¿Te compraste una fotografía en subasta? Probablemente ahora valga menos
Por Alberto G. Luna
La facturación del mercado de obras fotográficas ha caído un 50% en la última década, así como el valor de las instantáneas de numerosos artistas. Solo unos pocos resisten a la deflación generalizada.
El mercado actual de las obras de arte fotográficas es muy diferente al de hace una década. Si en el primer semestre de 2014 facturó 57 millones de dólares impulsado por los récords de Cindy Sherman, Richard Prince o Andreas Gursky, en 2024 las subastas han alcanzado únicamente los 24 millones.
Estos mismos artistas, de hecho, también han visto reducido su valor. Hace diez años, algunas de sus obras se vendieron por 4, 5 o incluso 6 millones de dólares. Desde entonces, el mercado se ha ajustado: Sin título #93 (1981) de Cindy Sherman, pasó de valer 3,8 millones de dólares en 2014 a 3,1 en 2021, perdiendo en el camino 700.000 dólares. En este mismo periodo el total de Cindy Sherman se contrajo un -78%, el de Andreas Gursky un -87%, y el de Richard Prince un -80% (fotografías, no pinturas).
Todos estos datos apuntan a que la compraventa de este formato, que tuvo dos épocas doradas en los 90 y 2010, ya no parece latir al mismo ritmo. En 2022 por ejemplo, una subasta en Christie's dejó varias pujas desiertas. Cuzco Children, de Irvin Penn, se quedó sin comprador junto con la icónica Sie Kommen de Helmut Newton, además de algunas imágenes de Robert Frank y un par de obras de destacados fotógrafos contemporáneos como Shirin Neshat e Hiroshi Sugimoto, que tampoco lograron venderse, llevando sus índices de precios a territorio negativo.
Cualquiera podría pensar que el valor de este mercado ha caído porque también lo ha hecho el volumen de sus transacciones, pero nada más lejos de la realidad. A principios de los 2000 se subastaban anualmente entre 7.000 y 8.000 fotografías en el mundo. En los últimos años, sin embargo, esta cifra ha superado las 20.000, tocando techo el pasado 2023 cuando, según Artprice, se alcanzó un nuevo récord de 25.000 compraventas frente a las 15.000 de hace diez años.
Durante el primer semestre de este 2024 por su parte, se vendieron 14.000 fotografías, lo que sugiere un nuevo récord para finales de este mes de diciembre. Las instantáneas que más miradas están acaparando pertenecen a los segmentos contemporáneo y moderno, con unos incrementos del +320% y +193% respectivamente en 20 años. Sin embargo, el 85% de todo lo vendido ha sido colocado por menos de 1.000 dólares y solo el 5% ha superado la barrera de los 20.000 dólares. Lo que nos puede dar una pista sobre el porqué de la caída de los ingresos totales.
La fotografía clásica, un oasis al que no afecta la caída de precios
Esta deflación ha ocurrido, paradójicamente, al mismo tiempo que han surgido nuevos récords en subasta en el segmento de la fotografía clásica. Y es que, hoy en día, las imágenes más caras del mercado ya no son las de Prince o Sherman, sino las de Man Ray y Edward Steichen.
La icónica fotografía de El violín de Ingres, de Man Ray (1890 - 1976), que consiste en un desnudo de la modelo y actriz Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse, en la que aparece de espaldas con marcas de un violín en ambos lados de su espalda, se subastó en 2022 por 12,4 millones de dólares, convirtiéndose en la fotografía más cara de la historia. Y no ha sido su único éxito. En lo que llevamos de año sin ir más lejos, la obra de Ray ha facturado casi 7 millones de euros —muy por encima de los cuatro millones de 2014—.
Aunque fotografió a muchos artistas, escritores y personas anónimas, su primera fuente de inspiración fueron las mujeres, de ahí que sean las más buscadas sobre todo por el público francés, que es de donde viene el 85% de sus subastas. En este sentido, destacan las imágenes de Meret Oppenheim, Juliette Gréco, Elsa Schiaparelli, Dora Maar o las coleccionistas Peggy Guggenheim y Gertrude Stein.
‘El violín de Ingres’, Man Ray. 1924 J. Paul Getty Museum, Los Angeles
‘A Young Man in Curlers at Home’, Diane Arbus 1966, West 20th Street, N.Y.C.
Por su parte, el índice de precios de Edward Steichen (1879 - 1973) despuntó concretamente en 2006 y 2022, años en los que se vendió El estanque. Luz de luna por 2,9 millones de dólares —en ese momento, el precio más alto jamás pagado por una fotografía en una subasta—, y The Flatiron por 11.8 millones de dólares. Las obras de este artista nacido en Luxemburgo se venden principalmente en EEUU.
Richard Avedon y Diane Arbus también han protagonizado el mercado de las subastas en la última década, aunque de una forma más modesta. Si bien es cierto que no han alcanzado cifras tan altas, también lo es que han acumulado subastas de forma constante y con precios considerables. Raro es el año que la obra de Avedon no genera entre 1,5 y 3 millones de dólares. Así como la de Arbus, que se mueve entre el medio millón y el millón y medio. Ambos ocupan el puesto 472 y 477 del ranking mundial y cuentan con fotografías asequibles con precios que van de los 500 dólares a los 10.000 dólares. Otro asunto es lo que vayan a valer dentro de otros 10 años…