Colonialistas opresores, mujeres desnudas, cowboys… El universo incómodo de Danny Fox

Danny Fox es una de esas personas que tiene la suerte de haber heredado un apellido adecuado, casi simbólico, como si alguien lo hubiese escogido para él. El zorro –fox en inglés– es un animal al que a menudo se refiere, en las fábulas infantiles, con el ingenio, con la agudeza mental. De igual modo, este joven artista muestra en sus lienzos una agudeza capaz de equilibrar la inocencia y un cierto sarcasmo.ara vivir en armonía con la naturaleza.

Pero, además, el zorro es uno de los emblemas de Gran Bretaña debido, sobre todo, a su polémica caza, fuertemente ritualizada y arraigada en la tradición de las islas. Esto entronca perfectamente con la pintura de Fox no solo porque haya representado en algunas de sus obras a estos cazadores a caballo acompañados de multitud de perros, sino porque, de una forma más amplia, las referencias a su tierra natal abundan en su trabajo. Estas van desde las más inocentes –paisajes costeros de su tierra natal o bares de toda la vida– a otras más rebuscadas, al borde de sugerir la crítica. Es el caso, por ejemplo, de las tipologías de retratos de la East Indian Company con la que representa a algunos de sus personajes, aludiendo al pasado colonial inglés.

En sus lienzos encontramos cowboys, mujeres desnudas, pintores que son brujos o militares, todo ellos enmarcados en escenas extrañas en las que no entendemos del todo lo que pasa, pues participan de ese lenguaje metafórico y evocador con el que se escribe la poesía, que juega en ocasiones con arrebatar el contexto de los acontecimientos al espectador para que su imaginación trate de rellenar los huecos.

De hecho, el propio Fox afirma que concibe sus lienzos como poemas, y también juega con ello al nombrar sus piezas, dándoles en ocasiones títulos sugerentes como Never going home –en un cuadro de un vaquero a caballo que cabalga bajo una luna en cuarto creciente– o The desert spoon –en una obra en la que una mujer desnuda posa tumbada sobre una mesa en la que aún permanecen los resto de una comida–.

En general su lenguaje es inocente y casi tierno, muy naif a pesar de sus trazos rotundos. Este llegó hasta Fox como una suerte de herencia, pues nació en St. Ives, Cornwall, Inglaterra, de donde provienen artistas como Alfred Wallis –pintor de mares en eterna calma y de barcos que parecen de juguete– o Bryan Pearce, caracterizado por sus tonos pastel y sus paisajes amables, como de cuento.

En su obra, estas influencias conviven con la fuerza de los colores tomada de Matisse, la imaginería de los anuncios de Whiskey escocés del siglo pasado y algunos símbolos aparentemente descontextualizados que pueblan el fondo de sus composiciones, como lunas, serpientes o cruces. El resultado es un lenguaje propio, a caballo entre lo tierno y lo enigmático, con tintes surrealistas que despiertan inevitablemente cierto desconcierto.

Con todo ello Fox refleja el mundo que le rodea, pasando por los temas tradicionales de la pintura –y de la poesía–: el amor, el deseo, la magia, la tradición, el propio arte... Sus protagonistas suelen ser héroes cotidianos, personajes históricos que parecen escogidos con cierta sorna o malicia –como el inventor del gas de la risa– o personas completamente corrientes con las que se cruza en su día a día, como un anodino vendedor de helados.

2023, por encima del precio estimado en subasta

Desde su primera exposición en solitario en el 2013, Fox ha expuesto sus obras en Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, Francia…, convirtiéndose en el año 2015 en el artista más joven en exponer de manera individual en la icónica Redfern Gallery de Londres. Poco después, en 2017, fue uno de los artistas en residencia del Porthmeor Artist Residency Programme. En cuanto a su situación en el mercado del arte, en 2023 se han adjudicado varias de sus obras en subasta por encima del precio estimado.

Su obra Nowhere to go, no one to go there with, por ejemplo, se vendió en Christie's Londres por 10.000 libras esterlinas, doblando la cifra más elevada de estimación, que se situaba en las 5.000. Sin embargo, esta no fue la mayor subida de precio que experimentó durante el año pasado. Heritage Auctions subastó el pasado mes de junio dos lienzos suyos similares. En ambos puede verse a mujeres desnudas de gran tamaño, agachadas, que lideran la composición, mientras que tras ellas se mezclan bloques de distintos tamaños de colores sólidos con extrañas referencias. En uno de los cuadros se aprecian, por ejemplo, una serpiente, una carretera y un cuerpo masculino tendido en ella, mientras que en el otro aparecen referencias circenses casi absurdas, como un león montando en bicicleta. Los dos se remataron por un valor mucho mayor del estimado, en un caso superándolo en un 550% y en el otro en un asombroso 650%.

Gracias a ello se está convirtiendo en uno de los artistas británicos en activo más solicitados, y actualmente, tal y como contó en una entrevista a la plataforma Artsy, se encuentra trabajando en obra nueva, que incluye cerámica y escultura, para varias exposiciones que tendrán lugar a lo largo de 2024. Sin embargo, afirma que estos pasados años de búsqueda y desarrollo de un lenguaje propio, a pesar de haber sido sus frutos, han sido agotadores para él.

En una carta a un amigo suyo, Matisse escribió en una ocasión que estaba "agotado de tanto experimentar", y cuando el artista británico se topó con esta frase se dio cuenta de que refleja perfectamente cómo se siente ahora mismo. Por ello, actualmente afirma estar trabajando con aquello que le resulta ya conocido, que le es más familiar, creando a través de ello nuevas piezas que, sin duda, darán mucho que hablar en un año en el que no solo tiene ya varias citas programadas, sino en el que entra siendo un artista en alza con buenos resultados en subasta a sus espaldas.