La primera exposición protagonizada por mujeres artistas ya ocurrió en 1943, y ahora la puedes ver
Por Ana Mª Nimo
La Fundación Mapfre acoge, desde el 19 de septiembre y hasta el 5 de enero, una selección de los fondos de The 31 Women Collection, conformada por obras de las mismas artistas que participaron en una histórica exposición organizada por Peggy Guggenheim en 1943.
En la séptima planta de un edificio de la transitada calle 57 de Nueva York hay una galería en la que los cuadros han abandonado la frialdad de las paredes para salir al encuentro de los que la visitan. Las obras, que cuelgan del techo, se muestran desprovistas de marcos, desnudas, se ofrecen para ser admiradas o, incluso, cuestionadas. Repartidos por la estancia, unos asientos de formas onduladas -biomórficos- invitan a sentarse, cuando no tumbarse, para recrearse en este festín visual orquestado nada menos que por Peggy Guggenheim (Nueva York, 1898 -Padua, 1979). Estamos en 1942 y esta es la Art of this century gallery.
Cuando se inauguró, hacía apenas un año que Guggenheim había regresado de Europa. Tras más de 20 años en el Viejo Continente, la norteamericana retornaba a casa con las alforjas llenas de las obras firmadas por artistas surrealistas que había logrado salvar del expolio nazi. Para mostrarlas -y venderlas- necesitaba un espacio tan rompedor como aquello que se proponía exponer. Frederick Kiesler fue el encargado de diseñar una galería que reescribía las formas de exponer el arte.
Guggenheim, que había heredado una considerable fortuna tras la muerte de su padre en el hundimiento del Titanic, suplía su falta de conocimientos sobre arte con un nutrido círculo de amistades conocedoras de la materia. "Tomé consejos de los mejores... escuché y ¡cómo escuché! Así fue como finalmente me convertí en mi propia experta", explicaba. En su consejo de sabios había una figura que destacaba frente al resto, Marcel Duchamp. “Mostrar el arte de mujeres artistas en ese momento era algo inusual y una especie de salto de fe. Peggy Guggenheim siguió el consejo de Duchamp, quien defendía que las mujeres no eran sólo musas o esposas, sino artistas por derecho propio”, explica ahora a El GritoKarole P. B. Vail, directora de la Colección Peggy Guggenheim en Venecia y nieta de la célebre coleccionista. Así fue cómo nació The Exhibition by 31 Women, la que es considerada la primera exposición protagonizada únicamente por mujeres artistas de la historia de EEUU.
Las artistas participantes fueron cuidadosamente seleccionadas por un jurado formado por, además del autor de La Fuente, André Breton, Max Ernst, marido de la coleccionista, y la propia Guggenheim. Y mientras que Frida Kahlo, Meret Oppenheim, Sophie Taeuber-Arp, Leonor Fini o Leonora Carrington acudieron raudas al llamado de la norteamericana, otras como Georgia O’Keefe, declinaron la invitación por no sentirse cómodas con la etiqueta de “mujer artista” alegando que era sencillamente “artista”. Finalmente, la muestra contó con 31 creadoras de 16 nacionalidades distintas, algunas con un nombre que empezaba a sonar (como el de Kahlo o Oppenheim), pero la mayoría eran completamente desconocidas. En la nota de prensa difundida con motivo de la inauguración de la muestra, la propia galerista la presenta como “el testimonio de que la capacidad creativa de las mujeres no se limita en absoluto a la vena decorativa”.
Para sorpresa de nadie la muestra tuvo poca repercusión y algunas malas críticas, pero sentó un precedente. Si Guggenheim, a quién se le atribuiría el descubrimiento de artistas como Jackson Pollock o Mark Rothko y quien acabaría siendo considerada como la gran mecenas del arte moderno, había posado su mirada en ellas, es que, efectivamente, eran relevantes. “Muchas de ellas se hicieron famosas mucho después, y muchas aún necesitan ser descubiertas, pero seguro que haber sido incluidas en esta exposición fue importante para estos artistas”, apunta Vail.
Una exposición irrepetible
Han pasado casi 80 años desde aquella histórica exposición y, como apunta la directora, “el mundo del arte se ha expandido y sigue expandiéndose” permitiendo a estas y otras mujeres como Artemisia Gentileschi, Hilma Af Klint o Tamara de Lempicka comenzar a ocupar un lugar protagonista en la agenda de las galerías y museos más importantes de todo el mundo y elevando a algunas de ellas, como es el caso de Kahlo, incluso, a la categoría de icono pop. Ante este cambio de tornas, “es probable que Peggy Guggenheim pensase qué ya era hora”, aventura su nieta.
Para rendir homenaje a una figura sin la que la historia del arte hubiera sido otra, la Fundación Mapfre acoge hasta el 5 de enero 31 mujeres. Una exposición de Peggy Guggenheim, una selección y reinterpretación de los fondos de The 31 Women Collection, la colección creada por Jenna Segal y conformada por obras de las mismas artistas que participaron en la exposición de 1943. La muestra destaca la fundamental labor de mecenazgo de la norteamericana y aborda el contexto en el que desarrollaron su trabajo las artistas con las que trabajó desde su galería neoyorquina.
Segal, que es productora de Broadway, filántropa y unas cuantas cosas más, cayó en las redes de Guggenheim tras leer su autobiografía, Confesiones de una adicta al arte. Ahí descubrió a una mujer excepcional, una pionera, cuyo relato vital parece adornado de historias encaminadas a sobredimensionar su leyenda -una familia desestructurada, con un padre ausente (aunque presente para sus amantes) y una madre enferma que padecía un toc que le obligaba a repetir todo tres veces; su descaro precoz, que la llevó a afeitarse las cejas en su adolescencia; sus múltiples affaires, entre los que se encontraba Samuel Beckett, a quien acabó dejando por los sofocos que le producían los recuerdos de lo vivido en el vientre materno…-, pero que en realidad explican y evidencian su espíritu emprendedor, desacomplejado y visionario.
La empresaria aprovechó el paréntesis propiciado por la pandemia para dar forma a un proyecto que venía rondándole desde hace tiempo: volver a juntar los trabajos de las artistas que participaron en The Exhibition by 31 Women. Pero Segal se encontró con una insalvable traba: la lista publicada de obras de la exposición no contenía fotografías, solo sus títulos, y en muchos casos no eran muy precisos y se limitaban a ser una escueta descripción de las obras -Naturaleza muerta, Composición, etc.- por lo que resultaba complicado saber exactamente qué trabajos se mostraron en la exposición original. Segal tuvo que conformarse con reunir obras firmadas por las mismas artistas, fueran cuales fueran, y acabó reuniendo hasta 200 piezas de arte bajo el nombre de The 31 Women Collection.
Casi medio centenar de las obras adquiridas por la empresaria -quien por cierto, ha recuperado el espacio que ocupaba la galería de Guggenheim en la calle 57- podrán verse en la Fundación Mapfre acompañadas por fotografías, publicaciones y otras piezas que contextualizan y completan la aproximación a la escena artística norteamericana ligada a las mujeres durante aquel período.
El recorrido de 31 mujeres. Una exposición de Peggy Guggenheim se divide en diferentes capítulos, el primero de ellos, se centra en cómo Guggenheim visibilizó el trabajo de las mujeres artistas del momento. Los que siguen proponen una aproximación a algunos de los principales ejes temáticos que abordaron las participantes de The Exhibition by 31 Women, con el propósito de afirmar su independencia y esquivar los tópicos asociados a la etiqueta “mujer artista” en el mundo del arte de ese periodo.