Protagonistas

Cecily Brown y el sueño americano: de camarera a artista del año

Por Sofía Guardiola

‘No You for Me’, Cecily Brown

Este año, la artista británica ha tenido una exposición monográfica en el MET, ha superado todos sus anteriores récords de venta y ha alcanzado unas cotas mayores a las de la mayoría de artistas masculinos con una cronología similar a la suya. Todo un sueño casi impensable para alguien que estuvo a punto de darse por vencida con la pintura.

Cecily Brown (Londres, 1969) llegó a Nueva York en 1994 en busca de un golpe de suerte. Acababa de terminar sus estudios en la escuela de arte, pero nada hacía presagiar que aquello fuera a valerle para ganarse la vida. Empezó a trabajar como camarera en un bar mientras afinaba su técnica con los pinceles en sus ratos libres. A la vez, fue tejiendo una red de contactos que se extendería hasta dar con los que harían despegar su carrera. Solo unos años más tarde, en 2000, aquella joven londinense que sobrevivía a base de pizza y bagels, aparecería en las páginas de Vanity Fair con motivo de su primera exposición individual. Aquel reportaje marcaría el inicio de su ascenso al Olimpo de los artistas contemporáneos. Un terreno, por cierto, hasta entonces vetado a las mujeres.

La mirada del fotógrafo Todd Eberle, por la que ya habían pasado Jeff Koons, Hilary Clinton y Joan Didion, entre otros, inmortalizó a Brown tumbada en el suelo de su estudio, mirando hacia la cámara con los pantalones manchados de pintura, los pies descalzos y una camiseta con el símbolo del dólar estampado que acabó suponiendo no solo una declaración de intenciones, sino también una premonición. Todo en esta instantánea hablaba del trabajo de Brown y de su carrera: frescura, cierto erotismo –sugerido en su postura–, naturalidad y, sobre todo, un éxito creciente que, como no podía ser de otro modo, se traducía en dinero.

Cecily Brown para la revista Vanity Fair fotografiada por Todd Eberle

Poco antes de aquella instantánea Brown había pintado La chica que lo tenía todo, que se convertiría años después en el primero de sus lienzos en superar el umbral del millón de euros en subasta –rematándose por 1,1 millones–, y cuyo valor actual es de casi 6 millones. El incremento de su valor, por tanto, ha sido del 427% en un margen de 15 años.

‘La chica que lo tenía todo’, Cecily Brown

El cuadro muestra los tonos vibrantes utilizados habitualmente por la pintora, así como otras características habituales en su obra: por un lado la influencia del expresionismo abstracto, pero por otro cierta tendencia a la figuración, expresada a partir de formas sugerentes que recuerdan a fragmentos de cuerpos –y que son, sin embargo, mucho más explícitas en otras de sus obras, más próximas al retrato–. Brown siempre ha afirmado que no tiene una idea previa antes de pintar, sino que los temas acuden a ella mientras está trabajando, a menudo, en varias pinturas a la vez, llegando en ocasiones a tener en su estudio una veintena de lienzos empezados esperando a que la idea adecuada aterrice en ellos y les dé un final.

Este año y por primera vez, un museo de Nueva York, la ciudad en la que sigue viviendo y trabajando, ha realizado una gran muestra de su obra. Esta, llamada Death and the Maid en honor al cuarteto de cuerda nº 14 de Franz Schubert, puede contemplarse hasta el próximo 3 de diciembre en el Metropolitan Museum. Muestra una cincuentena de sus piezas –cuadros, dibujos, cuadernos de bocetos...–, y se centra especialmente en la faceta de la artista reinterpretando temas clásicos de la pintura desde una perspectiva personal. Entre los muros del museo neoyorquino pueden observarse sus vanitas, bodegones, memento mori..., advirtiendo, además, en ellos, las numerosas influencias de las que Brown se nutre, desde Poussin a Willem de Kooning pasando por Lucien Freud o Pablo Picasso.

‘Maid in a Landscape’, Cecily Brown
‘Untitled’ (Vanity), Cecily Brown
‘Father of the Bride’, Cecily Brown  © Buffalo AKG Art Museum.

La exposición, además de ofrecer una retrospectiva de la carrera de la artista, ha catapultado también sus cifras de mercado, que este año rompen todos los récords anteriores. Hasta ahora, el precio más alto alcanzado por Brown era de 6.7 millones de dólares, pero en 2023 ya lo ha superado en dos ocasiones, y ocho de sus obras han alcanzado cifras millonarias en subasta. En el ranking provisional de la plataforma Artprice, en el que se incluye a los artistas que han conseguido los mejores precios en subasta durante el año, Brown se sitúa en el puesto número 30. En 2022, por ejemplo, su puesto en el ranking fue el 75, mientras que en el 2015 se encontraba en el 835.

Con estas elevadas cotas, sin duda Brown está consiguiendo uno de sus objetivos, el de penetrar en el techo de cristal que las obras de las mujeres artistas encuentran con respecto a las masculinas, y que es más acusado si cabe en el arte más próximo a la abstracción. En una ocasión, de hecho, la británica dijo que “nunca he entendido qué tiene de masculino el arte abstracto, ¿cómo han conseguido los hombres su monopolio?” En una entrevista a Vulture Magazine en 2015 habló también explícitamente de la frustración que le causaba ver cómo mujeres talentosas se encontraban con ese techo de cristal que las impedía alcanzar las cifras de otros artistas hombres.

‘The Picnic’ Cecily Brown
‘Aujourd’hui Rose’, Cecily Brown

Ella añadió que esperaba que en un par de décadas estas diferencias ya no existieran, y sin duda su obra va abriendo camino en este sentido, pues este año sus cifras de mercado han sido superiores a las de iconos masculinos del arte contemporáneo nacidos tras la Segunda Guerra Mundial como Jeff Koons o Damien Hirst. De hecho, si tenemos en cuenta solo a los artistas contemporáneos nacidos a partir de entonces y elaboramos una lista con las mayores recaudaciones en licitación de este año, Cecily Brown ostenta el cuarto puesto. Únicamente la superan Basquiat, Yoshimoto Nara y Banksy. Sin embargo, de entre los diez primeros artistas de esta lista, Brown es la única mujer. Además, sorprende la diferencia entre el número de lotes vendidos por la británica y el de los tres artistas que la preceden en la lista. Mientras que el total de dinero recaudado en subasta por Basquiat se alcanza sumando un total de 235 lotes, el de Nara con 460 y el de Banksy con más de 1.600, Brown lo ha conseguido con tan solo 34 lotes, lo cual indica lo elevado que es el precio que se ha pagado por ellos.

Quizá dentro de un par de décadas Brown y otras artistas hayan conseguido, como ella misma espera, que sea habitual que los precios en subastas de obras realizadas por mujeres alcancen las mismas cifras que los hombres, y que sus nombres no sean una anécdota en los rankings, pero de momento la chica que lo tiene todo tiene la suerte de poder mirar esa fotografía que hace más de veinte años apareció entre las páginas de Vanity Fair y darse cuenta de que el éxito llegaría a su carrera, sí, pero gracias a todo lo demás que se advierte en ese retrato: el trabajo, la sensualidad de sus trazos, la naturalidad de quien posa sin zapatos y reinterpreta sin complejos los grandes temas de la historia del arte.