La historia de la recuperación del Guernica, el cuadro que tardó más de 40 años en llegar a España
Por Diana ArrastiaGuillermo Logar cuenta en su cortometraje "Guernica: El último exiliado", candidato a los Premios Goya, la llegada de la obra de Picasso a España después de una compleja operación política ideada en el más absoluto de los secretos.
Casi medio siglo. Es lo que tardó el Guernica de Pablo Picasso en ser contemplado en España. Concretamente, en el Casón del Buen Retiro, su primer destino. La exposición Guernica-Legado Picasso se inauguró el 25 de octubre de 1981, coincidiendo con la celebración del centenario del nacimiento del pintor. Fue la primera vez en la historia de nuestro país que la Guardia Civil custodió un cuadro en el interior de un museo.
La obra había sido un encargo del Gobierno al pintor, exiliado en Francia, y estaba destinada a ser la más destacada del Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937. Así fue. Sin embargo, la Guerra Civil que azotaba España, la Segunda Guerra Mundial que comenzaba en 1939 y la larga dictadura de Franco durante casi 40 años hicieron que recorriera diferentes ciudades europeas, donde fue exhibida, y se instalara un largo tiempo en el MoMA de Nueva York, por deseo explícito del pintor hasta que se restablecieran las libertades en España.
Su retorno fue toda una hazaña, en el fondo y en la forma, que ahora ha querido contar Guillermo Logar (Madrid, 1987) en su cortometraje Guernica: El último exiliado, candidato a los Premios Goya 2025. Habrá que esperar hasta mediados de diciembre para saber si la Academia de Cine lo elige como uno de los cinco cortometrajes documentales nominados.
“Quería contar el viaje del cuadro. Llevaba varios años intentando financiar proyectos relacionados con la Transición, participando en múltiples desarrollos de historias sobre ese periodo para cine y televisión. Entonces, Archivos Estatales publicó un concurso que consistía en plantear un guion de corto documental a partir de una pieza de sus archivos. Me fijé en una fotografía del Guernica tendido en el suelo del MoMA. Empecé a leer y a preguntar sobre el traslado del cuadro de Picasso. La idea del retorno no se corresponde con la realidad. Fue una llegada. Lo cual es más impresionante. Mandé mi propuesta y, dos años después, seguimos proyectando el documental por todo el mundo”, celebra el director. Llegada del Guernica al Aeropuerto de Barajas de Madrid. Foto: Jesús González
Una misión en la que participaron políticos, funcionarios y artistas
Con esa “llegada”, Logar se refiere al recibimiento que la obra maestra del pintor malagueño tuvo en territorio patrio. A la altura de un acto de Estado. “Creo que la operación para traer el Guernica a España es uno de los grandes éxitos de la Transición. Un momento de colaboración único en nuestra historia en el que la cultura se pone en el centro de la acción política. Una tarea en la que participan políticos, funcionarios, artistas, intelectuales… Que un cuadro tenga el tratamiento de Jefe de Estado me parece precioso. Y lo tiene por su valía simbólica, no por su precio en el mercado. Eso lo hace todavía más impresionante”, detalla.
Esa pintura que un día viajó del MoMA de Nueva York al Casón del Buen Retiro de Madrid dicen que nació de la inspiración que Picasso encontró en las fotografías del bombardeo de Guernica. La población sobre la que, el 26 de abril de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil española, la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, que combatían en favor del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República, lanzaron un ataque hasta arrasarla casi por completo.
“La obra se ha analizado y se analizará desde un punto de vista técnico en innumerables ocasiones, yo no soy experto en ese campo. Lo que a mí me llama la atención como cineasta, educador y espectador, y me sigue emocionando, es la energía del cuadro, su historia y su potencia infinita para remover conciencias, para presentar una visión atemporal de las guerras, de la violencia, de la injusticia. El Guernica es una obra que proyecta su fuerza en todo el mundo, en contextos muy distintos y para públicos de todo tipo”.
Un recuerdo de la barbarie
Testigos y protagonistas de aquel momento histórico cuentan, por primera vez, los detalles de la recuperación de la obra. Una hazaña que cerró el proceso político de la Transición. Fueron necesarias un total de 8 horas de entrevistas, después condensadas en 20 minutos. “Todo el mundo participó con entusiasmo. Creo que hay cierto consenso en que al audiovisual español le cuesta hablar de la historia de España. Y cuanto más cercana una época, más difícil es ver su reflejo en las pantallas. Por lo tanto, cualquier oportunidad para redescubrir episodios como este es bien recibida”.
Entre los participantes está Genoveva Tusell, historiadora del arte que guía el documental que actualmente puede verse en Filmin y RTVE Play. Su padre, Javier Tusell, director general de Bellas Artes en aquellos años, fue la persona que dirigió las negociaciones con la familia Picasso y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Junto a él, Álvaro Martínez-Novillo, subdirector de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura el año de la llegada del Guernica a España. “Los protagonistas del documental tienen una vinculación emocional con la propia historia”, asegura el director. El documental también recoge los testimonios de Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía desde 2006, entre otros.
Han pasado más de 80 años desde que Picasso alumbrara este cuadro icónico y reconocido por cualquier espectador del plantea. ¿Cuál es el poder que, a día de hoy, ejerce sobre quien lo observa? “Álvaro Martínez-Novillo lo dice en el documental: “El Guernica fue un cuadro sobre la conciencia del franquismo”. En la actualidad, sigue siendo una especie de talismán. Está ahí, para que podamos volver a él en tiempos convulsos como los actuales. Nos recuerda la fragilidad de la paz y lo cerca que estaremos siempre de la barbarie. Nos protege del olvido”, dice el director.
Por todo eso el documental incide en el peso político de la obra, para que no se convierta en una postal, para que siga ejerciendo ese poder absoluto sobre las conciencias. Desde 1992, el Guernica se encuentra en exhibición permanente en el Museo Reina Sofía de Madrid.