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Los artistas emergentes más destacados (VIII): los collages pictóricos de Ana Malta

Por Clara González Freyre de Andrade
Ana Malta. Foto: Miguel Marujo

En apenas unos años, Ana Malta se ha colocado como una de las figuras revelación de las ferias de arte de nuestro país. Como parte de nuestra selección de artistas emergentes, hablamos con la artista portuguesa para descubrir cómo llegó hasta su estilo colorido y lo que persigue con la construcción de su universo.

Si por algo llaman la atención las obras de Ana Malta, es por su uso del color. Puro, vibrante y aplicado en manchas de pintura que combina con patrones y formas orgánicas. Lo segundo que atrapa de sus lienzos, tras un breve ejercicio de observación, es el complejo universo de objetos que la artista despliega en ellos.

Así, recorriendo su superficie podemos encontrar referencias a libros y películas de fantasía, fotografías tomadas con su móvil y, sobre todo, elementos sacados de la vida cotidiana. Para ayudarnos a desentrañar sus secretos y como broche final a su compleja (pero sencilla a partes iguales) obra, Malta deja pistas manuscritas en su lengua materna, el portugués. Palabras que quieren ofrecer una guía para entender sus lienzos, que solo pueden definirse como auténticos collages pictóricos.

La primera vez que vi una obra de Malta en Estampa 2024, mi memoria me llevó directamente a las pinturas de Henri Matisse. Supongo que lo que me hizo pensar en él fue su uso del color y el juego con la perspectiva para mostrarnos distintas estancias. Al tener la oportunidad de entrevistarla, me hizo saber que no fui la primera (y seguramente tampoco la última) en señalar este paralelismo. “Siempre me choca la información”, confiesa. “No es que no me identifique con su obra, pero que me comparen con un artista que ha aportado tanto a nuestro mundo... Es realmente estimulante. Solo cuando se convirtió en una pregunta frecuente empecé a estudiar más al artista y me di cuenta de que realmente tiene una obra que aporta mucho a mi vida como pintora”.

Corría el año 2014 cuando empezó a estudiar pintura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Lisboa. Tal y como nos cuenta, su creatividad encontró su máxima inspiración en la figura de David Hockney para la construcción de sus escenografías. Los rayones y el color aplicado por manchas de Cy Towling también cautivaron la inquietud de la joven artista. El caso es que a partir de estos y otros referentes, ha sabido construir un estilo propio que hace de su obra una propuesta llamativa y atrevida.

‘Para variar um pouco neste mundo louco’, Ana Malta
‘Para variar um pouco neste mundo louco’, Ana Malta

Desde 2021, cuando tomó la decisión de dejar su trabajo a jornada completa en un Centro Cultural para centrarse definitivamente en su carrera artística, su propuesta creativa se ha ido abriendo paso y conquistado espacios expositivos cada vez más internacionales. En nuestro país, más allá de su presencia en las pasadas ediciones de las ferias Estampa y Art Madrid, hasta hace apenas unas semanas ha tenido una muestra individual en el Corte Inglés de la Castellana (Madrid).

En busca del orden dentro del caos

Al colocarnos delante de sus obras, sobre todo las de gran formato, nos sentimos parte de un colorido universo repleto de elementos que, para cualquier habitante del siglo XXI, son más o menos reconocibles. Desde plantas, animales, muebles y distintos elementos de menaje de cocina, hasta otros más dispares como una máquina de bolas, un faro o un flotador. Y es que la principal inspiración de la artista plástica, según nos confiesa ella misma, no viene de otro punto que de su propia existencia, de la vida y de los desafíos que esta le ofrece a diario.

Su llegada a los colores vivos y luminosos -aunque recientemente se está atreviendo a introducir tonos más oscuros en sus pinturas- tal vez tiene algo de relación con la visión positiva que tiene del mundo. “Me considero una artista que se queda con el lado bueno de la vida y trato de mostrarlo en mi obra”. Tal vez por eso mismo, como ella misma señala, a veces su producción traspasa los límites entre fantasía y realidad para llevarnos directamente a espacios que considera tan paradisíacos como utópicos, como El Dorado o la Atlántida. “Ese es mi propósito, que mi mensaje, que suele hablar de mis defectos y virtudes y de cómo me afectan en la sociedad, llegue a todo el mundo de la forma más pura y sin soberbia, a través de un lenguaje universal: el arte”.

Entre el resto de propuestas artísticas, las pinturas de Malta se presentan como retratos de un universo caótico, compuesto como “a parches”, lo que le da esa cercanía a la popular técnica del collage. Al ser preguntada por su proceso creativo, nos confiesa trabajar de forma libre y tomando como punto de partida la exploración del color, sus contrastes y patrones, que despliega de forma más o menos arbitraria pero con un criterio estético indudable. “Para mí, en pintura no existe el error, sino la oportunidad”, comparte al respecto.

‘Cabaret quase responsável’, Ana Malta‘Cabaret quase responsável’, Ana Malta
‘Só queria trocar vogais’, Ana Malta‘Só queria trocar vogais’, Ana Malta
Ana Malta. Foto: Miguel MarujoAna Malta. Foto: Miguel Marujo
‘Sonhos mascarados de pesadelos amados’, Ana Malta‘Sonhos mascarados de pesadelos amados’, Ana Malta
‘Pescada com um anzol de alcaçuz’, Ana Malta‘Pescada com um anzol de alcaçuz’, Ana Malta
‘Uma vida inteira à espera que rebente’, Ana Malta‘Uma vida inteira à espera que rebente’, Ana Malta

Al contrario que otros artistas, Malta asegura no vaticinar cuándo va a recibir la visita de la musa y, por eso mismo, no construye sus obras de manera premeditada, sino que nacen de una mezcla entre la intuición y la reflexión. “Mi trabajo sigue siendo un misterio para mí” - señala. “No creo bocetos o dibujos previos, no escribo las ideas que tengo en mitad de la noche... Es un acto rápido e instintivo de la relación que tengo entre mi cabeza y mis manos.” Ella misma define su proceso creativo como un puzle repleto de elementos independientes que, al fusionarse, crean un orden dentro del aparente desorden, cercano al horror vacui, el mismo que caracteriza sus obras: “Al final, todo tiene sentido y, aunque parezca que hay demasiada información, para mí -la que lo pinta- todo está organizado y justificado”.

El broche final de la entrevista lo ponemos mirando hacia el futuro, Entonces Malta nos confiesa no haberse fijado un rumbo fijo; eso sí, no duda y abraza que su obra siga mutando. Es más, siente una curiosidad insaciable por saber hacia qué puntos le llevará su creatividad en los próximos años. En sus retos seguimos observando su dualidad, pues pueden leerse tanto como humildes como ambiciosos: quiere seguir innovando sin perder la autenticidad, abrazar su creatividad, lograr sacar el trabajo adelante sola y sin olvidar su valor y ser capaz de decir que no más a menudo. No nos cabe duda de que, por el camino, seguirá desplegando universos a todo color de los que estamos deseando ser testigos.