Arquitectura & Diseño

EL MATRIMONIO MILLONARIO ENTRE EL LUJO Y LA ARQUITECTURA (O QUÉ HACE FRANK GEHRY DISEÑANDO BOLSOS)

Por Rocío Romero

Frank Gehry posando frente a los bolsos de su nueva colaboración
Imagen © Louis Vuitton

El autor del Guggenheim de Bilbao firma la última colección de complementos de una conocida marca de moda. Pero no ha sido la única. El mundo del lujo está recurriendo a célebres arquitectos para dar forma también a sus sedes y tiendas insignia. Una tendencia que persiste pese al boom del comercio online.

A simple vista, las formas de su superficie no obedecen a ninguna razón geométrica exacta. Es grisácea, brillante, parecida a una piel metálica de titanio. Tiene pliegues tridimensionales, con algunas partes más oscuras y otras más claras. Se trata de uno de los últimos trabajos de Frank Gehry. La diferencia es que, en esta ocasión, la obra dista bastante de cualquier macroproyecto arquitectónico que lleve su nombre (al menos, en tamaño). Se trata de un bolso de Louis Vuitton, y fue presentado el pasado mes de diciembre en Art Basel de Miami, la feria internacional de arte contemporáneo más importante de Norteamérica.

Para el diseño, Gehry se inspiró en una de sus construcciones más icónicas, el Museo Guggenheim de Bilbao. Y lo mismo con los otros 10 bolsos de la colección. Cada uno evoca una de sus grandes creaciones, desde el Walt Disney Concert Hall, en el corazón de Los Ángeles; hasta la fachada caleidoscópica del Museo de la Cultura Pop de Seattle. Quizás (y solo quizás) este podría ser el broche de oro a un vínculo cargado de historia. Y es que no se trata, ni mucho menos, de un acuerdo novedoso: Louis Vuitton ya tiene mucho de Frank Gehry en su arquitectura. Solo hay que observar algunos de sus edificios más emblemáticos.

Museo Guggenheim Bilbao, Frank Gehry
© Erika Ede / Guggenheim Bilbao
Bolso ‘Capucines MM Concrete Pockets’, Louis Vuitton, Frank Gehry
© Louis Vuitton

Construido sobre el Jardín de Aclimatación de París, en la parte norte del Bois de Boulogne, su icónica Fundación es una muestra clara. Fue encargada por el propio fundador del grupo, Bernard Arnault. Las obras comenzaron en el año 2007 y, siete años más tarde, abrió sus puertas. A Gehry le apasionan los temas marítimos y, una vez más, materializó este sentimiento en su diseño. Este colosal bloque acristalado de vidrio y metal proyecta un iceberg que flota sobre el agua con 12 velas hinchadas por el viento; curvilíneas, ondulantes. El edificio, con una superficie de casi 12.000 metros cuadrados, supera los 40 metros de altura.

Cinco años más tarde, a casi 9.000 kilómetros de distancia, el ganador del Premio Pritzker plasmó su sello de identidad en la Mansión Seoul de Louis Vuitton. Una obra que, en realidad, comparte muchas similitudes con la Fundación. Y es que este edificio de cristal, madera y acero también emerge como un gran iceberg blanco. Su imponente fachada ondulada de vidrio con amplias ventanas en zigzag está inspirada en algunos elementos clave de la arquitectura histórica coreana, como la Fortaleza de Hwaseong, del siglo XVIII, o los trajes blancos del Dongnae Hakchum (Danza de la grulla). Para culminar la fachada, además, el arquitecto volvió a utilizar uno de sus elementos más representativos: paneles de celosía en forma de olas.

Fundación Louis Vuitton, París. Frank Gehry
Cortesía de L'Observatoire International
Fundación Louis Vuitton, París. Frank Gehry
Cortesía de L'Observatoire International

Estas son solo dos muestras del estrecho vínculo que Louis Vuitton ha forjado con Frank Gehry a lo largo de los años. Y no solo con él. La firma de moda ha encargado muchas de sus tiendas a otros arquitectos de renombre como Aoki Jun o Peter Marino, que juntos diseñaron hace poco más de dos años la renovación de otro de sus edificios más emblemáticos en el distrito comercial Ginza de Tokio. Reemplazando la boutique anterior de la firma, el edificio de siete pisos está envuelto en una enorme fachada ondulada de vidrio que imita los reflejos del agua de la bahía de Tokio.

