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Los artistas emergentes más destacados (III): las pinturas de 'SRGER' inspiradas en el grafiti

Por Sofía Guardiola

Srger (Sergio Gómez). Foto: Fernando Puente

Continuamos con nuestro repaso de los artistas emergentes que más están despuntando en el mercado, en este caso con el sevillano Sergio Gómez, cuya obra proviene del grafiti, se desborda del lienzo y está plagada de colores.

Una de las citas más célebres de Pablo Picasso es aquella en la que afirmó que tardó pocos años en aprender a pintar como Rafael, mientras que le llevó toda una vida conseguir hacerlo como lo hacen los niños. Durante los primeros años de nuestra vida, los dibujos que hacemos están todavía poco condicionados por los convencionalismos del mundo que nos rodea. Los trazos suelen ser fuertes y parecen entrañar una gran decisión. No hay titubeos. La apariencia final de las representaciones hacen gala de una gran simplicidad y, sin embargo, hay siempre algo detrás que se escapa al entendimiento de los adultos, una especie de secreto implícito que les hace pensar y preguntarse qué ocurrirá dentro de esas mentes cuando pintan con esa rotundidad. Esta, sin embargo, se pierde a menudo con el paso de los años, cuando nos enseñan, entre otras cosas, a colorear respetando los límites, sin salirnos de la línea.

Tal y como Sergio Gómez (SRGER) explica, lo mismo ocurre con los trazos que esboza en sus obras: son simples –lo cual no es sinónimo de fácil–, y sin embargo invitan a reflexionar. Todos ellos han nacido, además, a partir de un hilo conductor del que ha ido tirando, y aunque no todos sus cuadros alberguen detrás una idea individual concreta, sí siguen un mismo propósito o camino. Su exposición Del grano a la montaña, por ejemplo, que se compuso de más de 200 dibujos que realizó día a día desde el 1 de enero de 2022 y que se presentó el año pasado en la madrileña galería Swinton, tuvo como eje central lo rutinario, el quehacer diario del artista, que lleva desde la obra individual –el grano– hasta la montaña, el concepto insondable al que llega mediante su proceso creativo.

‘Detrás de la Bruma, una Cortina’, Srger (Sergio Gómez), Swinton Gallery

Sergio Gómez, además, recuerda al arte de los niños con otra de las características de su obra: se sale de las líneas o, mejor dicho, se sale de los cuadros, cumpliendo de este modo una de las fantasías infantiles por excelencia: la de poder pintar en las paredes. Esto hizo en la obra que presentó en Estampa en 2023, dejando que sus trazos se desparramaran del lienzo y que llegaran hasta uno de los muros del stand; y también en las paredes de su estudio, en Sevilla, que de hecho tiene que volver a blanquear ocasionalmente, cuando ya no quedan en ellas superficies sobre las que garabatear. Él afirma que con este tipo de obras triunfó especialmente en Nueva York, donde pudo intervenir directamente en las paredes de la casa de unos coleccionistas entusiasmados. De este modo, los lienzos de Gómez se entienden como parte de algo más grande, incluyendo lo que se encuentra alrededor de la tela y componiendo un frame que desecha la idea de que la obra termina donde se acaban los límites del marco.

No obstante, hay algo que diferencia la obra de Gómez de las pinturas infantiles, y que por supuesto enriquece y complementa su cuerpo de trabajo: su bagaje, su pasado y su manera de entender su obra. En ella, mediante ensayo y error, prueba a menudo cosas nuevas, experimenta, abre vías inexploradas y sigue los caminos que más resuenan con él y con aquello de lo que quiere hablar. Tal y como explica, de igual modo que Tapiès o los pintores abstractos de la Escuela de Cuenca vieron sus trazos influidos por la elegante caligrafía japonesa, los suyos se han visto condicionados por el arte del grafiti, al que se dedicó antes de empezar a pintar lienzos –y que, por supuesto, está también presente en su idea de traspasar la tela y pasar a pintar en la pared–. Estos trazos inevitablemente caligráficos son, tal y como él afirma, lo más importante en su obra, aquello que encierra un mayor carácter simbólico, y de hecho son formas que cada vez se hacen más habituales en su cuerpo de trabajo, a pesar de que antes no estaban tan presentes en sus obras como lo están hoy en día.

