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La guerra por demostrar si un esqueleto es un T-Rex desvela la última moda del coleccionismo kitsch

Por Sol G. Moreno

Stand donde se presentó el dinosaurio apodado Chomper en Frieze London 2023
Imagen cortesía de David Aaron Gallery

Chomper es un espécimen con nombre propio que ha desatado la polémica en el mercado del arte. ¿Es realmente un Tyrannosaurus? Esa es la pregunta que se hacen los expertos frente al fósil que ofrece una galería londinense por 20 millones de dólares. La respuesta, más allá del interés paleontológico, puede costar millones, ahora que este tipo de piezas tiene cada vez más adeptos en las ferias y subastas.

Pinturas, artes decorativas, coches, joyas y ahora también dinosaurios. Sus esqueletos son el último grito en coleccionismo, al menos entre un selecto grupo de compradores. Y es que los multimillonarios, una vez que ya tienen obra de artistas cotizados y muebles con los diseños más exclusivos, se han fijado ahora en los animales prehistóricos. Especialmente desde que estas piezas se expusieron en 2018 en Art Basel Miami.

La inédita presencia de esas obras en una feria de arte despertó las alarmas de los paleontólogos estadounidenses, que enseguida se apresuraron a pedir medidas para detener la venta indiscriminada de dinosaurios vertebrados. No solo para evitar el contrabando de piezas ilegales –Nicolas Cage tuvo que devolver a Mongolia un cráneo de Tarbosaurus bataar tras adquirirlo en una subasta de California por 276.000 dólares–, sino también porque la creciente demanda ha hecho subir los precios y ha convertido a muchos de estos especímenes en inaccesibles para los museos, que difícilmente pueden competir con las grandes fortunas hollywoodienses.

Un T-Rex a subasta: récord de 32 millones

La moda por adquirir este tipo de esqueletos surgió hace apenas una década en galerías privadas. Entonces encontrar un lote de este calibre en una subasta internacional era prácticamente imposible. Mucho menos imaginable resultaba verlo expuesto en una feria. Pero el creciente interés por estos fósiles ha sido tal, que ahora ya no hace falta visitar un museo de historia natural para ver un dinosaurio, porque cada vez son más numerosos los ejemplos que encontramos en el mercado del arte.

Un asistente a la feria contempla el esqueleto juvenil
Imagen cortesía de Frieze Masters

Fue Sotheby’s quien, en 1997, abrió la veda con un Tyrannosaurus rex apodado Sue que adjudicó por 8,3 millones de dólares en Nueva York, una cifra muy por debajo del récord actual. Se alcanzó en 2020, cuando Christie’s Nueva York puso a la venta Stan, uno de los fósiles de T-Rex más grandes y completos jamás excavados hasta la fecha, volando hasta los 31,8 millones de dólares. Pero Stan no ha sido el único remate de dos cifras obtenido en subastas americanas; en 2022 la misma casa consiguió vender un Velociraptor por 12,4 millones de dólares, duplicando su estimación más alta. Y el pasado diciembre, Sotheby’s hacía lo propio con un cráneo de T-Rex que se remató en 6,1 millones de dólares.

El interés por los esqueletos de dinosaurio también ha llegado a Asia, donde Christie’s Hong Kong ofreció en 2022 el primer T-Rex del continente por 15-25 millones de dólares. La idea era que el espécimen Shen reventase la subasta, pero al final tuvo que retirarse cuando se descubrió que la mayoría de sus huesos eran réplicas.

El capricho de los celebrities ya ha llegado a Europa

Puede que el gusto por adquirir este tipo de piezas surgiese en Estados Unidos, pero su presencia se ha hecho cada vez más frecuente en ferias, galerías y subastas de todo el mundo. Por eso no extraña que hace un par de años la moda se importase a nuestro continente. En Suiza, por ejemplo, Koller Auctions se animó en 2023 a subastar su primer esqueleto de T-Rex –apodado Trinity– por el que obtuvo 5,5 millones de francos suizos (unos 6,1 millones de dólares).

El año anterior, en 2022, Inglaterra ya había sorprendido al público europeo con una variada oferta de fósiles expuesta no en una, sino en dos ferias: Masterpiece London y Frieze Masters. En ambos casos la apuesta vino de la mano de la galería David Aaron, que a principios de aquel año vendió un cráneo de Triceratops, al que se sumó más tarde un esqueleto de Captosaurus por el que se embolsó un millón de libras.

Stan, Tiranosaurio Rex macho. Periodo Cretácico Superior
Imagen cortesía de Christie's Nueva York
Stan, Tiranosaurio Rex macho. Periodo Cretácico Superior
Imagen cortesía de Christie's Nueva York

El galerista aspira ahora a repetir la hazaña con un ejemplar más atractivo y ambicioso, por eso apuesta por la especie reina. Chomper, así se llama el último dinosaurio que ha puesto a la venta. Se trata de un esqueleto juvenil de T-Rex de aproximadamente 68 millones de años. El fósil fue descubierto en Montana en 2019 y era tan grande que se necesitaron tres años para desenterrarlo en su totalidad. Está completo en aproximadamente el 55%, si bien el cráneo se conserva prácticamente intacto y posee gran cantidad de dientes originales.

Salomon Aaron lo presentó en octubre, durante la última edición de Frieze London, como su pieza estrella y, aunque hubo muchos interesados, parece que al final nadie se atrevió a llevarse a casa ese joven tiranosaurio. De modo que el galerista sigue ofreciéndolo por 20 millones de dólares, esta vez desde su propia sede.

Tyrannosaurus joven y Nanotyrannus, ¿son lo mismo?

Con lo que no contaba la galería londinense es con el debate abierto entre paleontólogos sobre el caso concreto de jóvenes tiranosaurios como el suyo. Los huesos que ofrece, ¿son realmente de la especie más famosa, estudiada y temida de todas las que conocemos o de un depredador similar? La pregunta no es baladí, pues hace décadas que los expertos discuten sobre la existencia de un nuevo espécimen denominado Nanotyrannus lancensis sin llegar a conclusiones definitivas. ¿Este último existió realmente o es un espejismo?

Para algunos especialistas, el hecho de que sus huesos sean más pequeños de lo habitual responde a la temprana edad del T-Rex, que debía crecer de forma desorbitada en muy poco tiempo. Mientras que para otros, esto mismo es una prueba inequívoca de que se trata de un pariente diferente, más ágil y más veloz. La polémica está servida.

Chomper. Esqueleto juvenil de Tiranosaurio Rex. Periodo Cretácico Superior. Montana, Estados Unidos. Huesos fosilizados
Imágenes cortesía de David Aaron Gallery

Lo cierto es que la disputa no es nueva, pues desde los años cuarenta ha dado lugar a infinidad de investigaciones. La más reciente se ha publicado en Fossil Studies y en ella Nicholas R. Longrich y Evan T. Saitta vuelven a hablar de este singular dinosaurio enano, tras examinar varios restos del famoso depredador (se basan en el análisis de los anillos de crecimiento presentes en los huesos estudiados).

En el extremo opuesto, Holly Woodward, cuyas investigaciones con restos de supuestos Nanotyrannus siembran de dudas su propia existencia, ya que hasta el momento solo se han encontrado especímenes pequeños. De ello se desprende que, o bien no se han descubierto aún ejemplares adultos, o bien se trata en realidad de T-Rex adolescentes sin desarrollar. Lamentablemente no hay consenso al respecto, así que tendremos que seguir fantaseando con la idea de uno (¿o dos?) animales extintos.