Arquitectura & Diseño

La arquitectura del corcho

Por Diana Arrastia

Casa EÑE, Estudio Albar. 2022

Marcel Proust transformó su habitación en París en una suerte de crisálida en la que encerrarse a escribir En busca del tiempo perdido. Para ello, forró sus paredes con corcho de forma que su refugio quedara aislado y no penetrase ningún ruido del exterior que pudiera distraerle de su tarea. Más de un siglo después, muchos arquitectos están apostando por este material, que tan buenos resultados dio al francés, pero no solo para aprovechar sus cualidades aislantes sino para envolver casa enteras.

SS alguien le dice que vive en una casa recubierta de corcho, es probable que usted visualice una cabaña o una casa prefabricada, cuando en realidad se trata de un chalet de 250 m2 levantado en una zona exclusiva de la periferia madrileña con vistas panorámicas de la ciudad, una piscina y un parque natural como jardín. El corcho ha subido de categoría. “No es un material nuevo. Dentro de la arquitectura, hoy en día, se usa frecuentemente como aislante térmico en fachadas, como aislante acústico en paredes y en suelos, como revestimiento interior y exterior, y como material complementario”, introduce el arquitecto Daniel Lozano de Estudio Albar y quien firma esta casa.

El emplazamiento de Casa Eñe a las afueras de Madrid, lindando con el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, obligaba a su integración en el propio paraje natural, y Estudio Albar escogió el corcho para conseguirlo. “Sus propiedades naturales hacen que, durante el verano, cuando el campo está yermo y seco, presente un aspecto más pajizo. Se seca con él. En cambio, en otoño, adquiere un tono de tierra mojada. Es un material que muta y se adapta a lo largo del tiempo. Es un material digno, que envejece y dialoga con su entorno”, describe el arquitecto.

Él y su socia Irene García ya lo habían utilizado antes para la fachada en muchos de sus proyectos, pero nunca como acabado visto. “Colocábamos el corcho y luego le aplicábamos un mortero de terminación por encima. El corcho era el soporte, el aislamiento, pero la terminación la daba un mortero de cal. Siempre que lo veíamos colocado, lo tocábamos, cada vez nos gustaba más. Y teníamos ganas de ensalzarlo”, detalla.

Casa EÑE, Estudio Albar. 2022
Casa EÑE, Estudio Albar. 2022
Casa EÑE, Estudio Albar. 2022

En los últimos años, el corcho se ha convertido en el poderoso aliado, estética y funcionalmente, de algunos estudios de arquitectura que han querido reivindicar este material 100% sostenible recubriendo con él las fachadas de sus proyectos de vivienda. Se acabó el segundo plano en el que estaba escondido. “Aún no es un material que se use de manera común en España, aunque sí que es cierto que su presencia empieza a verse cada vez más. Se ha utilizado, especialmente, en obras con una intención arquitectónica clara y cierto carácter innovador”, apunta Darío Cobo Calvo, de Gurea Arquitectura Cooperativa, responsable del proyecto Casa de madera en Navajeda (Cantabria), cuya fachada está terminada en corcho. “Son solo primeros experimentos o exploraciones. Dentro de la arquitectura más avanzada, el corcho está ya en el tablero”, matiza Almudena Ribot, quien ha desarrollado, como socia fundadora de Nuñez Ribot Arquitectos, el proyecto Casa Pádel en Madrid, donde el corcho luce como acabado visto.

Lo que no se ve

Más allá de los conceptos de belleza e integración, en sus cabezas están las cualidades de un material realmente sostenible. “Hoy en día, abusamos de la etiqueta sostenible. Hasta lo más insostenible logramos que parezca sostenible. Pero quizás el corcho sea de los materiales más sostenibles que existen. Se extrae de la corteza del alcornoque, no requiere de su tala, en ocho años se regenera y puede volver a ser extraído. Es un producto de cercanía, local. Regenerable, reciclable y reutilizable”, desgrana Lozano. Hasta llegar a una de sus principales cualidades.

