Arquitectura & Diseño [Interiores]

Abiertas y personalizables: las nuevas cocinas reclaman su lugar como centro del hogar

Por Mónica Heras

Las cocinas salen del rincón en el que han permanecido durante años, para convertirse en el verdadero centro del hogar. Ahora no sólo se cocina, sino que se convive en torno a un espacio en el que la tecnología comienza a rivalizar con la estética.

Los hogares han vivido una transformación paulatina en la que la intimidad de los espacios ha dejado de ser capital, para convertirse en una cualidad reservada para el dormitorio y el baño (con matices). Las propuestas de los salones de diseño, así como de las firmas de arquitectura más prestigiosa, tienen formas flexibles y, sobre todo, abiertas, diáfanas y luminosas; algo que ha impactado especialmente en las cocinas y en la manera en la que se concibe este nuevo centro de reunión.

Lejos quedan ya los tiempos en los que era un área apartada del resto de la casa, cerrada y sin apenas comunicación, bajo pretexto de no esparcir los olores propios de la preparación de alimentos. Aunque con recelo, van cayendo las paredes para darle la bienvenida a una cocina capaz, estética, inteligente y tan acogedora, que se ha convertido en el corazón del hogar.

Lo vimos durante la última edición de EuroCucina, la feria especializada en cocinas que se celebra de forma bienal de la mano de la Feria del Mueble de Milán, que presentó cocinas polivalentes y ultra personalizadas que ofrecen soluciones funcionales como grifos que suministran al instante agua hirviendo, refrigerada o con gas o placas de inducción 100% invisibles que se funden con la encimera. También hay novedades que van más allá como neveras que hacen la lista de la compra, salpicaderos que cuentan las calorías de la comida que estamos preparando e, incluso, asistentes virtuales que hacen de pinches a la hora de preparar los alimentos.

En busca del equilibrio

Pero que la tecnología haya irrumpido en la cocina no ha mermado en absoluto la búsqueda de la estética y la armonía, lo vemos en los frentes panelados que acaparan la atención, bien sea mediante la sensorialidad de la decoración 3D, creando patrones hipnóticos; o de la combinación de colores y materiales. Aquí, aunque el sempiterno blanco siempre será la opción de los amantes de lo clásico, hemos visto como el azul y el verde se han coronado como las tendencias más deseadas por aquellos que abrazan la modernidad. The Kitchen & Bath Industry Show (KBIS) dio prueba de ello, así como en la Feria Habitat de Valencia, fieles ejemplos de cómo el naranja, el rojo, el burdeos, se antojan como esos tonos susceptibles de aportar personalidad y calidez.

Y hablando de estética, no podemos dejar de mencionar los materiales que darán forma a las cocinas del 2024. Aquí, la madera y el mármol conviven con los porcelánicos, piedras sinterizadas y el vidrio, que reproducen de manera realista acabados naturales, emulando incluso los veteados y las imperfecciones propias con total precisión, y con la ventaja de hacerlos más duraderos y fáciles de mantener.

Los frentes de madera se consolidan como una de las alternativas más versátiles, bien sea como única protagonista, o acompañada de la piedra caliza, lacas oscuras para ambientes elegantes, o claras para los que gustan del estilo nórdico. También podremos verla en las encimeras, donde el nogal americano o el roble en acabado fumé, ofrecen interesantes mezclas de tonos y texturas.

Aunque si hay algo que todos quieren incluir en su cocina, es sin duda una isla. Han llegado adaptadas, incluso, a espacios pequeños -especial mención a la Small Living Kitchens diseñada por Andrea Federici para Falper-, portátiles y con compartimentos secretos de almacenamiento. Se presenta como la solución idónea para cocinar, comer y socializar, un híbrido entre zona de trabajo y de convivencia, que se adapta a la flexibilidad que exigen los nuevos tiempos. Para acompañar este espacio vital, las sillas altas de diseños ergonómicos y sencillos, son imprescindibles para hacer un uso completo de este elemento.

También podremos ver una nueva forma de encender las cocinas a través de la iluminación integrada debajo de los armarios, con apliques que decoren y acojan, o puntos de luz que aporten funcionalidad a la zona de trabajo y dentro de las alacenas; esas que llegan con cajones extraíbles tan imperceptibles como útiles, y que serán fieles aliadas de la organización.

Tecnología, materiales duraderos y respetuosos con el medioambiente, cocinas abiertas y polivalentes, islas adaptables y, añadiríamos, el adiós de los muebles altos, para hacerles un hueco a las baldas abiertas y las vitrinas. La sensación de amplitud se multiplica, ganamos espacio en los muebles bajos, obliga al minimalismo en cuanto a objetos innecesarios se refiere, así como un orden práctico, aunque nada escrupuloso. Al fin y al cabo, se llevan las cocinas vívidas, que se puedan tocar, para preparar comidas saludables solos o en compañía, que faciliten las tareas domésticas y que inviten a quedarse en ellas.