Esta relación entre el lujo y las grandes firmas de arquitectura no es, ni mucho menos, algo exclusivo de Louis Vuitton. Ni exclusivo, ni nuevo. “La tendencia persiste desde hace muchísimos años, y continúa a día de hoy. Ya en los años 60, por ejemplo, Javier Carvajal diseñó las tiendas para Loewe”, cuenta María Eugenia Josa Martínez, doctora en arquitectura y profesora de UDIT (Universidad de Diseño y Tecnología), que enfocó su tesis doctoral, precisamente, en la arquitectura de las tiendas de moda y en cómo la arquitectura influye en las empresas de este sector.

¿Y no resulta paradójico que, en tiempos de internet y comercio electrónico, las grandes marcas de lujo sigan invirtiendo cifras millonarias en posicionar sus espacios físicos, tanto sus envolventes como sus interiores? En absoluto. De hecho, “adquiere más sentido que nunca”, según la especialista: “Por mucho que la venta online prolifere, el lujo necesita seguir posicionando su imagen de marca de la mano de grandes arquitectos. Es necesario llamar la atención desde fuera para atraer al cliente al punto de venta. Lo fue en el pasado y lo seguirá siendo en el futuro”.

Louis Vuitton Mansión Seoul, Frank Gehry
© YONG JOON CHOI
Boutique de Louis Vuitton, Tokio. Aoki Jun y Peter Marino
© Louis Vuitton

De la Maison Hermès a la boutique Casa Dior

Ya decía Audrey Hepburn en la película Desayuno con diamantes que “nada malo puede ocurrir en una tienda de lujo”. Y parece que las marcas siempre se han tomado muy en serio eso de proyectar seguridad y exclusividad a través de sus monumentales edificaciones. Los ejemplos abundan a lo largo y ancho del planeta.

En pleno distrito de Ginza, en el corazón de Tokio, una luminosa torre de 13 plantas envuelta en una fachada de cristal conforma la sede central asiática de Hermés. En un espacio de 6.000 metros cuadrados, la Maison diseñada por Renzo Piano abrió sus puertas en 2001. La alternancia entre el día y la noche permite proyectar cambios de luces que modifican el aspecto del exterior. La intención del arquitecto fue proyectar un foco mágico durante las horas de menos luz, representando con ella las tradicionales linternas japonesas.

Dior, por su parte, estrenó el 20 de junio de 2015 su nueva boutique Casa Dior en el distrito de Chungdam Dong de Seúl. Con una arquitectura curvilínea, el arquitecto Christian de Portzamparc buscó superficies acordes a la tela utilizada por el modista en algunos de sus vestidos más icónicos. Pensó en el movimiento de las telas; en la suavidad de los tejidos, diseñando así un gran muro de fibra de vidrio de 20 metros de altura con líneas ligeramente curvadas que se abren hacia el cielo, como si fuera un gran vestido blanco.

Maison Hermés, Tokio. Renzo Piano
© Michel Denancé
Casa Dior, Seul. Christian de Portzamparc
© Nicolas Borel

Lo cierto es que el continente asiático es una de las grandes cunas de estas grandes moles del lujo. No son pocos los casos: el pabellón Chanel de la arquitecta Zaha Hadid, en Hong Kong; el Louis Vuitton Island Maison diseñado por Peter Marino, en Singapur, o la espectacular fachada verde de la tienda de Bulgari en Shanghái con botellas de champagne recicladas del estudio MVRDV son algunos de ellos.

“A principios de los años 2000 se produjo una proliferación de nuevas construcciones específicas para tiendas de moda de lujo, sobre todo en Tokio, París y Nueva York. Ahora no se está dando tanto la creación de nuevos edificios, sino que se está buscando abrir nuevas tiendas en bloques emblemáticos de las grandes ciudades. Un buen ejemplo es el famoso edificio Canillejas de la Puerta del Sol en Madrid, donde se encuentran grandes marcas como Gucci o Dior”, relata la doctora en arquitectura y profesora de UDIT.

La arquitecta y diseñadora de moda experimental Raquel Buj comparte esta misma percepción: “Creo que la tendencia de ahora en adelante no estará tan dirigida a la construcción de estos gigantescos edificios, sino que las marcas se centrarán más en el interiorismo, en captar la atención del usuario desde dentro, con espacios más cometidos y a través, incluso, de colaboraciones con artistas”.

La cuestión es que, de un modo u otro, el lujo no tiene intención de reducir sus áreas de venta. Al menos eso revela Savills en su último informe Global Luxury: la creciente actividad en el mercado europeo del lujo provocó un incremento del 77% en la apertura de tiendas en 2022. Esta cifra sitúa a Europa en segundo lugar en el ranking del comercio de lujo, después de China y por delante de Norteamérica.