Exposiciones

De la ‘florisgrafía’ al grabado con cemento: las técnicas más locas de FIG Bilbao

Por Sol G. Moreno

Vinicius Libardoni. Memento, una de las piezas presentes en el festival
Fotografía: Artur Wosz

La última edición del Festival Internacional del Grabado y Arte sobre Papel nos ha dejado mucho más que los típicos dibujos, aguafuertes y xilografías. Su sección emergente ha demostrado hasta qué punto se puede innovar en una técnica milenaria, gracias a impresiones sobre pétalos de rosa, estampas digitales con transferencia de escombro o grabados con yeso y cemento. Os contamos los métodos más curiosos.

Decía Picasso que había que aprender las reglas como un profesional para luego poder romperlas como un artista. Él fue capaz de dominar el dibujo académico con apenas 12 años, por eso no extraña que a partir de ese momento se dedicase a quebrar fronteras, romper realidades y pintar ojos donde le daba la gana. Pero claro, no todo el mundo es Picasso ni todos los artistas que innovan están haciendo cosas realmente interesantes.

A veces los experimentos no funcionan. Pensemos en Leonardo y su fresco de La última cena de colores vahídos y apagados. En aquella ocasión el genio florentino decidió inventarse una técnica a medio camino entre el temple y el óleo sobre enlucido de yeso que no tuvo mucho éxito… O en la cúpula de Barceló para la Sala de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que se cae a pedazos. La ocurrencia de pintar con una manguera a chorro el techo de la cubierta fue espectacular, desde luego; una pena que algunas estalactitas no hayan podido soportar el peso de la gravedad.

Como ellos, algunos jóvenes autores presentes en la XII edición de FIG Bilbao se han atrevido a romper las normas y proponer un método alternativo a la técnica tradicional, en este caso del grabado. Luciano Pozo, Vinicius Libardoni o Candela del Valle han partido de ese arte nacido en China hace casi 2.000 años para imaginar sus propios métodos de estampación.

Una mujer contempla varias obras en FIB Bilbao 2023
XII edición de FIG Bilbao 2023

Pero, evidentemente, no todo ha sido igual de rompedor, llamativo y loco. La cita que desde 2012 ocupa el Palacio Euskalduna a finales de noviembre ha reunido a cerca de 60 expositores y 500 artistas en una edición marcada por Japón como país invitado y por los dibujos del Premio Pritzker Álvaro Siza.

También pudimos ver varios trabajos de Picasso, Saura, Chillida y el recientemente fallecido Ibarrola, así como un par de dibujos de Barceló, probablemente el autor más caro de la feria con un retrato de Claramunt que ofrecía Aleseide por 80.000 euros. Fue toda una lección de técnicas grabadas, de las de ahora y de las de siempre.

Nos detenemos en los tres artistas latinoamericanos que han formado parte de Open Portfolio, la sección más transgresora de FIG Bilbao, cuya originalidad se ha ganado nuestra atención.

Tejido de pétalos

Ni tórculos, ni procesos químicos. Todo lo que necesita Luciano Pozo para llevar a cabo su trabajo es cuidar el rosal de su casa en Buenos Aires, ese que le proporciona la materia prima necesaria para desarrollar sus obras impresas sobre pétalos de rosas que él mismo planta y cultiva. Como se trata de una invención personal, se ha permitido el lujo de idear incluso un término para ese proceso, al que ha denominado florisgrafía.

‘Siempre Venus’, Luciano Pozo. Gráfica experimental mediante pétalos de rosa
Luciano Pozo. Cosido y barnizado del tejido floral ‘Homofloresiensis’
Luciano Pozo. Cosido y barnizado del tejido floral ‘Homofloresiensis’
Luciano Pozo. Cosido y barnizado del tejido floral ‘Homofloresiensis’

“El nombre de este procedimiento deriva del material que utilizo: las flores. Cosecho, cuido y recojo rosas que dejo secar durante 30 días. Cojo la matriz de papel que transfiero al pétalo en una técnica absolutamente manual, simplemente presionando. Después barnizo pétalo a pétalo con una resina de pino que tiene 50% colágeno y 50% barniz. Finalmente coso cada pétalo hasta completar la obra”, explica el autor.

