Exposiciones

La cerámica de Miquel Barceló llega a La Pedrera

Por El Grito

Exposició Barceló, Fundació Catalunya La Pedrera

La Fundació Catalunya La Pedrera presenta hasta el 30 de junio la retrospectiva más completa hecha en Barcelona de la cerámica del mallorquín. Todos somos griegos reúne un centenar de obras que representan la extensión escultural de la pintura del artista y, a la vez, constituyen alegorías sobre el paso del tiempo.

Pintor, escultor y dibujante, Miquel Barceló (Mallorca, 1957) comenzó a crear con barro en 1994 a partir de una estancia en Mali durante la que un viento fuerte le impidió trabajar, ya que cubría de polvo sus trabajos. Esto le llevó a experimentar con este material, hecho que le influyó y afectó a aspectos centrales de su obra. Muestra de ello es el conjunto de terracotas que se convertiría en uno de los aspectos centrales de su obra posterior. Son obras muy frágiles y, de hecho, pocas han sobrevivido, pero tienen una gran trascendencia en su trayectoria artística.

La exposición Todos somos griegos que se podrá ver hasta el 30 de junio en La Pedrera y está comisariada por el escritor Enrique Juncosa, está organizada de manera cronológica y traza un recorrido por la trayectoria del artista con la cerámica a lo largo de tres décadas de trabajo, desde las primeras obras africanas, hasta la producción más reciente. Con más de 100 piezas, se complementa con pinturas y cuadernos, además de una escultura de bronce en el patio.

La obra de Barceló, de una gran intensidad visceral pero a la vez profundamente reflexiva, incorpora y recrea temáticamente y físicamente la materia, la vida orgánica y el tiempo. El mismo artista reconoce que no ve diferencias entre pintura y cerámica, de la que se estima ha creado más de 4.000 piezas. No es descabellado considerar sus cerámicas como un tipo de extensión de su pintura. En sus propias palabras: “Es el material que mejor recoge los defectos y las imperfecciones”.

Exposició Barceló, Fundació Catalunya La Pedrera
Exposició Barceló, Fundació Catalunya La Pedrera
Exposició Barceló, Fundació Catalunya La Pedrera

Una muestra inspirada en el poeta inglés Shelley

Todos somos griegos, que coge el título de una frase del poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley, fascinado, como Barceló, por la cultura griega, muestra ánforas coloreadas, monocromas y frutas coloristas, que constituyen alegorías sobre el paso del tiempo.

Nada más adentrarnos en la exposición, nos encontramos con el lienzo Apología del vidre (1987), que sirve de preámbulo a lo que viene después. En él, Barceló ya jugueteaba con las formas cerámicas y tridimensionales. Sin embargo, el punto de partida real lo marca su etapa africana a la que pertenecen obras como la inquietante Pinocchio Mort (1994), una suerte de calavera teñida de negro y con una nariz alargada y Sahel Vanitas III (1992).

Estas cerámicas se remontan a las primeras estancias de Barceló en Malí, cuando decidió experimentar con este nuevo medio casi por accidente. El mallorquín comenzó a interesarse por la cerámica y a explorar su arte junto a mujeres locales, encargadas de la técnica tradicional y quienes empleaban una mezcla de arcilla con excrementos de animales para dar forma a todo tipo de recipientes y ornamentos.

El recorrido avanza por el regreso de Barceló a casa, donde trabajó en una teulera y desarrolló un vocabulario propio a partir de la cerámica; así, decoró formas tradicionales de vasijas con imágenes de frutas, verduras o pescados, pero también creó esculturas con formas de animales o de cráneos. Muestra de ello son Pulpe à l’ènvers (2001) y Sin título (1999).

Exposició Barceló, Fundació Catalunya La Pedrera

La muestra también se detiene en hitos de su carrera como la decoración de la capilla del Santísimo de la Catedral de Mallorca mostrando algunos estudios preparatorios que sirvieron para desarrollar un sistema para romper grandes planchas de cerámica en trozos de formas aleatorias, los cuales después se reconstruyeron dentro de la catedral como si se tratara de un mosaico enorme. Se muestran, además, algunos de los ensayos -Rape y pescados (2003) y Dos saltamontes (2003)- que hizo de los elementos decorativos que curbrirían la pared de la catedral.

Al año siguiente de inaugurarla, con la cerámica ya ocupando un lugar capital en su obra, Barceló compró una tejería en Vilafranca de Bonany. De ahí proceden piezas como Rhododendron (2019) o Peixos de brega (2019), en las que muestra su dominio absoluto de los pigmentos y colores.

Los últimos años, Barceló ha creado una serie de obras que denomina “tótems”, a partir de unos grandes ladrillos de barro, convertidos en formas modulares, que le permiten edificar enormes construcciones como si fueran muros. Ejemplo de ello es el Tótem dórico-azteca (2019) que resulta de juntar capiteles jónicos y serpientes aztecas con dragones chinos.

En toda la muestra se aprecia que la cerámica es tan maleable como discreta. Así lo corrobora el propio Barceló: "Cuando caen los imperios, se destruyen los palacios, las pinturas, se funden los bronces, pero la cerámica se conserva, porque al fin y al cabo no vale nada".