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Abstracción y espiritismo: el Guggenheim expone la obra oculta de Hilma af Klint

Por Clara González Freyre de Andrade
Los diez mayores, Niñez, Serie sin título, Grupo IV (De tio största, Barnaåldern, Saknar seriebeteckning, Grupp IV), Hilma af Klint.
©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024.

La artista sueca mandó encerrar sus obras hasta 20 años después de su muerte, convencida de que el mundo no estaba preparado para entenderlas. Ahora y hasta el 2 de febrero de 2026, el Museo Guggenheim de Bilbao expone una enorme retrospectiva que recorre todo su legado.

Atreverse a romper lo anterior tiene sus riesgos, pero en el caso de Hilma af Klint el precio a pagar fue exorbitado: la indiferencia, el hastío y finalmente el olvido. En los primeros años del siglo XX, esta artista sueca ya manejaba a la perfección un lenguaje propio, colorido y, sobre todo, totalmente desvinculado de la realidad. Atrás quedaban sus paisajes y sus pinturas botánicas, las que había desarrollado tras su formación en la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo, una de las primeras en admitir la presencia de mujeres. Pero sus lienzos abstractos, de gran formato y con una profunda carga espiritual, pocas veces verían la luz en su época pues, su propia autora, consciente de su innovación -y tal vez empujada por la opinión de Rudolf Steiner- pidió que su legado no fuese expuesto hasta que al menos hubieran transcurrido 20 años desde su muerte. Estaba convencida de que sólo entonces, en el futuro, el mundo sería capaz de comprenderlas.

Entonces Hilma af Klint no lo sabía, pero estaba siendo muy optimista con respecto a su predicción. Su obra tuvo que esperar algunas décadas más para salir de su peculiar cápsula del tiempo. De hecho, algunos de sus lienzos, parte de un legado de más de 1000 obras, vieron la luz por primera vez en 1986, pero no alcanzaría el verdadero reconocimiento hasta la gran retrospectiva celebrada en 2013 en el Moderna Museet de Estocolmo. Desde entonces, su nombre trata de hacerse con su merecido hueco en los manuales de historia.

Pero acercarse a su obra en España ha sido prácticamente imposible, más allá de una pequeña muestra acogida por el Museo Picasso de Málaga en 2013. O al menos, lo ha sido hasta ahora. Recientemente el Museo Guggenheim de Bilbao ha inaugurado una ambiciosa retrospectiva que reúne en sus salas más de un centenar de lienzos de su mítica serie de Pinturas para el templo, acompañadas de algunos de sus primeros dibujos y las acuarelas que realizó durante los últimos años de su vida. Todas ellas podrán disfrutarse en el museo hasta el 2 de febrero de 2026.

Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo. Foto: Wikipedia
Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo. Foto: Wikipedia

La primera en la carrera hacia la abstracción

El siglo XX estuvo marcado por numerosos cambios sociales que tuvieron un reflejo indudable en la forma en la que, hasta entonces, se hacía arte. Hoy en día, conocemos y valoramos aportaciones como las de Piet Mondrian, Kazimir Malévich o Vasili Kandinski, tres artistas plásticos que abordaron lenguajes no figurativos desde prismas completamente distintos. El último de ellos se sigue estudiando como el padre del arte abstracto al proclamarse, durante mucho tiempo, como su pionero. Su primera acuarela abstracta está fechada por él mismo hacia 1910. Curiosamente, para entonces, Hilma af Klint llevaba cuatro años trabajando en una serie de pinturas que, audaces y llenas de color, en su mayoría se desarrollaban libres de las ataduras que implican las referencias al mundo visible. Podría decirse, por lo tanto, que de ser una carrera ella habría llegado antes.

Aunque su formación se desarrolló principalmente vinculada al paisaje, el bodegón y el retrato - algunos de los cuales pueden verse en las primeras salas de la exposición - no pasó mucho tiempo hasta que af Klint mostró su inclinación por representar algo más allá de lo meramente visible. Lo cierto es que, conociendo el contexto de su época, no resulta extraordinario este interés por lo espiritual, por lograr una visión del mundo complementaria de la científica. Le tocó vivir un tiempo en el que se habían logrado grandes avances como el descubrimiento de los rayos X o las ondas de radio, lo que había llevado a que muchas personas, entre ellos los citados pioneros de la abstracción, trataran de encontrar respuestas a aquello que resultaba inexplicable en el marco de corrientes como la teosofía.

