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BORIS SAVELEV, EL FOTÓGRAFO DE LO COTIDIANO, NUEVO PREMIO PHOTOESPAÑA 2024

Por Clara González Freyre de Andrade

Red Square Girls, Moscow, 1981 © Boris Savelev

Retrató la caída de la URSS, la vida en Moscú e hizo de lo cotidiano objeto de arte. ‘Viewfinder - Una forma de mirar’ expondrá por primera vez en España la obra de este enigmático fotógrafo, que será reconocido este lunes con el premio PhotoEspaña 2024.

Durante cuatro décadas, Boris Savelev se dedicó a recorrer las calles de Rusia, retratando con su objetivo la belleza y lo sublime en lo cotidiano, con una sensibilidad y elegancia que pocos alcanzan a imaginar. Aunque en un primer momento optó por lo científico -de hecho, se graduó en el Instituto de Aeronáutica- su vocación fotográfica fue relativamente precoz: con apenas 20 años, ya inmortalizó, cámara en mano, la realidad de la Unión Soviética con varios acontecimientos históricos de por medio y un aura melancólica que se ha convertido en su sello de identidad.

Precisamente a su pasado científico se achaca esa mirada realista, la misma que le ha llevado a consagrarse como uno de los fotógrafos más importantes y reconocidos en ofrecer un retrato de la actual Rusia.

Ahora, tras una larga espera, su obra llega por primera vez a nuestro país, a través de la que promete ser la mayor retrospectiva del artista hasta la fecha. A partir de este martes 28 de mayo y hasta el 14 de julio, Viewfinder - Una forma de mirar llenará las salas de la Serrería Belga de Madrid con los trabajos de Savelev, en un recorrido que abarcará toda su producción: desde sus primeras fotografías en blanco y negro hasta sus trabajos en el medio digital, pasando por sus fotografías a color, primero con la película Owarchrome -soviética y mucho menos precisa- y más tarde con la Kodachrome occidental.

Boris Savelev © Factum Arte

Más allá de Moscú, podremos acercarnos a su mirada íntima en ciudades como Nueva York, Londres, Madrid y su natal Czernowitz.

La retrospectiva se anuncia como uno de los grandes hitos dentro de la programación de PhotoEspaña 2024. No es poca cosa, pues la última edición de este célebre encuentro, que ofrecerá distintas actividades hasta el 29 de septiembre, traerá la oportunidad de descubrir los trabajos de 293 artistas visuales a través de un total de 84 exposiciones. En este punto cabe preguntarse, ¿qué hace la obra de Boris Savelev tan especial?

Mayonnaise, Chernivtsi, 1989. © Boris Savelev
Night windows, 2014 © Boris Savelev
Red Paint, Madrid, 2001 © Boris Savelev

Una mirada independiente y rupturista

Aunque desde hace más de una década vive y crea lejos de aquel lugar que tanto le inspiró, la mirada tan personal de Savelev se formó en el corazón de la extinta URSS, en el seno de un grupo de fotógrafos que eligieron desarrollar sus trabajos más allá del arte oficial, rechazando formar parte del sindicato oficial de fotógrafos. Su actual prestigio contrasta radicalmente con aquellos años en los que Boris Savelev era un espíritu libre, que retrataba con su cámara las calles y la vida de Moscú. El hermetismo de aquel lugar tampoco ayudaba a que su excepcional producción fuera conocida en el resto del mundo.

Pero todo cambió con la materialización de la Perestroika, la célebre reforma que, a mediados de la década de 1980, llevó a la URSS a una postura más aperturista. Tras ella, marchantes y coleccionistas venidos de Europa y Estados Unidos fijaron su interés en la producción artística de la zona. Se dedicaron a recorrer las grandes ciudades, como Moscú o San Petersburgo, en busca de voces auténticas, artistas alejados de la corriente oficial y con una mayor libertad a la hora de desarrollar sus trabajos.

Uno de aquellos aventureros fue Thomas Neurath, director de la editorial Thames and Hudson, al que la obra de Savelev fascinó hasta el punto de elegirlo para lanzar la que sería su primera monografía. Secret City: Photographs from the USSR se publicó en 1988, haciendo que Boris Savelev se convirtiera en el primer fotógrafo no oficial en ver su obra publicada fuera del país.

Aquel fotolibro fue un antes y un después. Salido de las sombras, ver la obra de Savelever expuesta en colecciones de primera orden empezó a hacerse cada vez más común. Sus trabajos fotográficos han encontrado su hueco en lugares como el MoMa.

Smoking Roma, Chernivtsi, 1976 © Boris Savelev
Tree, Madrid, 2008 © Boris Savelev
Girl in a box Leningrad, 1981 © Boris Savelev
Tram driver, Leningrad, 1979 © Boris Savelev
Cafe Ion, Moscow, 2009 © Boris Savelev

La retrospectiva ofrecerá la oportunidad de recorrer seis décadas de un fotógrafo que solo puede definirse como un voyeur de lo cotidiano, siempre atento a aquello que se escapa de lo común. Su lente, más allá de la vida, ha capturado con sensibilidad acontecimientos históricos como la decadencia y caída de la URSS y la posterior esperanza de esa misma sociedad. El lenguaje fotográfico que escoge a menudo se ha relacionado con el constructivismo ruso, siendo sus fotografías comúnmente comparadas con las realizadas por leksandr Ródchenko durante los años 20.

Las instantáneas de Savelev demuestran un cuidado milimétrico, con enfoques novedosos y un increíble manejo de la luz. Pero más allá de su dominio técnico, el fotógrafo otorga la misma importancia y cuidados a los formatos físicos de las obras. Sus impresiones, complejas y a menudo con un ligero relieve superficial, son resultado de un método único y cercano al de la pintura tradicional en el que la imagen se imprime en múltiples capas sobre una base de gesso (una mezcla de tiza con yeso).

Desde 2010, Savelev vive lejos de Moscú. Primero volvió a casa, en Czernowitz (Ucrania), y más tarde, tras el estallido de la guerra, se refugió en España donde actualmente reside. Él mismo podrá disfrutar con su mirada crítica y desde este lunes, cuando sea reconocido con el premio PHotoEspaña 2024, de la que promete ser una exposición para el recuerdo.