Exposiciones

Jacqueline, la obsesión de Picasso (y viceversa)

Por Ana Mª Nimo

Jcqueline Roque y Pablo Picasso bailando en el taller de su casa en Cannes. Foto: David Douglas Duncan

Cuando el pintor encaraba el último tramo de su vida, una mujer avivó su fuego creativo hasta tal punto que llegó a crear más de 400 obras en su honor. La exposición Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline reúne óleos, dibujos y libros ilustrados que giran en torno a la importancia que Jacqueline Roque tuvo en la vida y obra del malagueño.

Soy Jacqueline Roque. Viví junto a Picasso 18 años. Él murió en mis brazos. Me llamaron enfermera, esclava y carcelera. Fui su mujer”. Jacqueline se pegó un tiro en la sien el 15 de octubre de 1986 en Mougins, en la casa de la Costa Azul en la que había vivido con el pintor malagueño.

La pareja se conoció en el verano de 1952, cuando ella, que entonces tenía 25 años -46 menos que él-, trabajaba en el taller de cerámica de Madoura (apodo de Suzanne Ramié). Roque había recalado allí, tras escapar de un marido infiel. No era el primer hombre que le fallaba, cuando tenía dos años, su padre la abandonó a ella y a su madre, que tuvo que dejar su vida de costurera para encontrar un trabajo que además de dinero les proveyese de un techo bajo el que dormir. Así fue como empezó a trabajar como portera en un lujoso edificio en el barrio de las embajadas de París.

Con 20 años, poco después de que su madre muriera a causa de un derrame cerebral, se casó con André Hutin, un ingeniero con el que tuvo una hija, Cathy, pero con el que el romance no duró demasiado. Los tres se mudaron a Burkina Faso donde vivieron hasta su divorcio, tras el cual, la parisina se trasladó a Vallauris donde conoció a Picasso.

De corta estatura y mirada penetrante, el abnegado carácter de Jacqueline cautivó al malagueño. A su manera de ver, ella era “una mujer total, una mujer cálida, una mujer para reír y jugar y también para enfrentarse; una mujer para vivir con su bien y su mal naturales, una mujer de pintura”, en palabras de la escritora Hélène Parmelin. Un cortejo de seis meses, en los que Picasso se deshizo en flores y dibujos, logró desarmar a la parisina y pese a su resistencia inicial, Jacqueline decidió entregarse a él sin concesiones. “Has entrado en sacerdocio. Me llamarás monseñor”, dicen que él le soltó y ella aceptó.

Jacqueline en vestido turco (1955).
2014 Estate of Picasso / Artists Rights Society (ARS), New York
Picasso y Jacqueline, en una imagen tomada el 22 de octubre de 1961. Foto: Getty

Su devoción se vio recompensada con la inmortalidad. Durante los casi 20 años que vivieron juntos, Roque avivó la capacidad creativa del pintor, que llegó a hacer más de 400 representaciones de su esposa a la que llegaba a representar con ínfulas de diosa. “En cierto sentido, en los obsesivos retratos de Jacqueline, Picasso expone su alma. Su mujer, llena de vida, le ‘reanimó’ e inspiró para pintar y grabar extraordinarias obras”, apunta Fernando Castro Flórez, uno de los comisarios de la exposición Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline, que podrá visitarse en la Fundación Bancaja de Valencia hasta el 2 de marzo de 2025 y que reúne más de 250 obras manufacturadas en los últimos años de vida del pintor.

Mil veces una mujer

Aunque la mujer era un motivo recurrente en su obra, el malagueño no gustaba de retratar a modelos desconocidas, prefería haber tratado personalmente a las mujeres que posaban ante él para impregnar su obra de la esencia que los unía, una unión que no siempre era beneficiosa para ambas partes como dejó por escrito quien fuera pareja del pintor, Françoise Gillot. En Vida con Picasso la también artista hacía un retrato desmitificado del malagueño, resaltaba su carácter difícil y el desdén con el que la había tratado durante más de 10 años. Sin embargo, para Laura Campos, también comisaria de la exposición, las obras recogidas en esta muestra son la evidencia palpable de que con Jacqueline la relación era otra: “Cuando estaba mal con sus mujeres, lo representaba en su obra. En esta exposición no vemos esa angustia, ni esa tristeza”.

