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‘Les Lalanne’, el matrimonio de artistas que hizo de su arte una broma millonaria

Por Clara González Freyre de Andrade

Interior ‘Rhinocrétaire I’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 1964

Leer el periódico sentado en un corderito o darse un baño de espuma en el interior de un hipopótamo. En pleno siglo XX, François-Xavier Lalanne y su mujer Claude trataron de desacralizar el arte. Siempre desde su brillante sentido del humor, convirtieron sus esculturas inspiradas en animales en objetos de coleccionista. Rhinocrétaire I ha roto ahora todos los récords al venderse por 18,3 millones de euros.

Fraçois-Xavier Lalanne tenía una visión especial del arte que, como todo lo rompedor, no siempre fue entendida. Siguió los pasos que se esperan de todo vanguardista y empezó con los pinceles pero, al contrario del resto, no creía en el arte como objeto sagrado y de exposición; él prefería apostar por lo práctico. A menudo exploraba los límites entre el arte y el diseño, entre lo bello y lo útil, y lo salpicaba todo con su tan característico sentido del humor. Él mismo decía que “el arte es como la vida: no hay que tomárselo en serio”.

El estudio de Fraçois-Xavier estaba pegado al del escultor Constantin Brâncuși, con el que pronto trabó amistad. Fue precisamente él quién le acercó al círculo de surrealistas, dándole la oportunidad de conocer a personalidades como Marcel Ducham o Max Ernst. Durante su primera exposición, celebrada en París en 1952, conoció a Claude, la que más tarde se convertiría en su mujer. Aquel día encontró mucho más que una compañera de vida, se topó con su media naranja artística, con la que desarrollaría un estilo único que seguiría hasta el final de sus días. Se cree que entonces abandonó la pintura para centrarse en la escultura, aunque también exploró su creatividad con el grabado.

‘Léopard I’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 2005

El matrimonio se hacía llamar Les Lalanne y, con una visión rupturista y creativa, se dedicaron a dar a luz esculturas de toda clase animales, entre domésticos y salvajes, que convertían en muebles totalmente funcionales. A veces casi parecían bestias sacadas del imaginario surrealista para formar parte del mobiliario de aquellos que se atrevían a hacerse con una de ellas. Ni la incomprensión de la crítica, que no veía sentido a su apuesta por una escultura funcional, fue capaz de poner freno a su creatividad.

El rinoceronte que ha batido récords en subasta

Ha hecho falta tiempo para que las obras de esta peculiar pareja se pongan en valor, pero lo cierto es que su realidad ha dado un giro de 180º. Recientemente Christie’s París sacó al mercado Rhinocrétaire I, un enorme rinoceronte ideado como un homenaje a los míticos muebles de cajones secretos, pues alberga en su interior una barra, un escritorio, una caja fuerte y varias lámparas. Fechada en 1964, se considera una de las primeras piezas del artista, así como una de las más míticas presentadas en Zoophytes, su primera exposición junto a Claude Lalanne, celebrada en la Galerie J de París. La casa de subasta estimó la venta de la obra en un máximo de 6 millones de euros, una cifra que seguía la línea trazada por la trayectoria de Les Lalanne, cuyos precios se habían disparado especialmente en los últimos años. Lo que no sabían es que la pieza estaba destinada a superar el récord establecido en 2021, cuando Sotheby’s vendió por 8.3 millones Léopard I. Aquella cifra rompió por mucho con su estimación inicial, que no superaba los 600 mil euros.

Rhinocrétaire I acabaría vendiéndose este año por la friolera de 18.3 millones de euros, posicionando a Fraçois-Xavier Lalanne como una de las figuras referentes del mercado del arte, especialmente en Francia.

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‘Rhinocrétaire I’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 1964
‘Rhinocrétaire I’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 1964

Para rastrear el cambio de suerte del dúo artístico nos tenemos que remontar al año 2009, cuando la mítica casa de subastas Christie’s sacó a la venta la magnífica colección de Yves Saint Laurent y su pareja Pierre Bergé. Entre las obras de artistas tan reconocidos como Henri Matisse o el propio Constantin Brâncuși, se encontraba Bar YSL, la primera barra que el famoso diseñador de moda encargó a los Lalanne, en el año 1965. La pieza salió al mercado con una estimación máxima de 300 mil dólares, pero estaba destinada a alcanzar un precio bastante mayor: finalmente se vendió por 2.7 millones. Fue la prueba definitiva de que el mundo del arte por fin estaba apreciando la creatividad del dúo artístico, así como su contribución única a la creación del siglo XX. Eso sí, Fraçois-Xavier Lalanne no llegó a ver sus éxitos con sus propios ojos, pues falleció poco antes, en diciembre de 2008.

Desde aquel febrero, los precios del mercado de ambos, aunque especialmente los de Fraçois-Xavier, siguieron creciendo hasta llegar a su máximo pico, el alcanzado en octubre de este año. Otro de los hitos en su avance en el mundo del arte ocurrió en otoño de 2019 cuando, tras el fallecimiento de Claude Lalanne, su colección personal salió al mercado para acabar convirtiéndose en una de las más caras vendidas en Francia en los últimos diez años. La encargada de la venta en esta ocasión fue Sotheby’s, con varias obras de François-Xavier Lalanne que superaron por mucho su estimación inicial. La oferta más alta llegó de nuevo en forma de rinoceronte. En este caso fue la obra Unique Rhinocrétaire, que salió con una estimación máxima de 1 millón de euros para acabar vendiéndose por 5.9 millones, otra cifra récord.

‘BAR YSL’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 1965
‘UNIQUE RHINOCRÉTAIRE’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne. 1991
‘Moutons de laine’, François-Xavier Lalanne, Les Lalanne

Es difícil saber qué ha llevado a Fraçois-Xavier Lalanne a consagrarse como uno de los artistas de mayor éxito en el mercado francés. Lo que sí podemos afirmar es que la propuesta artística de Les Lalanne fue fresca y atrevida. Renovaron el arte de mediados del siglo XX con una idea nunca antes vista que empieza a cobrar sus frutos en la actualidad. Ahora, toda subasta que se precie sabe que tiene el éxito asegurado si cuenta entre sus lotes con una de sus Moutons de Laine porque, ¿quién necesita contar oveja cuando puede tenerlas en el salón de su casa?