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Las dichosas puertas de Antonio López en la catedral de Burgos, crónica de un desastre

Por Sol G. Moreno
 Exterior de la catedral gótica con la superposición de las puertas diseñadas por Antonio López. Imagen: Arzobispado de Burgos.

Iba a ser la “obra de arte más importante del siglo XXI” en la ciudad, pero se ha convertido en el vía crucis del Cabildo y del artista manchego. El proyecto generó polémica desde el principio: recogida de firmas, críticas furibundas e informes desfavorables de la UNESCO. ¿Cuándo van a llegar las dichosas puertas a la Seo burgalesa? En 2025 y, de momento, quedarán relegadas al museo.

Esperpento, aberración, atentado, chapuza, ocurrencia… Son tantos los insultos que ha recibido el proyecto de Antonio López para la Catedral de Burgos, que sería difícil acordarse de todos ellos. Porque es un encargo que nació maldito desde el principio. Fue un caramelo envenenado que le ha costado más de un disgusto al pintor y escultor manchego.

En 2020 recibió el encargo de elaborar unas puertas modernas para la fachada gótica principal, con la idea de inaugurarlas al año siguiente y celebrar así por todo lo alto el VIII centenario de la Seo burgalesa. La idea era sencilla: sustituir los portones de madera por otros de bronce, pero aquella propuesta enseguida desató la polémica.

Desde entonces, todo han sido dolores de cabeza para el artista. Primero tuvo que enfrentarse a los arquitectos, historiadores y profesionales más críticos, que recogieron firmas para evitar que el encargo saliese adelante. Después tuvo que defenderse de ICOMOS, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios asesor de la UNESCO, quien emitió un informe desfavorable del proyecto, alegando que la actualización de las puertas podría hacer peligrar la catalogación del templo como Patrimonio de la Humanidad. Y finalmente luchó contra el tiempo, la gran bestia negra en todos y cada uno de los encargos que lleva a cabo. Suma tres años de retraso, pero López sigue resistiéndose a dar el toque final a la obra, que ya se ha comprometido a entregar en varias ocasiones sin cumplir su promesa.

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El artista trabajando en la figura de la Virgen María,
              tomando como modelo una fotografía. Imagen: Arzobispado de
              Burgos.El artista trabajando en la figura de la Virgen María, tomando como modelo una fotografía.
Imagen: Arzobispado de Burgos.
Antonio López frente a una de las puertas de la Catedral de
              Burgos. Imagen: Arzobispado de Burgos.Antonio López frente a una de las puertas de la Catedral de Burgos.
Imagen: Arzobispado de Burgos.
El pintor y escultor Antonio López. Foto: EFE/Nacho GallegoEl pintor y escultor Antonio López. Foto: EFE/Nacho Gallego
Detalle del paisaje de la puerta izquierda. Imagen:
              Arzobispado de Burgos.Detalle del paisaje de la puerta izquierda. Imagen: Arzobispado de Burgos.
Yale Art and Architecture Building. Foto: G. E. Kidder
              SmithYale Art and Architecture Building. Foto: G. E. Kidder Smith

No cabe duda de que se trata de la peor pesadilla del artista, casi nonagenario. Porque hace tiempo que la pregunta sobre “sus puertas” se ha convertido en un tema recurrente cada vez que hace una aparición pública, tanto si es para presentar un libro, como para hablar de una exposición o conceder una entrevista. “Ellos han pagado las puertas y nosotros estamos intentando terminarlas. Para el resto, preguntad a los de Burgos”, trató de zanjar la última vez.

Personajes bíblicos demasiado humanos

Lo cierto es que cada uno de los pasos que se han ido dando en relación a este proyecto ha sido fuente de polémica. El primer debate surgió cuando se tuvo la idea de traer al siglo XXI una de las portadas góticas más imponentes de nuestro país; entonces hubo quien puso el grito en el cielo, como si el cuerpo más bajo de la fachada de Santa María no fuese una ejecución moderna de finales del siglo XVIII (la original se había deteriorado y se tuvo que sustituir. Eso sí, de acuerdo al esquema preexistente).

