Arquitectura & Diseño

La maldición de Paul Rudolph: el arquitecto emblemático de EEUU cuyos edificios han desaparecido

Por Sofía Guardiola
Paul Rudolph © Arnold Newman/Getty Images

El MET de Nueva York explora la carrera de uno de los arquitectos más importantes del siglo pasado en EEUU, del que paradójicamente muchos edificios emblemáticos han sido demolidos.

Aprincipios de los años 40, el arquitecto Walter Gropius, fundador de la Bauhaus, impartió clases de posgrado en la universidad de Harvard a un joven prometedor que se había graduado en 1940 en la Alabama Polytechnic Institute –hoy en día, Auburn University–. Este alumno, de nombre Paul Rudolph, acabaría convirtiéndose en uno de los arquitectos más relevantes del siglo XX estadounidense con una carrera plagada de experimentación, hormigón, utopías, proyectos no realizados, casas que cambiaron la historia y edificios de los que hoy en día solo quedan fotografías, maquetas y algunos planos.

El germen de esas estructuras probablemente podamos encontrarlo en Sarasota, Florida, donde se desarrollaría durante la posguerra un estilo particular de urbanismo, el Sarasota Modern o la Escuela de Sarasota, cuyas características fueron pensadas por una serie de arquitectos jóvenes y vanguardistas que querían experimentar con las formas modernas, adaptándolas al clima de la zona. Para ello utilizaban construcciones planas y abiertas, así como grandes ventanales, todo ello pensado para aprovechar la luz solar y facilitar el enfriamiento natural de los espacios. El propio Rudolph afirmó que lo que le llevó a escoger aquel emplazamiento fue que creía que “había algo en la arquitectura moderna que la hacía más simpática con los climas cálidos que con los fríos”.

Allí se asoció con Ralph Twitchell y durante cinco años construyeron viviendas sumamente características en las que predominaban los elementos geométricos –especialmente cuadrangulares–, claros y limpios; las conexiones estructurales, la atención a los detalles y el aprovechamiento de la luz y el calor típicos del clima de Florida. De esta época son la Twitchell House, la Lamolithic House de Siesta Key o la Leavengood Residence, entre otros edificios que, poco a poco, comenzaron a atraer a arquitectos de todo el mundo.

Twitchell House. Foto: Joseph Janney SteinmetzTwitchell House. Foto: Joseph Janney Steinmetz
Twitchell House. Foto: Joseph Janney Steinmet Twitchell House. Foto: Joseph Janney Steinmet
Leavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTOLeavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTO
Leavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTOLeavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTO
Leavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTO Leavengood Residence. Foto: Ezra Stoller / ESTO

Muchos de estos edificios históricos, que fueron testigos de una voluntad vanguardista, ya no existen hoy en día. De las tres construcciones anteriormente citadas solo la Lamolithic House sigue en pie, y de hecho está siendo restaurada y ampliada, y se espera que las obras finalicen en 2025. Por su parte la Twitchell House, la primera construcción que nació de la alianza de Rudolph y Twitchell, fue demolida en 2007, y la Leavengood Residence corrió la misma suerte.

No obstante, la fama que adquirió con estos edificios le llevó a recibir encargos para varias universidades, sumado al hecho de que sus construcciones viraban cada vez más hacia la arquitectura brutalista, que alcanzaría su auge en la década de los 60. Entre estos proyectos destaca el Yale Art and Architecture Building, uno de los mayores ejemplos de arquitectura de este estilo en EEUU. En él, Rudolph desplegó no solo su habilidad, sino también su imaginación. Además de utilizar características que ya había empleado en sus casas de Sarasota como la importancia de las figuras cuadrangulares, la compartimentación y las grandes cristaleras; ideó un edificio de gran complejidad, con más de treinta niveles distintos en tan solo siete pisos.

Sin embargo, la edificación que en un primer momento recibió todos los elogios y cosechó galardones como el Premio de Honor del American Institute of Architects, no envejeció bien a ojos de la crítica. El historiador Nikolaus Pevsner por ejemplo, lamentó su “opresiva monumentalidad”. Como si de una maldición se tratara, tampoco los elementos fueron clementes con él. En 1969 –tan solo seis años después de su finalización– sufrió un incendio que le causó grandes daños. En las labores de reparación se alteraron muchas de las estructuras iniciales.

Yale Art and Architecture Building. Foto: G. E. Kidder Smith
Yale Art and Architecture Building. Foto: G. E. Kidder Smith

Cuando el brutalismo empezó a pasar de moda, la figura de Rudolph y la de sus construcciones fueron perdiendo adeptos. Con el paso del tiempo se convirtió en el estilo controvertido que es hoy en día, con grandes amantes y detractores. Por un lado, se trata de un estilo que refleja las utopías del siglo pasado; y por otro personifica los problemas habitacionales y sociales que tuvieron lugar en muchas ciudades durante el mismo periodo de tiempo, en algunos casos con relación a estos edificios. De hecho, el propio MET sugiere que estas visiones en contra del brutalismo son una de las posibles causas por las que, durante la última década, se hayan demolido muchos de sus edificios.

A estos se suman como fantasmas y quimeras las construcciones que ideó sobre el papel, pero que nunca llegaron a materializarse. Tal vez la más famosa de ellas sea la autopista Lower Manhattan, una controvertida propuesta que buscaba unir Nueva Jersey con Brooklyn a través de túneles y puentes, dejando intacta la infraestructura de la ciudad. En un principio, esta idea introducía un nuevo modo de entender las comunicaciones y los transportes que podían unir comunidades en lugar de dividirlas, pero finalmente fue rechazada precisamente porque construirla requeriría destruir barrios y, paradójicamente, desplazar comunidades.

Lippo Centre Station
Orange County Government Center. Foto:  Matthew Carbone for Architect Magazine

Rudolph se reinventó, sin embargo, y construyó otro tipo de edificios, lo que le convierte en un arquitecto polifacético y, en consecuencia, difícil de enmarcar en un único estilo. Durante esta etapa recibió encargos en lugares como Singapur o Hong Kong, donde construyó el famoso Lippo Centre, un conjunto de dos rascacielos cuya superficie está cubierta de ventanas, y en los que se ven figuras cuadrangulares y modulación de los espacios que recuerdan, de forma lejana, a sus primeras edificaciones. Finalmente, como si fuese parte de esa maldición que acababa con sus edificios, el arquitecto fue diagnosticado con un mesotelioma, un tipo de cáncer muy poco frecuente que acabó con su vida a los 78 años. Poco antes de fallecer, sin embargo, donó a la Biblioteca del Congreso su archivo arquitectónico, compuesto de más de 100.000 artículos, de dibujos a fotografías pasando por material impreso y modelos de sus construcciones. Muchas de estas piezas son las que pueden contemplarse ahora en la exposición del MET, junto a otras piezas, como muebles pertenecientes al arquitecto, que completan el retrato aportando contexto sobre su figura y sus gustos.