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Magritte, Monet, una rareza de Picasso o Klimt: las subastas estrella que vienen este 2024

Por Sol G. Moreno

‘El amigo íntimo’, 1958, Rene Magritte. Imagen cortesía de Christie’s. ©Christie’s LTD 2024.

Tras un contenido 2023 con ventas modestas pero sin excelentes remates, las casas de subastas comienzan el año presentando algunas de sus piezas estrella para los próximos meses. Nombres de primer nivel como Magritte –estimado en 60 millones–, una escena de Monet valorada en 20 millones o un retrato perdido de Klimt que podría superar los 50 millones aspiran a elevar la temperatura del mercado internacional y romper con el conformismo del momento.

Los datos confirman la tendencia de 2023: el mercado del arte se contrae. Aunque paradójicamente el valor de los autores contemporáneos no haga más que crecer, el volumen de ventas sea mayor y las casas de subastas sigan abriendo nuevas sedes en mercados asiáticos emergentes como Hong Kong o Corea del Sur, ya no vemos las desorbitadas escaladas de precio de los blue chips de 2022, ni remates que vuelan por encima de los cien millones. Ya no hay alegría ni ambición, sino conformismo.

Que los números no son lo que eran es algo que pudimos ver en noviembre, cuando Femme à la montre de Picasso propiedad de Emily Fisher Landau –la obra llamada a pulverizar el actual récord del artista–, a duras penas consiguió pasar de la estimación más baja prevista por la casa. Finalmente se remató en 121 millones de dólares, unos 130 millones de euros con las tasas incluidas. Con todo, este picasso ha sido el único lote del año pasado capaz de alcanzar la barrera psicológica de las tres cifras, lo cual resulta bastante sintomático del cambio de tendencia. No extraña, por tanto, que ocupe el número uno en el ranking de obras más caras de 2023.

La venta de este retrato del autor malagueño y el resto de lotes de la colección Landau sirvieron para poner algo de emoción a un año de ventas más o menos anodinas, donde los lotes han cumplido sí, pero sin levantar grandes pasiones. El hecho de que este conjunto se ofreciera en Sotheby’s ha resultado definitivo para que la casa se haya alzado con la victoria el año pasado, por delante de su competidora. Y no solo en cuanto a ventas globales, sino en cuanto a pérdidas. Me explico: la primera facturó 7.900 millones de dólares dentro del sector artístico, frente a los 6.200 millones de Christie’s. Un buen resultado que deberíamos calificar de excelente, si tenemos en cuenta las pérdidas sufridas por ambas empresas: Sotheby’s se contrajo un 1,25% con respecto al año anterior, mientras que Christie’s ha sufrido un batacazo, pues además de perder el primer puesto, se ha dejado un sangrante 26% por el camino.

‘Femme à la Montre’, 1932, Pablo Picasso. Fotografía: EFE/Pérez Art Museum Miami.
‘Mujer con abanico’, 1917-1918, Gustav Klimt. Imagen cortesía de Sothneby’s.

Ese sorpasso se debe, una vez más, a las tres “d” mágicas –decesos, divorcios y deudas– que impulsan el mercado con blue chips solo en contadísimas ocasiones. Esta vez le ha tocado a Sotheby’s ganar con Emily Fisher Landau (fallecida en 2022), pero el año pasado fue Christie’s quien dio la campanada gracias a la colección de Paul Allen (fallecido en 2018). El caso es que los dos lotes más caros del año –por cierto, ambos cubiertos con guarantee– parecen haber venido no solo al rescate del mercado, sino también de la casa ubicada en New Bond Street. El primero ha sido el mencionado picasso Landau adjudicado en Nueva York. El segundo Mujer con abanico de Gustav Klimt, que casi rozó las tres cifras, aunque se quedó a las puertas: 85,3 millones de libras (unos 99,90 millones de euros).

¿Qué va a hacer Christie’s en 2024 para nivelar la balanza? ¿Y cómo piensa Sotheby’s luchar por mantener su actual hegemonía? La estrategia de estas y el resto de casas por activar un mercado más frío que el presente invierno es clara: apostar por subastas que apelan al corazón y al fenómeno fan –como ocurrió con las camisetas de Leo Messi, el vestido de Diana de Gales o el piano de Freddie Mercury, y previsiblemente ocurrirá con las posesiones de Elton John– y seguir descubriendo piezas inéditas, redescubiertas o con historias fascinantes. Estas son algunas de las piezas estrella de la temporada.

