El efecto Goncharova o por qué se están multiplicando las mujeres artistas que lo revientan en subasta
Por Alberto G. Luna
Entre 2013 y 2023 se ha incrementado visiblemente el número de mujeres artistas que han alcanzado los ocho dígitos en subasta. Una cifra que alcanzó primero Natalia Goncharova, la innovadora pintora rusa fundadora del rayonismo. Hoy, cada vez más mujeres se están convirtiendo en una muy interesante opción de compra. Estas son las que más interés comercial están despertando.
En 2023 Barbara Hepworth cruzó, por primera vez, el umbral de los 10 millones de dólares en subasta. Ocurrió cuando se vendió su The Family of Man: Ancestor II, una escultura de bronce de casi tres metros de altura, por 11,5 millones de dólares. Este récord personal la convirtió en la segunda escultora más valorada después de Louise Bourgeois, superando incluso en facturación a otros artistas de la talla de Jean Dubuffet, Keith Haring y Richard Prince, entre otros.
Ese mismo año, la etíope Julie Mehretu batió el récord de cualquier artista nacido en África tras colocar su pintura abstracta Walkers With the Dawn and Morning por 10,7 millones de dólares. Un torbellino de marcas caligráficas colocadas sobre una extensión de dibujos arquitectónicos, que es una celebración de la perseverancia negra después del huracán Katrina y el nombre de un poema de Langston Hughes. Una oda a la resiliencia humana tras un desastre impensable.
Cualquiera pensaría que es normal que una mujer alcance estas cifras, pero nada más lejos de la realidad. Actualmente tan solo 12 han logrado alcanzar los ocho dígitos y la mayoría de ellas lo ha hecho entre 2013 y 2023, lo que nunca antes había sucedido.
La primera mujer que cruzó el umbral de los 10 millones de dólares en subasta fue Natalia Goncharova, la innovadora pintora rusa, fundadora —junto con su marido Mikhail Larionov— del rayonismo y decoradora de los Ballets Rusos de Diaghilev. En 2008, su pintura Les fleurs estableció un récord al venderse por 10,8 millones de dólares, convirtiéndose en la única artista con una pieza valorada en ese precio. Lo logró con una rareza que tiene algo de cubo-futurismo, pero también de primitivismo y fauvismo; y que incluye lo que parece ser un jarrón y en primer plano unas flores, en parte desvaneciéndose, y las que lo harán después. El mismo trágico destino por cierto que describen en algunos de sus relatos Ryūnosuke Akutagawa, Tolstói o Wordsworth.
Goncharova fue una de las primeras mujeres artistas que destacó en las vanguardias e impulsó el arte moderno en su país. Inspirada por el folclore, llevó el arte popular ruso al siglo XX. Y lo hizo a su manera, vistiendo pantalones —no muy usual en aquel momento— y con ropa de campesina. Fue, en definitiva, una pionera.
Hoy, las obras de mujeres artistas ultra contemporáneas —nacidas en 1975 o después—, representan ya el 44% del total de ventas de su segmento. Una cifra que se incrementa hasta el 63% si arrancamos desde el año 1985. Su precio también crece un 29% más rápido que el de los hombres. Es decir, que cada vez más se están convirtiendo en una muy interesante opción de compra. Esto se debe, en cierta medida, a que parten de una base mucho más baja. O dicho de otra forma, suben más porque costaban menos.
Mujeres artistas con al menos un resultado en subasta superior a 10 millones de dólares:
Según The Women Artists Market Report 2024, el mercado más estable en este sentido es el de artistas fallecidas como la mencionada Louise Bourgeois, Joan Mitchell, Georgia O'Keeffe, Leonora Carrington, Alma Thomas o Agnes Martin. Pero también las emergentes están llamando la atención de las casas de subastas, galerías e instituciones. Las diez que más interés comercial están despertando actualmente son Laura Berger, Camilla Engström, Zoe McGuire, Bibi Lei, Francesca Mollett, Mie Olise Kjærgaard, Sara Anstis, Pacita Abad, Apolonia Sokol y Cinthia Sifa Mulanga. Entre las 20 destaca una española que ya hemos entrevistado en El Grito, Cristina BanBan.
A nadie se le escapa que entre los factores que están contribuyendo a este creciente interés se encuentran las numerosas exposiciones en galerías e instituciones, así como la cada vez mayor inclusión de mujeres en bienales y eventos culturales. Magdalena Abakanowicz por ejemplo, protagonizó recientemente una importante exposición en la Tate Modern. Igualmente, sus esculturas adornaron una pasarela en la Semana de la Moda de París. Acciones que, sin lugar a dudas, están ayudando a impulsar el reconocimiento de estas artistas.