La primera vez que la representó en una de sus obras fue tres años después de su primer encuentro, en 1955, en los grabados en las planchas dedicadas a las variaciones de Mujeres de Argel, de Delacroix. Era la primera de las decenas de reinterpretaciones que Picasso haría de obras firmadas por grandes maestros -Courbet, El Greco, Velázquez, Rembrandt, Matisse…- en las que Jacqueline pasaba a ocupar un papel protagonista. Cientos de Jacquelines -cubistas, primitivas, clásicas…- acabaron por ocupar los lienzos y la mente del pintor, pero solo una se sentaba frente y junto a él. Solo una le frotaba la espalda durante el baño. Solo una se quedaba a su lado en el estudio hasta que sucumbían ante el agotamiento.

Jacquelin Roque posa junto a uno de los retratos firmados por el malagueño.
2014 David Douglas Duncan. Estate of Picasso/Artists Rights Society (ARS), New York.

Picasso no se casó con Jacqueline hasta la muerte de su primera esposa Olga Khokhlova, de la que no se había divorciado para no tener que compartir con ella sus riquezas. Así que, para cuando pudo unirse sacramentalmente a Jacqueline ya atesoraba las 80 primaveras. Fue entonces cuando se mudaron a Notre Dame de Vie, la casa de la Provenza en la que convivirían hasta la muerte del pintor en 1973.

La noche que Picasso murió, Jacqueline durmió a su lado y quiso que su entierro fuera algo íntimo. El hecho de que no permitiese a Claude y Paloma, los hijos que el artista había tenido con Gillot, asistieran a su funeral, le hizo ganarse el sobrenombre de “la carcelera de Picasso”. Pero lo cierto es que el pintor había renegado de ellos a raíz del distanciamiento que se había producido con su madre.

El vacío creado por la ausencia del pintor era tan grande como su legado. Lejos de vender sus obras, su viuda las fue donando a instituciones y allegados mientras lidiaba con una depresión que, finalmente, la llevaría a quitarse la vida con 59 años.

Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline ofrece un recorrido por óleos, obra gráfica, dibujos y libros ilustrados que sirven de homenaje a esa unión a través de un recorrido por la última etapa creativa del pintor. La importante faceta de Picasso como grabador está presente en la muestra con obras de la Suite 347 y la Suite 156, junto con linóleos y una decena de libros ilustrados por el artista, entre los que se encuentran Carnet de la Californie, Le Carmen des Carmen y Les dames de Mougins.

Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.
Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.
Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.
Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.
Jacqueline con un collar de cerámica hecho por Picasso. / Archivo David Douglas Duncan / SUCESIÓN PICASSO
Jacqueline con un collar de cerámica hecho por Picasso. / Archivo David Douglas Duncan / SUCESIÓN PICASSO
Leonora Carrington. Los caballos de lord Candlestick. 1938. The
            31 Women Collection. © 2024 Estate of Leonora Carrington / VEGAP. ©
            2022-2024 JPS Artworks LLC.
Leonora Carrington. Los caballos de lord Candlestick. 1938. The 31 Women Collection. © 2024 Estate of Leonora Carrington / VEGAP. © 2022-2024 JPS Artworks LLC.
Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.
Visitantes en la exposición 'Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline'.

Las fotografías extraídas de los archivos de Edward Quinn y David Douglas Duncan permiten tomar perspectiva de cómo fueron esos 20 años de trabajo y convivencia. Estás imágenes sirven para desmentir que la parisina tuviera un rol meramente servil en la vida del pintor: “Muchísimas de las fotografías que nos la presentan en el papel de una colaboradora activa”.

Las obras expuestas proceden del Reina Sofía, de los museos del autor en Málaga y Barcelona, la Fundación ICO, ABANCA, la Galería Guillermo de Osma y de los fondos de la propia Fundación Bancaja, que cuenta con el mayor acervo de producción gráfica de Picasso.