Lo cierto es que ese singular concepto no solo tiene que ver con la estampación artística, sino también con la creación de un nuevo material de uso cotidiano. Porque el argentino está investigando para conseguir un textil capaz de servir en el futuro para el diseño de prendas de vestir. De momento Homofloresiensis todavía no es un tejido, sino una pieza que cuelga de una feria de arte bilbaína. Estaremos pendientes de cuál es su futuro a corto plazo, porque el autor se ganó un par de residencias artísticas en el espacio Decero Creativo de Oviedo y en la Fundación CIEC (Centro Internacional de Estampa Contemporánea de Betanzos).

El cemento como soporte

Otra técnica poco común descubierta en el festival ha sido la de Vinicius Libardoni, cuyo trabajo no solo sorprendió al público sino también a la organización (mereció el Premio Open Portfolio). El autor brasileño afincado en Polonia apuesta por el reciclaje y por un material más propio de la arquitectura que del arte: el cemento. “Trabajé un tiempo con el grabado tradicional hasta que decidí experimentar. Primero jugué con el yeso y luego me pasé al cemento. Suelo decir que lo que yo hago no es estampación sobre cemento, sino cimentación sobre la plancha”, comenta el autor.

Vinicius Libardoni trabajando en el proceso experimental con cemento-yeso.
Fotografía: Michal Bednarski.
‘Supersam’, Memento, Vinicius Libardoni

En su caso, trata de recuperar la materialidad de los edificios que ya no existen. Crea una especie de argamasa con el hormigón líquido donde echa tornillos, vidrios e incluso maderas. “Normalmente parto de fotografías de archivo, recreo un modelo 3D del edificio y luego lo dibujo. En vez de usar la típica prensa para grabar la obra recurro a una estructura que me he creado yo mismo donde echo la capa líquida de cemento, que se va repartiendo por la superficie. La presión es incontrolable, por eso digo que mi trabajo es una colaboración con los materiales. Tuve que aprender a perder el control y dejar que fuesen ellos quienes actuasen sobre la plancha de zinc”.

El resultado son unos dibujos grabados sobre losas de hormigón armado que narran historias del patrimonio arquitectónico desaparecido (por ejemplo, los edificios modernistas polacos destruidos en la Segunda Guerra Mundial). Son obras únicas y originales, porque en cada ocasión el cemento es distinto y porque cada material añadido deja su propia huella sobre el papel: roturas por la punta de un clavo, ralladuras debido al vidrio, manchas e imperfecciones.

Realidad aumentada

Tercera propuesta: Candela del Valle. Esta artista gráfica promueve un diálogo de técnicas que combinan estampaciones de todo tipo; desde las matrices de PLA impresas en 3D hasta las transferencias sobre escombros e impresiones digitales sobre lona mesh o con realidad aumentada. Los métodos grabados y las nuevas tecnologías van de la mano en su obra, que ilustra la cantidad de posibilidades técnicas existentes cuando ambas disciplinas se unen.

Instalación de lona microperforada impresa, proyecto ‘Todo lo que vemos son ruinas futuras’, Candela del Valle
Fotografía: Clara Nerone
Piezas con impresión 3D, proyecto ‘Todo lo que vemos son ruinas futuras’, Candela del Valle
Fotografía: Clara Nerone.

“Llevo dos años trabajando en un proyecto titulado Todo lo que vemos son ruinas futuras. Tiene que ver con los solares urbanos vacíos, espacios cambiantes que yo capto a través de imágenes y vídeos. El primer paso de la reconstrucción digital es la nube de puntos que, juntos, forman un dibujo. Esa nube es la que me llevó precisamente a utilizar la lona microperforada, ya que simula los píxeles y es el material utilizado para rodear comúnmente los edificios en reparación”.

A veces busca la textura en placas traslúcidas mediante impresión 3D. Sin embargo, el material más raro con el que trabaja son los escombros, restos de desecho que encuentra en zonas de construcción o edificios demolidos. “Los recojo del suelo y realizo transferencias sobre ellos. En el caso particular de los cascotes expuestos en Bilbao, imprimí uno de mis recorridos por la ciudad de Rosario (Argentina)”.