El siguiente incendio se produjo cuando dieron a conocer los bocetos del artista para los tres bronces: una gran puerta que representaba a Dios Padre, situada en el centro, y dos laterales más pequeñas con las figuras de la Virgen y el Niño Jesús. Como buen autor realista, López se inspiró en sus familiares, algo que no gustó nada a cierto sector de la comunidad religiosa, que se le echó encima por humanizar demasiado a los personajes de la Biblia. De modo que tuvieron que modificarse.

Ahora el problema está en saber dónde se instalarán las dichosas puertas. Como el proyecto ya está pagado y ha costado sus buenos dineros –1,2 millones de euros sufragados en un 85% por el Cabildo, además de aportaciones puntuales de empresas y particulares–, los responsables de la Seo siguen erre que erre: quieren colocarlas en la fachada de Santa María para la cual fueron concebidas. Pero claro, para eso tienen que obtener el visto bueno de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, pues son ellos quienes tienen la potestad de permitir o denegar prácticamente cualquier cambio efectuado sobre la Catedral de Burgos, considerada BIC (Bien de Interés Cultural) y Patrimonio de la Humanidad.

Recreación de cómo quedarían las nuevas puertas de bronce en la
          fachada de Santa María (detalle)

Como buen autor realista, López se inspiró en sus familiares, algo que no gustó nada a cierto sector de la comunidad religiosa

Por si todo esto no fuera suficiente, se suma un último inconveniente. Más allá de las cuestiones estéticas, de la protección del patrimonio y de la (mala) opinión que el proyecto ha generado públicamente, se encuentra la cuestión del material: el bronce. Al ser mucho más pesado que la madera, podría afectar negativamente a la portada y causar algún desperfecto. Luego otro motivo más para oponerse a su instalación, según los técnicos que, como es lógico, prefieren mantenerse conservadores en este asunto.

Tras un tira y afloja entre la Administración Pública local –que no ha pagado un duro– y el Arzobispado –promotor de la obra–, ambas partes parecen haber llegado a una solución provisional, que es exponer el conjunto en el museo catedralicio. Eso quiere decir que, de momento, el conjunto no podrá lucir orgulloso junto a la magnífica portada, pero sí dentro del edificio de manera temporal. Algo es algo.

La noticia se ha sabido esta semana, gracias al último comunicado emitido por el Cabildo, que ha confirmado el futuro más inmediato de la pieza. Así lo ha asegurado su deán-presidente, Félix José Castro, tras recibir el beneplácito de la Junta. Y aunque este plan alternativo parece el premio de consolación para las moles de bronce, al menos es una propuesta con la que todos están de acuerdo. En el mencionado escrito, la entidad religiosa avanzaba también que los trabajos se encontraban “en su momento final”.

Pero tratándose de Antonio López estas palabras hay que tomarlas con mucha cautela. Porque no es la primera vez que el Arzobispado habla en estos términos. El pasado mes de mayo ya agradecía al artista y a su equipo “haber concluido” el encargo, que “en los próximos meses”, llegaría a la catedral burgalesa. Sin embargo, se ha pasado el verano y la recepción de la obra se sigue retrasando.

Durante este tiempo, el Cabildo ha estado en constante diálogo con los técnicos de Patrimonio de la Junta de Castilla y León para obtener los permisos necesarios. “Pediremos el asesoramiento oportuno a la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte con el fin de obtener el permiso correspondiente para la ubicación temporal de la obra en el lugar más adecuado”, adelantaba en mayo. De momento, ese “lugar adecuado” será el museo de la catedral, que acogerá las polémicas puertas de Antonio López el primer semestre de 2025, previsiblemente. Un espacio donde, esperemos, no despierte tantas críticas ni rechazo. Otro paso más en el vía crucis de este trabajo, que el artista aún se resiste a soltar.

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