En los siete jarrones diseñados por la arquitecta iraquí Zaha Hadid y producidos por Lalique que pueden verse en la exposición no hace falta explicar qué papel juega el vidrio: es evidente que se trata del material del que están hechos, a pesar de que adopte, en cada pieza, distintas formas y colores. Además, si se conoce su trabajo es fácil asociar este material con ella, pues los ventanales y cristaleras cubren gran parte de algunos de sus edificios más emblemáticos como The Opus en Dubai, el Centro Cultural Heydar Aliyev en Baku o el London Aquatics Center.
En estas piezas, que se exponen por primera vez en España, la luz se filtra, se refleja, crea en el suelo formas y composiciones azarosas que son también parte de la muestra, pues la cualidad translúcida del vidrio obliga a que, siempre que haya piezas de este material en una exposición, luz y cristal tengan que compartir necesariamente el protagonismo.
De hecho, conseguir esa cualidad fue uno de los retos al que los artesanos que trabajaron este material tuvieron que enfrentarse durante la Antigüedad, pues en un primer momento no conocían técnicas para crear vidrio transparente y solo lo utilizaban para imitar la apariencia de algunas piedras preciosas.
En las fotos que se exponen junto a las piezas de Hadid, aunque la referencia al vidrio salta menos a la vista, es también fácil de adivinar: este es necesario para fabricar las lentes de la cámara fotográfica con la que todas esas instantáneas han sido tomadas: desde las puestas de sol hasta los detalles –inadvertidos para la mayoría– que el fotógrafo destaca de ciertas esculturas durante sus incursiones en museos buscando contar, con obras cinceladas hace siglos, nuevas historias.
Por supuesto, además del juego de lentes, el otro elemento necesario para tomar una fotografía es la otra protagonista de la muestra: la luz, que es capturada e inmortalizada en cada instantánea. La mayoría de las tomas son en blanco y negro, donde las diferencias de iluminación toman el protagonismo absoluto, sin la distracción del color. Las únicas excepciones, por otro lado, son imágenes de puestas de sol.