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¿7M € por dos camellos? Arte animal, el nuevo capricho de los coleccionistas ricos

Por Mario Canal
Retrato de François-Xavier y Claude Lalanne sobre la obra ‘Important Pair of Chameaux’
Christie’s © Pierre Boulat / Associates Pierre & Alexandra Boulat

Los muebles camuflados de animales, creados por los diseñadores François-Xavier y Claude Lalanne, están alcanzando cifras récord en subasta. Pero no son los únicos, las esculturas zoomórficas con firma de autor llevan un tiempo siendo objeto de caza mayor entre los coleccionistas

Poseen una melena hippie, un rostro hierático y una actitud burlona. Y sí, son una monada. Hablamos de un par de camellos que los Lalanne, François-Xavier y Claude, el matrimonio de artistas conocidos por crear esculturas y muebles de animales, subastarán el próximo 19 de noviembre. ¿Obras de arte al nivel de las otras que también se venderán de Ruscha o Magritte? ¿O simplemente estamos ante un simple sofá con jorobas?

El pasado mes de octubre, una subasta dedicada al trabajo de François-Xavier vendió 70 lotes que alcanzaron los 55,5 millones de euros. Entre ellos pudo verse un gran oso de bronce fechado en 2009 que dobló su estimación, vendiéndose por 5,6 millones de euros. La pareja no solo ha conseguido adjudicaciones en subasta por precios llamativos, sino también lo que muy pocos diseñadores siquiera sueñan: que sus obras sean consideradas Arte, con mayúsculas.

Al menos, eso es lo que piensa Christie’s y, evidentemente, el comprador que puje para hacerse con los camellos. Un coleccionista –las posibilidades de que ya esté adjudicado a algún millonario de Oriente Medio son muy altas, por el simbolismo de estos animales en aquellas latitudes– que interprete esta pieza como histórica, original e irrepetible, aunque fuera creada por quienes hasta no hace tanto eran mirados con desdén. De hecho, la alcaldía de París destruyó en 2011 un jardín infantil maravilloso creado por ellos en la plaza de Les Halles, en el centro de la ciudad.

Sus animales, sin embargo, no serán los primeros sobre los que el martillo de la subasta caiga con una lluvia de millones. Hay precedentes que sobrepasan estas estimaciones. El mercado del arte es un bazar sublime, pero también un zoo repleto de criaturas extrañas.

‘Important Pair of ‘Chameaux’, François-Xavier Lalanne. 1974
‘Très Grand Ours’, François-Xavier Lalanne. 2009
© Christie’s

De mamuts, tiburones y otras codiciadas bestias

Desde que el mundo es mundo, los animales han formado parte del imaginario artístico de los humanos. En las cuevas prehistóricas, las figuras infantiloides de bisontes, mamuts y otras bestias eran plasmadas en las paredes de cuevas para matar a los animales, atraparlos antes de la caza, según la teoría de la “magia simpática” expresada por el etnógrafo alemán Henri Breuil. Hay muchos otros planteamientos académicos que especulan sobre por qué los humanos pintaban animales o usaban sus restos como fetiches y talismanes. Y todos son plausibles, puesto que no podemos preguntar directamente a nuestros antepasados. Pero, ¿por qué pagar la exagerada cantidad de 85 millones de euros en 2019 por una escultura de pequeño tamaño que representa un juguete inflable con forma de conejo? Los etnógrafos del futuro tendrán que rascarse la cabeza a conciencia para entender al ser humano del presente.

La famosa escultura de Jeff Koons a la que nos referimos y que alcanzó esa cifra astronómica –Rabbit (1986)– no pretendía expresar ningún análisis sobre la relación del ser humano con la naturaleza. Más bien, es un apunte ingenioso que evidencia la sublimación pueril que ha alcanzado el homo sapiens tras miles de siglos de supuesta evolución intelectual. Hace solo cinco años, una de las cuatro copias –ni siquiera era una pieza única– que hizo el artista norteamericano de esta escultura alcanzó un precio a todas luces estremecedor, el más alto de un artista vivo en subasta. Visto lo visto, ¿por qué dos camellos lanudos no van a superar los 7.5 millones de euros? Todo es posible en el maravilloso mundo animal.

‘Rabbit’, Jeff Koons. 1986
© Christie’s
‘Rabbit’, Jeff Koons. 1986
© Christie’s

El premio a la caza mayor también es para el siempre infame y maravilloso Damien Hirst. El artista inglés es el epítome de salirse con la suya. Lienzos blancos moteados por filas de círculos de colores pastel. Ceniceros gigantes llenos de apestosas colillas. Paneles con miles de mariposas disecadas formando mandalas y formas geométricas. Y, por supuesto, sus controvertidos animales en formol. Uno de ellos, El becerro de oro (The Golden Calf, 2008) –un ternero con cuernos de oro de 18 quilates–, fue vendido por 12 millones de euros en una subasta celebrada en 2018.

Por debajo de esta venta, en esa misma subasta estuvo otro de sus animales más populares, un tiburón también suspendido en una solución de formaldehído. Titulada El reino (The Kingdom, 2008) era una versión de la obra que le puso en el mapa del mundo del arte y de los tabloides e informativos de todo el mundo, que no entendían cómo un animal muerto metido en una vitrina llena de líquido verdoso podía ser considerado una obra de arte. Aquel mítico The Physical Impossibility of Death In The Mind Of Someone Living, la obra que creó en 1991 y ganó el prestigioso Turner Prize de 1995, se vendió por primera vez en una galería por 60.000 euros. En septiembre de 2008, se adjudicó en Sotheby’s por 11.5 millones de euros.

Solo una mujer ha conseguido alcanzar con una escultura animal los precios estratosféricos que estamos viendo. Incluso superando a todos -menos a Koons-. Para muchos, fue la creadora más importante del Siglo XX: Louise Burgoise. Su araña Spider tiene varias versiones. Una de ellas está a la entrada del Museo Guggenheim de Bilbao, pero hay otras en la Tate Modern o la Dia Beacon de Nueva York. También el Reina Sofía tiene una versión de 1994. La que en mayo de 2023 se vendió en la casa de subastas Christie’s de Nueva York superó los 30 millones de euros. Nunca antes una escultura creada por una mujer había sido vendida por un precio tan alto.

‘The Golden Calf’, Damien Hirst. 2009
‘The Golden Calf’, Damien Hirst. 2009
‘The Kingdom’, Damien Hirst. 2008
‘The Kingdom’, Damien Hirst. 2008
‘Grande Carpe’, François-Xavier Lalanne. 1972
© Christie’s
‘Grande Carpe’, François-Xavier Lalanne. 1972
© Christie’s
‘Spider’, Louise Bourgeois. 1996-1997
© Christie’s
‘Spider’, Louise Bourgeois. 1996-1997
© Christie’s

Para Bourgeois, las esculturas de arañas eran una forma de retratar las ambigüedades de la maternidad. El amor y también el miedo. La amenaza y también la protección. Su gran altura permite que el espectador pueda pasar por debajo de su vientre, rodeado de largas y afiladas patas. El animal fetiche de la artista francesa puede generar fobia en muchos espectadores, pero el mercado del arte siente una atracción que se confirma en cifras espectaculares cada vez que una de ellas sale a subasta de la misma manera que los tiburones, los conejos de juguete, los camellos y otros animales fantásticos.

Todos ellos seguirán siendo adquiridos por coleccionistas que quizás busquen atrapar la naturaleza, o la vida, con su dinero. O sentir que están en lo alto de la pirámide animal, muy por encima del resto de seres que habitan el planeta Tierra.