Radiografía de La Almazara, el cubo con formas geométricas que se inspiró en el surrealismo
Por Elvira Sáez Saiz
En la última creación de Philippe Starck hay mucho del cubismo de Picasso y del surrealismo de Dalí. Un edificio escultural que, además de albergar en su interior una de las labores más tradicionales de la cultura española, también busca reflejarla en su exterior
A escasos dos kilómetros de la ciudad malagueña de Ronda y rodeada de una finca de 25 hectáreas, destaca, entre el resto del paisaje, una estructura rojiza con forma de cubo. De esta sobresale un cuerno, un ojo y un apéndice que se asemeja a una aceituna. Se trata de la primera almazara de autor donde se realiza el prensado del fruto del olivo, pero también incluye un museo, un espacio de catas y hasta un restaurante.
El proyecto, encargado por LA Organic Aceites a Philippe Starck, tiene claras influencias de Picasso y del surrealismo español, especialmente en los elementos de su fachada como el ojo situado en uno de los laterales. “Un ojo para ilustrar la vigilancia de los grandes artistas surrealistas andaluces y el humo como pensamiento, como mirada”, detallan desde el estudio de arquitectura. Y es que su gigantesco iris, además de ser uno de los puntos más llamativos del diseño, también hace las veces de chimenea cuando el trabajo se pone en marcha.
En otra de las caras destaca un tubo con agua que emerge del interior y desemboca en una fuente con la figura de un torso. En el lado de la fachada donde se encuentra el cuerno de acero oxidado, por su parte, también sobresale una doble plataforma colgada por cadenas -la terraza-, que ofrece a los visitantes unas vistas privilegiadas a la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema. A su derecha, puede observarse una monumental media aceituna del mismo material que el cuerno. De esta forma, Starck ha logrado conjugar un diseño exterior “minimalista y atemporal” sin renunciar a la inclusión de elementos que captan poderosamente la atención.
Lo mismo ocurre en el interior, donde reina un ambiente oscuro -necesario para la labor llevada a cabo- pero también diferentes piezas que desde el estudio de arquitectura denominan como “fértiles sorpresas y claros homenajes”. El primer elemento con el que juega el diseñador es la luz, que se cuela en la estancia de manera totalmente deliberada, creando un ambiente tan acogedor como misterioso. Uno de los principales puntos de claridad natural proviene de la terraza. “La sombra interior se ve de repente deslumbrada por un rectángulo de luz que se extiende sobre una terraza suspendida por enormes cadenas metálicas. Esta apertura al exterior se convierte en marco para la imagen mítica y dramática de los paisajes de Ronda y Andalucía. La naturaleza no solo se conserva sino que se amplía”, indican.
Otra de las protagonistas de la estancia es la enorme tubería metálica que atraviesa el muro de la almazara hasta llegar a la tolva, el conducto por el que pasan las aceitunas desde el exterior. Esta se encuentra rodeada de mesas desde donde los asistentes pueden observar el espectáculo, que se completa con otras piezas ‘gemelas’: el mismo torso sin rostro, esta vez en mayor tamaño, y el cuerno de acero oxidado.
Destacan también diferentes retratos a gran tamaño -entre ellos el del torero rondeño Pedro Romero-, un estoque gigante que cuelga de una de las paredes y una avioneta del techo. Un espacio singular que, más allá de lo visual, está cuidadosamente pensado para las diferentes actividades grupales que se realizan en él: catas, charlas didácticas sobre el ‘oro líquido’ y comidas, entre otros.
Actualmente este edificio está abierto al público y ofrece una experiencia inmersiva para acercarse al mundo del aceite de oliva a través de su museo, su aceite y sus olivares. “La Almazara es un lugar extraordinario, increíble y milagroso en el que el visitante vive una experiencia potente, radical, que desafía y transforma. Es un cúmulo de misterios donde el respeto cristalizado del aceite de oliva se mezcla con la emoción”, ha escrito Philippe Starck sobre su obra.