La fiebre por los artistas negros dispara sus precios (y las especulaciones) en subasta
Por Alberto G. Luna
Importantes museos como el Centro Pompidou, la Tate Modern o el MoMA han reforzado la presencia institucional de artistas africanos y/o negros, cuyos precios en subasta también se han disparado. Aunque no es oro todo lo que reluce.
En menos de una década el interés por el arte africano se ha disparado. El fenómeno comenzó en 2016, cuando Kerry James Marshall estableció un récord de 2 millones de dólares en subasta. Pero sobre todo dos años después, al superar su cuadro Past Times la marca de los 20 millones de dólares.
Los acontecimientos sociopolíticos de los últimos años, marcados por la trágica muerte de George Floyd y el movimiento Black Lives Matter, también han influido en este auge llegando incluso a influenciar a los curadores y programadores culturales. Importantes museos como el Centro Pompidou, la Tate Modern o el MoMA han reforzado la presencia institucional de artistas africanos y/o negros; así como numerosas ferias de arte internacionales y bienales. En el ámbito de las subastas por su parte, también hemos asistido a un verdadero crecimiento que refleja una prisa por adquirir obras de estos artistas. En 2022, más de 2.700 piezas de este segmento cambiaron de manos, casi el doble de las vendidas dos o tres años antes.
Ese año también estuvo marcado por la irrupción de Amoako Boafo, cuyo récord pasó de uno a tres millones de dólares en Hong Kong, simbolizando la espectacular irrupción de los artistas africanos contemporáneos en la escena internacional. Y no fue el único. Ahí tienen el ascenso de otras figuras como Njideka Akunyili Crosby, Michael Armitage, Otis Kwame Kye Quaicoe o Toyin Ojih Odutola.
Detrás de estas impresionantes cifras sin embargo, como en el resto del mercado contemporáneo, se esconden muchas especulaciones. Tras el pico de 2022, la caída de algunos artistas ha sido bastante significativa como es el caso de Aboudia Diarrassouba, Isshaq Ismail o el propio Boafo. Casi una cuarta parte de las obras subastadas en 2024 de este último por ejemplo, no se han vendido. Una situación impensable hace apenas dos años y que sugiere que los compradores se han vuelto más cautos.
Pero probablemente la caída más significativa haya sido la de Njideka Akunyili Crosby. Auspiciada como la artista revelación en 2017, llegó a ocupar el puesto número 1 en varios rankings, incluidos el de mejores artistas africanos y mejores debuts en subasta. La nigeriana también protagonizó la Bienal de Venecia y fue la mujer mejor clasificada en el Top 5001 de Artprice, detrás de solo 21 artistas masculinos, con un rendimiento anual por encima de consagrados como Takashi Murakami o Miquel Barceló. En 2020 por contra, su rendimiento fue de tan solo 44.000 euros y en lo que llevamos de 2024 ha remontado hasta poco más del millón, pero todavía muy lejos de las cifras de sus primeros años.
Gráfico de las ventas de Njideka Akunyili Crosby
El apetito por descubrir a las siguientes promesas del arte, ha llevado a que multitud de coleccionistas hayan invertido mucho dinero en obras que dentro de unos años supuestamente tendrían que figurar en el panteón de las más codiciadas. Pero muchas de ellas se han quedado en nada. Probablemente la clave esté en comprar cuando aparecen por primera vez en subasta. Good Morning de Joseph Munyao Mutuku Baraka se vendió por 3.550 dólares el pasado mes de marzo. Difícilmente su precio valdrá menos dentro de un año.
Sotheby's subastó recientemente tres cuartas partes de los lotes de Olaolu Slawn y Frédéric Bruly Bouabré, otros dos artistas africanos, muy por encima de las estimaciones de 40.000 dólares y 80.000 dólares respectivamente. Pero ya saben, no esperen que valgan más dentro de un año…