Exposiciones

El Madrid no tan imaginario de Alina Muressan

Por Diana Arrastia
‘Tetuán’, Alina Muressan

Sus composiciones a tinta china sugieren estampas de una ciudad en blanco y negro, que aglutina pasado y presente. Son 15 obras de gran formato las que integran la exposición ‘El viaje del agua’, en Espacio Mados.

E stá el Madrid que vemos por partes, fragmentado: una postal de El Retiro, una foto de La Almudena, un póster de la Gran Vía. Y está el Madrid integrado que Alina Muressan (Satu Mare, Rumania, 1977) quiere que percibamos: uno imaginado, ficcionado. “Mis composiciones no son una copia fiel, sino mi realidad particular en blanco y negro para captar la esencia fugaz de lo cotidiano y pararlo en el tiempo. Me gusta pensar en un paisaje imaginario y real de Madrid, aunque la realidad sea mi realidad, intrínseco a la imaginación”, nos reconoce la artista.

En esta especie de trabalenguas poético reside, sobre todas las cosas, la intención de mostrar una ciudad llena de contrastes. “Madrid está construida a base de diversidad y multiculturalidad, lo que hace de ella un lugar abierto y amigable, pero también duro y exigente, donde el ritmo impide muchas veces tomarse el tiempo necesario para saborear su esencia y personalidad”, advierte. “Me gustaría que siguiera siendo un lugar de encuentro, con la historia palpable en sus muros, con sus barrios castizos, bohemios u obreros; donde rebosan la literatura, la poesía y la música; con su barrio chino o la comunidad dominicana más grande de Europa… En definitiva, un lugar para dialogar y crear nuevos discursos”, matiza.

La exposición El viaje del agua, que se puede ver desde el 27 de enero hasta el 8 de febrero en el madrileño Espacio Mados (c/ Conde de Xiquena, 12), muestra 15 obras de gran formato en las que Muressan ha retratado, a su antojo, el paisaje urbano de los distritos de Retiro, Chamartín, Salamanca, Carabanchel y Centro, entre otros, y algunos detalles. Para lograr este ejercicio, primero ha fotografiado los elementos de cada uno de ellos que le han llamado la atención. “Salir a la calle y recorrer sus barrios me permite sumergirme en la vida de la ciudad para poder entender y conocer su idiosincrasia. Sentir su calma o su caos para poder plasmar toda esa energía en el lienzo. Una con la que creo que el espectador se identifica cuando la observa”. Después, ha reunido todas esas partes para alumbrar sus diferentes cuadros.

Alina Muressan

“Es un trabajo de síntesis del paisaje urbano que nos rodea, con el propósito de crear un viaje a través del distrito, una narrativa que te lleve por lugares conocidos, pero que también te descubra nuevas áreas, que te hable de su arquitectura, de su naturaleza viva y de sus conexiones humanas. Cuando empiezo a dibujar y a pintar, a integrar todos los elementos en el lienzo, examino la estructura de las formas, por ejemplo, de un edificio, un árbol... La obra está formada por la unión de muchos instantes, formas, narrativas, que pasan a constituir una totalidad”, desgrana.

El resultado es una invitación a pasear por “otro Madrid”, ese que nace de la ficción de sus composiciones y que contribuye a crear una memoria visual de la ciudad que pone de manifiesto los cambios y el paso del tiempo. Ese es el objetivo de sus obras: que todo quede, lo de antes y lo de ahora.

La técnica de Alina Muressan es la tinta china y sus colores el blanco y el negro. “Me encantan las texturas y los detalles; y la tinta china, junto con la técnica de trama, me aporta las dos cosas. El uso del blanco y el negro negro me ayuda a simplificar la información cromática para fijar la atención del espectador en la narrativa visual. Me gusta decir que elimino los colores para que el observador pueda ir directamente al hueso de la historia”.

‘Carabanchel’
‘Carabanchel’
‘Centro’
‘Centro’
‘En el Rastro’
‘En el Rastro’
‘Retiro’
‘Retiro’
‘Salamanca
‘Salamanca

Un viaje que termina

La artista ha dedicado los últimos años a investigar y a encontrar su asombro en las rutinas cotidianas de las ciudades donde ha vivido para documentarlas y, posteriormente, elaborar un paisaje imaginario de cada una de ellas. Empezó en Ciudad de México (2017-2019) con el proyecto Caos Mágico. Un viaje por Ciudad de México, resultado del impacto que le produjo la gran metrópolis. También pasó por el estado de Oaxaca (2020-2022) con La punta del guaje. Un viaje por el estado de Oaxaca, donde descubrió los senderos misteriosos y los fascinantes paisajes de la región.

“El agua me ha estado acompañando durante todo este tiempo, no solo como un elemento en sí, sino como la metáfora del viaje de estos tres proyectos, en una exploración creativa que se convirtió en destino de vida y a mí en una artista viajera. Por eso, El viaje del agua es la culminación de un viaje que empezó en Ciudad de México, pasó por Oaxaca y ahora acaba en Madrid”, cuenta.

 Alina Muressan en su estudio

El título de la exposición remite a los viajes de agua, un sistema de distribución a través de una vasta red de canales subterráneos que abastecen a Madrid. La historia que nos propone la artista tiene su origen en los tiempos en que hubo caminos de agua por los que se distribuía vida y prosperidad a quienes habitaban la ciudad y dejaron su impronta en Madrid: distintas civilizaciones y culturas.

“Quiero crear una memoria visual de Madrid libre de prejuicios, con una mirada atenta y reflexiva, y poner de manifiesto toda su belleza y también sus zonas oscuras. Un Madrid construido a base de diversidad, riqueza y esfuerzo de todas las personas que hicieron de esta ciudad su hogar. En un paseo por sus calles, puedes descubrir rincones secretos, cómo conviven sus edificios y monumentos más emblemáticos con sus corralas y viviendas unifamiliares, cómo se integran la tecnología y la naturaleza… Toda una historia y un pasado integrados en un Madrid actual, rápido y voraz, castizo y señorial, mezclado con la multiculturalidad de las nuevas generaciones”, concluye la artista.

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