogueras Blanchard.

Por lo que se refiere a las ferias, basta citar la acumulación casi obsesiva de citas en la semana del arte en Madrid: ARCO, JustMad, FLECHA, Art Madrid, Urvanity o Artist 360 entre ellas. ¿Acaso no es eso un claro exceso de oferta? Por supuesto, pero la clave está en multiplicar las opciones para fomentar todo tipo de demandas (nadie espera que la misma persona visite todas ellas). Sin duda, estas ferias son el mejor termómetro para testar durante el primer trimestre del año la salud del mercado, que últimamente ha tenido que remar con el viento en contra.

Infinity Nets, Yayoi Kusama, 1993. 
            Rematado en 300.000 euros en Durán en 2023
Sin título, Yoshitomo Nara, 2007. 
            Rematado en 180.000 euros en Durán en 2023

Porque la realidad es que sigue reponiéndose del duro lastre que dejó la pandemia. No olvidemos que en 2020 las ventas totales –308 millones de euros– cayeron un 37% con respecto al año anterior, rebajando de un plumazo las expectativas hasta niveles de 2014, según el Informe del Mercado Español del Arte elaborado en 2021 por CaixaForum, junto al Instituto de Arte Contemporáneo. El impacto resulta aún más traumático, si tenemos en cuenta que veníamos de unos años de bonanza con un crecimiento del 46% entre 2011 y 2019. Es decir, éramos el país que más crecía de la eurozona; pero también fuimos el que más se estrelló por culpa de la crisis sanitaria.

‘Dealers’ y galerías, resistiendo a duras penas

Desde entonces, el segmento que más crece —por ser el más accesible para la nueva generación de coleccionistas—, es el de piezas vendidas por debajo de los 10.000 euros. Dealers y galeristas siguen tirando de resiliencia. Resisten, pero no disfrutan. Se mantienen, pero no con la emoción de 2019. Y aunque Manolo Valdés valoraba hace un año la salud de nuestro mercado como “muy fuerte”, a nadie se le escapa que hoy es mucho más difícil convencer a un coleccionista de que invierta 50.000 euros en una pieza de Secundino Hernández que hace seis años, a pesar de que su obra se ha revalorizado.

Y eso que el arte sigue siendo el objeto de lujo –valor refugio– más codiciado a nivel mundial por las grandes fortunas, por encima de joyas, mansiones o coches, según el informe anual The Wealth Report elaborado por Knight Frank en 2024. Aunque para ser honestos, las cifras globales no dejan bastante bien a España, ya que apenas representa el 1% del volumen total de ventas. Peanuts, que dirían los británicos.

Probablemente por eso, la filial de Sotheby’s España se está desmantelando –apenas mantienen a dos personas que hacen, a un tiempo, labores de dirección, gestión y logística–, porque es un nicho que no interesa en Europa (también es verdad que la corporación se encuentra inmersa en un proceso de reducción de gastos que no augura nada bueno para el resto de oficinas mundiales).

Sin título, Secundino Hernández, 2015. 
          Cortesía del estudio de Secundino Hernández. © Secundino Hernández, VEGAP, Madrid 2025

Mujeres y arte de minorías, las apuestas de los galeristas

Una vez aceptado que el mercado español del arte contemporáneo es modesto, inestable y que todavía está en fase de crecimiento, ¿qué podemos esperar de él en 2025? La asignatura pendiente sigue siendo recuperar la ilusión perdida y alcanzar cifras comparables a 2019, así que estaremos muy pendientes de lo que ocurra estos días en ARCO. En términos económicos, servirá para calibrar la salud de nuestro mercado y, en términos artísticos, vendrá cargado con nombres emergentes que pronto coparán la escena nacional.

Pero, ¿qué es lo que realmente triunfa en nuestro país? ¿Y por qué artistas apostar? Monica Heslington, asesora de Goldman Sachs decía hace unos días que “comprar arte de alguien que acaba de llegar al mercado es un juego de azar” y no le falta razón. Puede resultar una ganga si descubres al próximo Warhol, o quedar en una simple anécdota. Por eso hemos pedido a algunas galerías que hagan sus quinielas para este año, en el que la pintura figurativa sigue siendo la disciplina reina, aunque ya comienza a mostrar síntomas de agotamiento.

Una de las creadoras que podría despuntar este año, comentan desde Pelaires, es Inês Zenha (Lisboa, 1995), cuyo trabajo abarca desde la cerámica y la escultura, a la pintura o la instalación. Su obra, que ya comienza a figurar en algunas colecciones, gira en torno a la identidad, así como a la representación queer formal y conceptual del cuerpo. Zenha es casi una recién llegada, pues hasta 2023 no se estrenó en la galería, pero ya tiene prevista una exposición en el CA2M de Madrid que la sitúa en el radar de las instituciones.

Entaglements (III), Inês Zenha, 2023. 
            (Detalle de la obra. Imagen de Roberto Ruiz). Imagen cortesía de Pelaires
Entaglements (III), Inês Zenha, 2023. (Detalle de la obra. Imagen de Roberto Ruiz). Imagen cortesía de Pelaires
Manuel, la obra de Rodrigo que fue censurada en ARCO (1983) y que encontró comprador en la feria el año pasado
Manuel, la obra de Rodrigo que fue censurada en ARCO (1983) y que encontró comprador en la feria el año pasado
De nuevo círculos. Azul #2, Teresa Lanceta, 2024. 
            Imagen cortesía de 1 Mira Madrid
De nuevo círculos. Azul #2, Teresa Lanceta, 2024. Imagen cortesía de 1 Mira Madrid+
Dance, Keith Haring, 1988. 
            Rematado en 514.000 euros en Setdart en 2024
Dance, Keith Haring, 1988. Rematado en 514.000 euros en Setdart en 2024

Por su parte, José de la Mano lo tiene claro: “El arte de las minorías está cada vez más presente en las colecciones privadas y, sobre todo, públicas. Dar visibilidad a artistas o colectivos que no la tuvieron en su momento es uno de los focos del mercado del arte actual”. Autores como Rodrigo, que en los años ochenta fue censurado en ARCO por su pieza homosexual Manuel y que en la pasada edición volvió para reconciliarse con la feria; o Teresa Lanceta, a quien se ha considerado una artesana más que artista durante años, por el simple hecho de trabajar con textiles. “Cuando expuse en el Reina Sofía hubo gente que se molestó, pensaba que debía estar en el etnológico”, me confesó en una ocasión.

Esos esfuerzos por recuperar autores invisibilizados o minoritarios, han provocado un viraje con respecto a las tendencias favoritas del comprador. Ahora hay muchas más minorías que representan otras realidades que triunfan en el mercado actual. ¿Será una moda? Puede, pero no solo es eso. También captan la atención de otros públicos con poder adquisitivo y capacidad para comprar obras con las que se sienten identificados. Porque siendo sinceros, el mercado no está para perder nuevos coleccionistas.