“Una fachada ejecutada con corcho, a priori más caro que por ejemplo el EPS (Corchopán, de toda la vida), va a garantizarme que el aislamiento va a aislar lo mismo con 0º que con 45º. España tiene temperaturas extremas, por un lado como por el otro. Y por ejemplo, el EPS, a 40º, pierde un 50% de su eficacia como aislamiento térmico. Es decir, el corcho sigue aislando aunque fuera haya 50º, mientras que otros materiales pierden propiedades aislantes”, detalla. El arquitecto Cobo Calvo añade nuevos matices. “El corcho tiene muy buen comportamiento a los agentes exteriores, como la lluvia y el sol. Además, como es un material muy flexible, acoge bastante bien las dilataciones que se producen por los cambios de temperatura”.

Casa de madera en Navajeda, Gurea Arquitectura Cooperativa. 2022
Interior de la casa, Gurea Arquitectura Cooperativa. 2022

En Casa Eñe, junto al papel estético que juega en su integración con el entorno, el corcho hizo posible lograr la máxima calificación de eficiencia energética: la certificación Passivhaus. “Los aislamientos más utilizados, como las lanas minerales tanto de vidrio como de roca o los derivados del petróleo como el XPS o EPS, no tienen inercia térmica. Aislamientos como el corcho o la celulosa, sí. Es decir, aíslan mejor y son capaces de almacenar energía durante el día y liberarla durante la noche. Son, por así decirlo, pilas de energía”, señala Daniel Lozano.

Incluso desde el punto de vista de la seguridad –tan presente tras el fatídico incendio de Valencia–, el corcho no genera gases venenosos en contacto con el fuego como otros materiales. “Tiene la máxima resistencia al fuego, A1, es retardante al fuego y no gotea ni libera partículas”, detalla el responsable de Casa Eñe.

¿Cierta desconfianza?

Nuñez Ribot Arquitectos también buscaba diseñar una vivienda que cumpliera con los más alto estándares energéticos. Y lo consiguieron. “Queríamos una casa de construcción ecológica, pero con apariencia muy natural. Casa Pádel pasa un poco desapercibida en un mundo de árboles, se mimetiza. Pero, fundamentalmente, elegimos el corcho por ser un material sostenible”, explica Ribot, quien señala su única posible desventaja. “Aunque lo densifiques mucho, si metes una navaja, te lo cargas. Por eso la única problemática que tiene es ponerlo a la altura de los humanos, que somos un poco salvajes: el corcho es blando y no es anti-vandálico”, detalla la arquitecta. Además, “al ser un material no muy común puede producir cierta desconfianza a los promotores de las obras”, matiza Cobo Calvo.

Casa Pádel en Madrid, Núñez Ribot Arquitectos. 2023
© Montse Zamorano
Casa Pádel en Madrid, Núñez Ribot Arquitectos. 2023
© Montse Zamorano

El arquitecto se decantó por este material para su Casa de madera en Navajeda, el primer proyecto en el que lo utiliza en la fachada, pero no el último; vendrán más. “La vivienda está localizada en un núcleo rural con una gran presencia de elementos naturales, no sólo en el paisaje, sino también en las construcciones del pueblo, especialmente la piedra. Nos interesaba realizar una construcción con técnicas contemporáneas y sus características propias –mínimo impacto ambiental, facilidad de montaje, mínimos residuos, etc.- y, a la vez, que estuviera integrada en el contexto inmediato”, detalla Cobo Calvo, que destaca la rápida y sencilla manipulación y colocación del corcho. “El revestimiento de la vivienda fue colocado por el propio propietario y sus amigos, que no tenían ningún tipo de experiencia en la construcción”.

El ejemplo portugués

Cuesta encajar el escaso uso arquitectónico que del corcho se hace en nuestro país cuando España ocupa el segundo puesto, después de Portugal, en el ranking mundial de producción de este material. Las regiones que monopolizan el paisaje de alcornocales son Andalucía, Extremadura y Cataluña. “En España no se ha desarrollado una industria del corcho derivada de los corchos de las botellas, como ha hecho Portugal, porque el alcornoque se estaba perdiendo en el embotellamiento. Las placas utilizadas en la fachada de nuestra casa son de Portugal”, explica Ribot. Ya en la Expo Universal de Hannover del año 2000, el pabellón de Portugal –diseñado por Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura, ambos Premio Pritzker, – estaba revestido de paneles de corcho.

También Lozano destaca el liderazgo del país galo en la producción de corcho. “Portugal representa el 50% de la producción global. Ahí tenemos a Amorim, que son pioneros en innovación y desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad y la eficiencia en la producción. Pero en España tenemos a la segunda mayor fábrica de corcho”.