El interés de la artista por comprender el mundo desde prismas como los del espiritismo o el ocultismo se acrecentó más si cabe tras la muerte de su hermana menor, lo que le llevaría a participar activamente en sesiones espiritistas. Y es precisamente en esas sesiones que desarrolla a partir de 1896 junto a cuatro amigas en lo que se conoce como el grupo de Las Cinco, donde se encuentra el germen de su obra abstracta. Fruto de las mismas, canalizan las sensaciones y mensajes de los guías espirituales con los que creía conectar a través del dibujo y la escritura automática, en una serie de obras que sirven como punto de partida de la exposición.

Serie Eros, Serie WU/Rosa, Grupo II (Erosserien, Serie WU/Rosen, Grupp II), n.º 5, 1907, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024Serie Eros, Serie WU/Rosa, Grupo II (Erosserien, Serie WU/Rosen, Grupp II), n.º 5, 1907, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
La estrella de siete puntas, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo V (Sjustjärnan, Serie WUS/Sjustjärnan, Grupp V), n.º 2, 1908, Hilma af Klint.©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024La estrella de siete puntas, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo V (Sjustjärnan, Serie WUS/Sjustjärnan, Grupp V), n.º 2, 1908, Hilma af Klint.©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
Grandes pinturas de figuras, Serie WU/Rosa, Grupo III (De stora figurmälningarn, Serie WU/Rosen, Grupp III), n.º 6, 1907, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024Grandes pinturas de figuras, Serie WU/Rosa, Grupo III (De stora figurmälningarn, Serie WU/Rosen, Grupp III), n.º 6, 1907, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
El árbol del conocimiento, Serie W (Kunskapens träd, Serie W), n.º 1, 1913, Hilma af Klint.
©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024El árbol del conocimiento, Serie W (Kunskapens träd, Serie W), n.º 1, 1913, Hilma af Klint.
©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
La paloma, Serie SUW/UW, Grupo IX/UW (Duvan, Serie SUW/UW, Grupp IX/UW), n.º 1, 1915, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024La paloma, Serie SUW/UW, Grupo IX/UW (Duvan, Serie SUW/UW, Grupp IX/UW), n.º 1, 1915, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
Caos primigenio, Serie WU/Rosa, Grupo I (Urkaos, Serie WU/Rosen, Grupp I), n.º 15, 1906–07, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024Caos primigenio, Serie WU/Rosa, Grupo I (Urkaos, Serie WU/Rosen, Grupp I), n.º 15, 1906–07, Hilma af Klint. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

Un recorrido por su gran legado

Pero, como no podía ser de otra forma, gran parte de la retrospectiva se centra en la exposición de los apuntes, instrucciones y las obras resultantes del que fue su gran legado, las conocidas como Pinturas para el templo. Un ciclo de 193 lienzos que desarrolla entre 1906 y 1916 y que surge como un encargo que recibe de Amariel, uno de los seres espirituales con los que la artista logró conectar. Obras en las que a menudo transita entre la figuración y la abstracción para explorar aquello que permanece oculto explorando con figuras como óvalos o espirales, conceptos duales como el espíritu y la materia o el bien y el mal.

Todo este ciclo se clasifica a su vez en varias series, muy bien representadas en la muestra de Bilbao. Desde algunos de los lienzos del primer grupo, conocido como de Caos primigenio por su relación con las enseñanzas teosóficas sobre el inicio del mundo, hasta los tres retablos que ponen el broche final a la serie y que se acompañan del esbozo del templo donde Af Klint ansiaba que su legado fuera expuesto: un edificio helicoidal, formado por tres pisos conectados por una escalera de caracol.

Vista de la exposición
Vista de la exposición

Comisariada por Lucía Aguirre y Tracey R. Bashkoff, esta última una de las artífices de la exposición celebrada en el Guggenheim de Nueva York en 2018 y que acabó de catapultar a la artista, las últimas salas de la exposición permiten acercarse a obras de la Serie del átomo, el que considera la puerta de entrada del cosmos; el Perceval o sus acuarelas abstractas. Es entonces cuando, influenciada por el propio Steiner cambia su forma de afrontar el arte y comienza a pintar Sobre la contemplación de flores y plantas.

El destino quiso que Hilma af Klint muriese con casi 82 años, en 1944. Curiosamente, ese mismo año lo hicieron también sus compañeros en la carrera por la abstracción, Vasili Kandinski y Piet Mondrian. Su destino, sin embargo, no pudo ser más distinto. Pero aquella predicción de af Klint, no resultó del todo errada: el futuro entendería y apreciaría su arte y, a través de exposiciones como esta, lo daría a conocer hasta hacerle un hueco en la historia, donde siempre debió estar.

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