Un magritte por los 100 años del Manifiesto Surrealista

Christie’s ofrece el 7 de marzo en su sede londinense El amigo íntimo (1958) de Rene Magritte. La obra cuenta con el pedigrí de pertenecer a la colección de Gilbert Kaplan y tiene el aliciente de contener una de las figuras más representativas del autor belga, el enigmático hombre con bombín. Antes de saber si cumple con las expectativas de la casa, que estima la pintura entre 30 y 50 millones de libras (unos 60 millones de euros), la pintura ya ha iniciado una gira mundial por Los Ángeles, Nueva York y Hong Kong en busca de nuevo dueño.

Pero este no va a ser el único lote con el que la casa británica pretende recuperar su trono perdido. Ese mismo día, justo antes de la sesión que conmemora el centenario del Manifiesto Surrealista de Breton, ofrecerá otro par de lotes que prometen elevar la temperatura. La primera es Mañana en el Sena, tiempo despejado de Monet, una escena que muestra con pinceladas casi abstractas cómo el río refleja las primeras luces de la mañana. Tiene unas estimaciones de entre 12 y 18 millones de libras (algo más de 20 millones de euros).

Más moderna es California (1965), una de las obras maestras de David Hockney que se ha valorado en 16 millones de libras (18,7 millones de euros). Tiene la peculiaridad de encontrarse entre las primeras grandes pinturas de piscinas que el británico realizó durante su etapa californiana en la década de los sesenta.

‘California’, 1965, David Hockney
‘Mañana en el Sena, tiempo despejado’, 1897, Eduard Monet. Imagen cortesía de Christie’s. © Christie’s LTD 2024.

Picasso, por partida doble

Por su parte, Sotheby’s sigue apostando por nombres hiper establecidos como Picasso. De él ofrece un retrato de Luis Vilaró perteneciente a su periodo azul –rara vez se ven obras tan tempranas del artista en subasta– y una escultura en bronce fechada en 1951. La pintura fue un encargo del comerciante catalán Vilaró, con quien el autor debió de coincidir en el club Els Quatre Gats de Barcelona. ¿El precio? Siete millones de libras (algo más de ocho millones de euros), una cifra algo conservadora, teniendo en cuenta que el último remate de una obra de esa época alcanzó en 2015 los 67 millones de dólares.

Frente al trabajo juvenil del autor del Guernica, una pieza madura: Tête de femme, probablemente inspirada en su amante del momento, la pintora Françoise Gilot. Existen cuatro modelos conocidos de esta pieza, dos de los cuales se encuentran en colecciones de museos americanos. El que ofrecerá Sotheby’s el 7 de marzo perteneció a la Galerie Louise Leiris, principal marchante de Picasso durante décadas.

‘Luis Vilaro’, 1904, Pablo Picasso. Imagen cortesía de Sotheby’s.
‘Tête de femme (1/6)’, 1951, Pablo Picasso. Bronce. Imagen cortesía de Sotheby’s.

¿Un klimt expoliado por los nazis?

Seguimos sin salir de Europa, porque la casa Im Kinsky va a ofrecer un retrato perdido y tardío de Gustav Klimt. Hasta ahora nadie sabía cómo era en realidad esta pintura, de la que solo se conservaba una fotografía en blanco y negro de 1925. El pasado mes la casa de subastas austríaca anunció que había aparecido en una colección particular vienesa después de un siglo en paradero desconocido y que iba a salir a la venta por unos 50 millones de euros el 24 de abril

Quién es la retratada es algo que no se ha podido confirmar, solo que es una de las jóvenes señoritas Lieser situada sobre un fondo sin terminar. Hasta ahora todo apuntaba a la hija del magnate judío Adolf Lieser, pero la casa de subastas plantea la posibilidad de que se trate de su sobrina (un cambio de identidad relevante, pues su madre –y cuñada de Adolf– Lilly fue despojada de sus pertenencias antes de morir en un campo de concentración). Por qué los propietarios actuales han accedido a vender el cuadro junto con los herederos de la familia Lieser sin pruebas fehacientes del expolio nazi es un misterio que ha desatado todo tipo de hipótesis. Quizá en abril nos enteremos de cuál es la verdadera historia que hay detrás.

‘Redes infinitas (ZXSSAO)’, 2008, Yayoi Kusama. Imagen cortesía de Phillips.
‘Retrato de la señorita Lieser’, 1917, Gustav Klimt. Imagen cortesía de Im Kinsky.
‘Retrato de la Princesa Diana’, 1982, Andy Warhol. Imagen cortesía de Phillips.

Lo que está claro es que los nombres contemporáneos siguen triunfando más que los Old Masters –difíciles de encontrar si no hay muertes ni divorcios– y que, en tiempos de corrección, lo mejor es apostar sobre seguro. Como Phillips, que en marzo se encomienda a Yayoi Kusama y a un retrato de Warhol que no pasará desapercibido: la princesa Diana. Veremos si ese binomio desata por fin la emoción.