‘‘Síndrome de Estocolmo’, Srger (Sergio Gómez) y Raúl Gandolfo. VAVA Gallery
‘Relaciones Públicas’, Srger (Sergio Gómez). Cerquone Gallery
‘Del grano a la montaña’, G.A.M, Srger (Sergio Gómez)
Srger (Sergio Gómez). Fotos: Fernando Puente
‘Del grano a la montaña’, G.A.M, Srger (Sergio Gómez)
‘La hierba al otro lado de la valla’, Srger (Sergio Gómez)

El inevitable paralelismo con Cy Twombly

También su relación con el diseño gráfico puede apreciarse en su trabajo. Con todo ello, ha llegado a un estilo que inevitablemente recuerda a los expresionistas abstractos, y más concretamente a Cy Twombly, también de trazos duros y definitivos, de ecos infantiles por su rotundidad, esbozados utilizando colores sólidos. Sin embargo, aunque Gómez es consciente de la similitud que hay entre su obra y la del estadounidense, explica que nunca le estudió, y que por tanto no fue una de sus influencias. De hecho, no conoció su obra hasta que no empezó a mostrar su propio trabajo y a ver cómo la gente establecía similitudes entre ambos, demostrando de este modo cómo, curiosamente, a veces recorrer caminos muy distintos acaba llevando a planteamientos y lenguajes sumamente afines.

Otra de las características que distinguen su obra es la experimentación con los materiales y el uso que hace de ellos, lo cual fomenta a su vez que existan diferencias, en algunos casos significativas, entre sus series. En primer lugar, esa búsqueda de ampliar horizontes le llevó de pintar en paredes a hacerlo en papel, superficie de la que le interesaba la posibilidad de friccionar y rasgar la superficie. Posteriormente comenzó a ampliar el formato de nuevo –tal y como él afirma, si grapas un papel a la pared es como si pintaras nuevamente sobre el muro–, y después pasó a la tela, que es la única superficie en la que pinta ahora mismo. Para ello utiliza lienzos de lino o algodón virgen, sin imprimar previamente, de modo que el resultado que consigue se aleja de lo industrial y sintético. A esto se añade, además, la utilización de carbón, que se suma a la de la pintura acrílica y el óleo en barra y que fomenta ese aspecto natural, crudo y virgen que consigue con sus lienzos sin tratar. Además, a veces añade grafito y tinta, y también innova con las técnicas, utilizando de formas diversas sus materiales habituales.

Srger (Sergio Gómez). Fotos: Fernando Puente
Srger (Sergio Gómez). Fotos: Fernando Puente

En la serie Inventar la realidad, por ejemplo, hay capas de pintura azul que se ocultan tras superficies de pintura blanca superpuesta, que después es rascada y que por tanto ofrece tonos nuevos de azul, más pastel, que emergen después de haber sido cubiertos. De este modo, Gómez habla de los pensamientos, de las distintas capas superpuestas que los forman, como sedimentos, y de lo que se oculta detrás de ellos. Por su parte, la serie Festejo y duelo –que fue exhibida en la madrileña feria Urvanity el año pasado– muestra perfectamente cómo el carbón pasó a incorporarse a su obra, convirtiéndose en protagonista de la serie y, desde entonces, mostrándose presente en todo su trabajo. De este modo, el sevillano sigue ampliando sus horizontes de igual forma que amplía su superficie de trabajo escapando del lienzo, pintando más allá, entendiendo todo aquello que se encuentra fuera del lienzo –desde las paredes de su estudio hasta los muros destartalados de edificios abandonados, pasando por las lujosas paredes de un apartamento neoyorquino– como su lienzo, su campo de trabajo.