Arquitectura & Diseño [interiores]

Curvas, tonos terracotas y cocinas en el salón (o viceversa): guía para estar al día en interiorismo

Por Beatriz Fabián

Tienda Mil Van Den Vic. 
          Foto: Salva López

El presente de la decoración tiene un ojo puesto en el pasado y, el otro, intenta vislumbrar todo lo que está por venir. Lo vintage se codea con muebles que buscan responder a necesidades futuras y las sutilezas encuentran su sitio entre las formas rotundas y los colores vibrantes.

Eas tendencias en interiorismo llevan un ritmo más sosegado que el trepidante flujo de las temporadas del mundo de la moda. No sientan cátedra pero se extienden cual mancha de aceite e impregnan los interiores desde los materiales a texturas, colores y formas. Estar al día de cuáles son sirve para manejar una paleta de referencias que poder alternar con gustos y toques personales.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el minimalismo ha sido reinterpretado. A saber, se llevan los espacios despejados pero con un foco de atracción, normalmente iconos del diseño de mobiliario del siglo XX, ya sea en forma de sofá, butaca, lámpara o alfombra cuya singularidad se duplica en el espacio vacío. Se (re)imponen así nombres propios como el de Eileen Gray, el de Marcel Breuer o el de Alvar Aalto.

Los cuadros XXL también se erigen como protagonistas en ambientes de inmaculadas paredes al igual que las esculturas de autores emergentes y las piezas de colección que bailan sobre esa delgada línea entre el diseño y el arte. El papel pintado, que ya venía pisando fuerte, y las telas se emplean para imprimir carácter a un rincón determinado de la estancia.

COCO-XS-02, Larose Guyon

Un rincón que puede ser, perfectamente, la cocina. La cocina es el nuevo salón y los ejemplos son infinitos. Estilistas, interioristas, decoradores y arquitectos diseñan distribuciones en las que la cocina es el corazón de la casa, porque en ella se hace de comer mientras se charla, se trabaja, se hacen deberes… Y si todo eso tienen que convivir en un mismo espacio, es necesario una isla o península que explore otras funcionalidades. Porque esta estancia de la casa, antes denostada al fondo del pasillo y recluida a la oscuridad, se ha transformado en el epicentro del hogar.

Este espacio se convierte así en un entorno de experimentación en el que es posible combinar materiales innovadores como los nuevos porcelánicos con otros más clásicos como el papel pintado -otrora relegado a estancias consideradas más nobles- y colores más básicos, como el blanco, con otros más atrevidos como el verde.

La seducción de lo imperfecto

La pauta cromática la marcan este año los tonos inspirados en la tierra, la arena del mar y las piedras, siguiendo la estela del Peach Fuzz, el color del año elegido por Pantone: “Un tono melocotón suave y aterciopelado cuyo espíritu envolvente enriquece la mente, el cuerpo y el alma”. Sobresale el uso del tono terracota en textiles, asientos, lacados, lámparas y objetos de decoración, quizás obedeciendo al deseo de volver a la naturaleza que se ha intensificado tras el impasse de la pandemia. Así se vio en el anterior Salone del Mobile de Milán cuyas novedades ya venían teñidas en esta tonalidad tan mediterránea por otra parte.

Alfombra Giro, Studio MUT
          Gan Rugs

Otro de los colores con los que los interioristas jugarán mucho esta temporada es el gris -o pimienta molida-, que sirve para dar personalidad no solo a las paredes sino también a los muebles y que funciona especialmente bien en el dormitorio, donde aporta un contrapunto de recogimiento y sobriedad.

Y, si atendemos al ojo clínico de la arquitecta Elisabetta Rizzato, experta en tendencias cromáticas, uno de los combos a los que hay que prestar atención este año es al que forman el rosa y el rojo. Según concluyó tras asistir a la feria Maison&Objet de París celebrada el pasado mes de septiembre, “a pesar de ser una combinación de colores poco convencional (...) esta combinación, cuando está bien ejecutada, rezuma equilibrio y encanto”.

Este año veremos también cómo la cerámica va reconquistando espacios en sintonía con la cada vez más extendida filosofía wabi-sabi, que pone en valor la belleza de la imperfección. Su fuerza reside en su singularidad: ninguna pieza es igual a la anterior. Así, da el salto de lo meramente ornamental y puede verse en fregaderos, mesas, azulejos y hasta en las paredes. Muestra del creciente interés es la aparición de plataformas como La Hacería, el buscador de artesanas creado por el diseñador Moisés Nieto, de galerías especializadas como Pott Gallery y Origin Made, y la clara apuesta de interioristas como María Villalón por ceramistas como Sonia Pueche o Jaime Mato.

Cracked Pepper PPU18-01, Behr
Whakaaro, época

Otro común denominador de la mayoría de proyectos actuales son las formas orgánicas. El interiorismo emplea las paredes curvadas para hacer más fluido el paso desde la entrada al salón cuando se eliminan tabiques y, de esta forma, la sensación de espacialidad se transforma y se hace más amable. A la vez vemos cómo las escaleras helicoidales se repiten tanto en proyectos residenciales como en hoteles y oficinas. En la última Feria Hábitat Valencia, pudimos comprobar que firmas como Actiu, Expormim, Missana Mobboli, Sancal y Yonoh traducían esta organicidad en asientos y mobiliario de formas redondeadas y mullidas.

Si antaño lo reciclado era sinónimo de bajo presupuesto, hoy en día lo es de valor añadido. El upcycling predomina también en el interiorismo. Donde vemos lámparas, sillas, alfombras o mesillas antes había redes de pesca recuperadas del mar, botellas de plástico, pero también vaqueros usados o neumáticos. El objetivo no es otro que reducir los desperdicios, y no solo reciclar, sino convertirlos en otros productos evitando así el empleo de materias vírgenes y haciendo que el proceso del cradle to cradle complete el círculo.

Tienda Mil Van Den Vic. 
            Foto: Salva López
Owwi, Arnau Reyna
            Actiu

Por último, un detalle que aporta sensación de confortabilidad es la aparición de la arruga en los pliegues de los asientos y respaldos. Cada vez es más frecuente aludir a lo orgánico para referirse a las nuevas creaciones de complementos que adquieren formas inspiradas en la naturaleza que invitan al sosiego. Esta aparente nimiedad da paso a otra tendencia que es la intención de los diseños hacia el factor humano y, en este sentido, los creadores estudian al milímetro las texturas de los productos que idean para aludir a la sensibilidad de sus potenciales dueños. Los fabricantes se sienten implicados en que la experiencia a la hora de usar las cosas sea placentera, saludable y consciente.