Una casa convertida en galería de arte... ¿o es al revés?

Arquitectura & Diseño

Una casa convertida en galería de arte... ¿o es al revés?

Por Beatriz Fabián

Fotos Salva López

Mesura

Vasto Gallery es un espacio híbrido que basa en el vacío la brillantez de su factura en un ejercicio artístico que cobra especial sentido al ser, además de una casa, un contenedor de arte. El estudio de arquitectura Mesura firma un proyecto ubicado en un edificio industrial del barrio de Poblenou en Barcelona en el que “el diseño interior se reinterpreta como una constelación de objetos únicos”.

Este espacio híbrido que funciona como residencia privada, es al mismo tiempo la galería de arte Vasto Gallery y basa en el vacío la brillantez de su factura. En la recientemente Autobiografía de Miguel Fisac, editada por Caniche Editorial, el arquitecto manchego alude, a propósito de Frank Lloyd Wright, la frase del filósofo chino Lao-Tse que dice: “Cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro” y así lo demuestra este proyecto llevado a cabo por el estudio de arquitectura Mesura. Esa desocupación del espacio en un edificio industrial del barrio de Poblenou en Barcelona pone en valor la arquitectura.

La forma de tratar el techo como si fueran las costillas de una ballena varada, sustentadas por dos filas de columnas de acero, no son más que un homenaje a técnicas constructivas desarrolladas en el siglo XIX por el arquitecto catalán Joan Torras. Para Mesura, “el diseño interior se reinterpreta como una constelación de objetos únicos”.

De esos nueve elementos hay tres que son fijos: el núcleo forrado en madera y exento de paredes y techo; que alberga la ducha, el vestidor y el aseo, y separa el estar del espacio expositivo; la barra de cocina de acero que mide 8 m; y una mesa de 6 m situada enfrente. A ellos, se suman la bañera y el lavabo de obra fabricados in situ, una estantería baja que sirve de cabecero, un mueble para guardar obra gráfica y dos objetos a caballo entre arte y diseño que son los taburetes Puzzle en azul, obra del artista Max Enrich, además de una mesa baja de café realizada por Sara Regal, realizada con los materiales de derribo de la propia construcción.

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Para su dueña, la galerista Carmen Riestra, era fácil convivir con los cambios porque el espacio doméstico se adapta a cada proyecto expositivo según la programación de la sala que abre solo bajo cita previa.

Los arquitectos contestan aquí a El Grito.

¿Es Donald Judd el principal inspirador del proyecto?

El principal inspirador del proyecto fue el espacio, sus condiciones, las oportunidades que nos ofrecía, así como el estilo de vida del cliente… Donald Judd fue una muy buena referencia para entender una manera de vivir que ve el arte y la relación con este como parte natural de la vida cotidiana y los espacios que habitamos.

¿Cuál es la principal singularidad y cuál ha sido el reto más destacado de esta renovación?

La principal singularidad es, sin duda, la estructura que encontramos. Como parte de nuestro proceso, sentimos una gran responsabilidad frente a las preexistencias y nos enfocamos en entender el pasado para darles el reconocimiento que merecen. En este caso, la estructura original era una maravilla industrial del siglo XIX, típica de las construcciones que se estaban desarrollando en el barrio del Poblenou en ese momento.

El mayor reto ha sido el de dar escala humana a un espacio de casi 500 m2 en el que se combinan dos usos tan diferentes como son el residencial y el expositivo. Para nosotros, era clave encontrar un equilibrio lo suficientemente flexible para que ambos pudieran coexistir e intercambiarse según las necesidades del cliente.

¿Qué función cumple la estructura de bóvedas?

Cumple una función puramente estructural, aunque ahora, para el proyecto, desempeña también una función estética que da al espacio una personalidad única.

¿Qué queda de la construcción original?

La estructura, precisamente. Cuando encontramos el espacio, estaba compartimentado en cubículos de oficina, por lo que decidimos derrumbarlos y sacar a la luz la estructura original, ponerla en valor.

¿La casa sigue el programa de la galería o viceversa?

El espacio está pensado para que se adapte a ambos. Habrá momentos en los que la casa deberá seguir el programa de la galería y otros en los que el uso residencial reinará. La idea era que los límites entre ambos usos se desdibujaran.

¿Cómo cambia según las circunstancias?

El espacio se ha pensado como una atmósfera única en la que todo fluye, aunque claramente aparecen unos límites que, como comentábamos, hemos intentado difuminar. El espacio contiene un módulo central que, aparte de servir como almacenaje para albergar baño y ducha, separa la parte más privada de la casa: el dormitorio. Esto ya marca unas dinámicas dentro del espacio. El resto (cocina, comedor, sala de estar, espacio expositivo, etc.) está a merced de los usos que el cliente quiera darle y de sus propias dinámicas.

¿Hay elementos móviles aparte del mobiliario?

Para este proyecto se han diseñado una serie de piezas estáticas que funcionan casi como esculturas: el módulo separador, la cocina en isla de ocho metros y acero inoxidable, la mesa de comedor (también de ocho metros), la bañera de microcemento que se erige del suelo, entre otros. Al igual que con la estructura, la idea era crear otros elementos fijos únicos que ayudaran a construir el carácter del proyecto. Sobre estas bases, se ha añadido el mobiliario móvil.

Mesura

Dos lámparas Tekiò horizontales de Anthony Dickens para Santa & Cole iluminan la mesa de 6 metros de largo, diseño de Mesura. Al lado, sillas cantiléver MR10 de Mies van der Rohe que edita Knoll.

Mesura

Sobre el fondo forrado de madera, destacan el asiento Willow, de Charles Rennie Mackintosh, que edita Cassina, en Cobalto Archive, junto a tres esculturas de Berta Blanca T. Ivanow.

En el salón, sofá Extrasoft, del diseñador Piero Lissoni para Living Divani, adquirido en Minim Barcelona, mesa de centro de Sara Regal y cuadro S/T, de Albert Riera Galcerán.

En el dormitorio, un módulo de abedul actúa a la vez como estantería baja y cabecero para el tatami. Al fondo, el lavabo de microcemento delante de los grandes ventanales y, en la pared, fotos Komfort Skulptur 01 y Komfort Skulptur 18, de Tine Bek.