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En la batidora onírica de Chagall: religión, fábulas y color

Por El Grito

‘Le Reve’, 1980, Marc Chagall © VEGAP, Barcelona, 2023

‘Chagall. El color de los sueños’, que puede visitarse en el Palau Martorell hasta 24 de marzo, cuenta con una cuidada selección de más de 150 obras -25 de ellas nunca vistas en España-, organizadas en torno a los grandes temas que inspiraron al prolífico pintor ruso.

Marc Chagall (Vitebsk, Rusia, 1887-Saint Paul de Vence, Francia, 1985) es un artista inclasificable, creador de un estilo propio, que construye a lo largo de su vida un universo personal a través de sus pinturas en las que destacan sus colores intensos que dan vida a la escenografía y a los personajes, reales o imaginarios, que habitan sus obras.

De joven se instaló en París, donde permaneció la mayor parte de su vida, y estuvo en contacto con las vanguardias artísticas de principios del siglo XX. Sus creaciones están influidas por el cubismo, el fauvismo, el surrealismo y el orfismo, pero sus ansias de independencia y libertad lo mantuvieron al margen de adscribirse a estos movimientos.

Chagall. El color de los sueños, que puede verse en el Palau Martorell hasta el 24 de marzo, plantea un recorrido por 50 años de trabajo, dividido en siete secciones que presentan los principales temas que inspiraron su creación y su vida.

Marc Chagall por Ida Kar © National Portrait Gallery, London

Un peregrinaje artístico

La primera de ellas nos sitúa en sus Orígenes. Estos se remontan a su nacimiento el 7 de julio de 1887 en la pequeña localidad de Vitebsk, en lo que entonces era el Imperio Ruso. Esta ciudad, mitad judía y mitad rusa, ubicada en la frontera entre Rusia y Bielorrusia, tuvo una influencia determinante en la infancia de Chagall. El ambiente y las costumbres de Vitebsk dejaron en él recuerdos e influencias culturales profundamente arraigadas.

Este período de su vida estuvo marcado por la vida familiar, las oraciones, las visitas a la sinagoga, la asistencia a la escuela, los juegos infantiles, los sueños, el yiddish…; vivencias de una infancia que impulsó su profundo interés por la naturaleza, la vida cotidiana, las leyendas populares y las creencias judías.

Avanzamos hasta Mundo Sagrado. Chagall fue testigo de la persecución y el exilio de sus compatriotas por sus creencias religiosas, y en lo más profundo de su alma existía una inmensa tristeza por el sufrimiento de su pueblo.

En 1931 realiza un recorrido por Egipto, Siria y Palestina. La peregrinación a Tierra Santa supone la visita de los lugares que fueron escenario de la historia del pueblo elegido: Haifa, Tel Aviv y Jerusalén. La experiencia supuso para el artista una vuelta a la tradición del judaísmo, al tiempo que una profunda reflexión sobre su identidad y una comunión con la naturaleza.

En esta sección se muestran varias obras en las que se aprecia ese fuerte impacto emocional que tuvo el viaje en el espíritu de Chagall. Sus creaciones sobre la Biblia reflejan su fe, su vitalidad, la intensa luz palestina que le ilumina y la fuerza espiritual recibida.

‘Les amoreaux à l'ane bleu’, 1955, Marc Chagall
          © VEGAP, Barcelona, 2023

La existencia de Marc Chagall estuvo marcada por la guerra y el desarraigo como se muestra en Éxodo. El artista representó el éxodo bíblico como una alegoría de la persecución a la que se vieron sometidos los judíos con la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial; amenaza que obligó al artista a huir de París a un exilio forzado en los Estados Unidos.

Chagall, a través de 24 escenas y de una manera muy personal, interpretó la gesta del pueblo judío, que, con la ayuda de su Dios, y guiado por Moisés, escapó de la esclavitud a la que estaba sometido en Egipto, para llegar finalmente a la Tierra Prometida. Un buen número de los aguafuertes de esta serie, que se pueden ver en la exposición, reproducen o están directamente inspirados en los gouaches que Chagall realizó sobre el Éxodo en 1931.

París también ocupa un lugar destacado en la exposición. La ciudad que tantas veces le dio la bienvenida y lo acogió, se convirtió en una de sus principales fuentes de inspiración. En 1954, Chagall realiza una serie de litografías para la revista Derrière le miroir, que son una auténtica declaración de amor a París. A través de coloridas imágenes representó sus elementos arquitectónicos más icónicos como la Torre Eiffel, el Panteón, Notre Dame… entre los que flotan sus personajes fantásticos. Varias de estas obras pueden verse en la exposición.

‘Chagall. El color de los sueños’
José Moñú. Esperando la pizza

Ilustrador de cuentos infantiles

Una de las secciones más importantes de la muestra, con casi un centenar de obras, es la dedicada a las Fábulas de La Fontaine. En 1927 el marchante de arte y editor Ambroise Vollard encargó a Chagall la ilustración de estos cuentos, que fueron editados años más tarde por Tériade, en 1952.

La Fontaine, escritor francés del siglo XVII, es apreciado como uno de los más destacados representantes dentro de este género y sus Fábulas son consideradas una obra maestra de la literatura francesa con relatos inolvidables como La cigarra y la hormiga o El zorro y las uvas.

Cuando Chagall ilustró estas narraciones moralizantes se sentía cercano a la tradición rusa, a los iconos y a los lubok, estampas coloridas pertenecientes a la cultura popular rusa que aparecían acompañadas de un texto sencillo y que se utilizaban tradicionalmente para instruir a las personas con escasa formación.

Una de las razones que hacía especial este encargo era la fascinación que Chagall sentía por los animales. El artista había crecido en un pueblo y los animales formaban parte de su infancia y de su vida. Terneras, vacas, cerdos, ranas, zorros, gallos, hormigas… crean un imaginario mágico que refleja de forma impecable la fantasía y la ironía del escritor.

Fábulas de La Fontaine, Marc Chagall
Fábulas de La Fontaine: El burro y el perro, 1952, Marc Chagall
Fábulas de La Fontaine, Marc Chagall

La Fontaine y Chagall, a pesar de pertenecer a épocas diferentes, tenían aspectos en común: el gusto por las tradiciones populares, la reflexión sobre el comportamiento humano y una desbordada imaginación. En este libro ilustrado, se crea, así, una profunda simbiosis entre la idea, el texto y la imagen.

Por último, El Amor tiene reservado un lugar destacado. En el verano de 1915 Marc Chagall se casó con Bella Rosenfeld. En su autobiografía Mi vida, el artista relató de forma poética las sensaciones que su amada le provocaba: “Yo solo abría la ventana de mi habitación y el aire azul, el amor y las flores entraban con ella”.

Bella fue la compañera y musa de Chagall hasta su prematura muerte en 1944, y aparece en multitud de los cuadros que el artista pintó durante toda su vida, algunos de ellos están presentes en la exposición.

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