Exposiciones

Historia de un búnker: de bastión nazi a templo del arte contemporáneo

Por Nerea Menor. Berlín

John Pawson. The Feuerle Collection

Los coleccionistas de arte Boros y Feuerle han escogido emplazamientos insólitos para exponer sus colecciones privadas. En pleno centro de Berlín, custodiadas por sólidos muros de hormigón y mucha historia, se alojan dos de las muestras más notables de la ciudad.

La escena de galerías en Berlín se ha convertido en una competidora implacable de los museos de la ciudad, gracias a una variedad admirable de exposiciones. La capital alberga impresionantes colecciones privadas en apartamentos, naves industriales, fábricas de cerveza o iglesias transfiguradas, y un par de ellas en búnkeres de la II Guerra Mundial.

Entre estos espacios alternativos, el que, probablemente, tenga más nombre sea el búnker de los coleccionistas de arte Christian y Karen Boros, un imponente edificio de cinco plantas de hormigón con muros de tres metros de grosor y un ático ocupado por sus propietarios. El apartamento de 450 m² se sitúa en la planta superior y está rodeado por una fachada portante de acero y cristal, jardines, terrazas y una piscina.

El búnker Boros sirvió de refugio antiaéreo durante la II Guerra Mundial, de prisión y más tarde de almacén de plátanos en la Alemania Oriental. Tras la caída del muro, también se celebraron allí fiestas clandestinas de clubes fetichistas y de música tecno.

John Pawson. Exterior, The Feuerle Collection
© Boros Collection

Los arquitectos Jens Casper, Petra Petersson y Andrew Strickland se encargaron de diseñar el nuevo espacio en el que ahora vive la familia y donde alberga su colección. La modesta entrada da paso a una elegante zona de recepción donde los vigilantes guían a los visitantes hasta el vestíbulo, en el que da comienzo la visita a las 120 obras de arte moderno y contemporáneo de la colección privada.

El hecho de coleccionar

Escribía Susan Sontag dando voz al coleccionista y diplomático británico Sir William Hamilton, en la novela El amante del volcán, que “coleccionar es rescatar cosas, cosas valiosas, del descuido, del olvido, o sencillamente del innoble destino de estar en la colección de otro en lugar de en la propia”.

En el proceso de búsqueda y adquisición a los Boros les atrae lo ajeno, lo desconocido, lo no convencional, lo que tiene el potencial de proporcionar una nueva capa de conocimiento. A sus ojos, “ser capaz de sumergirse en las construcciones intelectuales de otros, de participar en ellas, son privilegios para quien se interesa por las ideas de los demás”, según explicaban en una entrevista de Art Basel.

A los Boros les atrae lo ajeno, lo desconocido, lo no convencional, lo que tiene el potencial de proporcionar una nueva capa de conocimiento

Se dejan orientar por la experiencia de irritación que los invita a profundizar y explorar una determinada obra de arte. Huyen así de aquellas obras que les proporcionan la experiencia positiva y el subsiguiente escepticismo. La pareja tiene casi 900 piezas.

Ampliaron la primera exposición tras una avalancha de peticiones del público y ya van por la cuarta. En la Collection Boros #4 (desde el 2022 y hasta el 2026) el tema central es la cosificación de nuestro cuerpo e incluye obras de: Jean-Marie Appriou, Julian Charrière, Eliza Douglas, Thomas Eggerer, Louis Fratino, Cyprien Gaillard, Ximena Garrido-Lecca, Yngve Holen, Klára Hosnedlová y Anne Imhof, entre otros..

Cada cuatro años, para cada nueva colección, se remodelan completamente los 2.500 m² del búnker.

Jean-Marie Appriou. Bunker Berlin #4
Eliza Douglas, Anne Imhof. Bell
Klára Hosnedlová. Untitled (from the series nest)

Ignorando los atributos del tiempo

A poco más de tres kilómetros hacia el sur, en un extraordinario búnker renovado por el arquitecto británico John Pawson, Désiré Feuerle requiere que las obras lo seduzcan. La belleza es nexo de unión e identidad de las piezas expuestas en la colección Feuerle, cofundada por el historiador y por su mujer Sara Puig (también presidenta del patronato de la Fundación Joan Miró).

Según el connoisseur, es la acumulación o la necesidad de tener estas cosas a nuestro alrededor lo que convierte al individuo en coleccionista.

La colección Feuerle es una de las colecciones privadas de arte asiático más notables de Europa. Alberga mobiliario imperial chino de las dinastías Han y Qing (siglo II a.C. al XVII d.C.), yuxtapuesto a esculturas jemeres antiguas (siglo VII al XIII d.C.) y arte contemporáneo internacional de Zeng Fanzhi, Nobuyoshi Araki, Anish Kapoor, James Lee Byars, Cristina Iglesias y Adam Fuss.

Edmund de Waal describe la belleza como complicada, interrogativa y preocupante, no como un lugar de reposo sino todo lo contrario, como generadora de ideas. Sus cerámicas inauguraron las colecciones temporales de la denominada sala de la seda que recibe ahora y hasta enero de 2024 Cuando los animales se convierten en arte, de Leiko Ikemura.

John Pawson. The Feuerle Collection

Peluches de la colección personal de la artista interactúan con preciosas esculturas de animales realizadas en vidrio fundido, terracota vidriada, bronce patinado o papel maché, estimulando la fantasía de los observadores para interpretar símbolos, metáforas y enigmas cargados de referencias a las leyendas japonesas.

La colección Feuerle cuenta con dos salas de exposición principales, una sala del sonido, una sala del lago y una sala del incienso.

La sala del sonido da la bienvenida en completa penumbra mientras suena Música para Piano 20, de John Cage. La falta de luz obliga a reajustar todos los sentidos para poder desenvolverse en el espacio y después los ojos de los visitantes impulsarán sus pasos hacia los focos de luz que alumbran las centenarias esculturas de piedra y madera.

Durante la rehabilitación, el canal que discurre junto al edificio inundó una parte de la construcción y, seducidos por la belleza de esta pieza de arte accidental, se decidió conservarla. Ahora se llama la sala del lago.

Fundación Francisco Giner de los Ríos.
John Pawson. The Feuerle Collection

La colección Feuerle es la primera institución artística del mundo en mostrar la cultura china del incienso. Siendo una de las tradiciones más antiguas de China, la ceremonia se presenta como un espectáculo de arte contemporáneo. Ofrecen también sesiones de meditación, baños de sonido con gong y ceremonias chinas de té.

Este mes de septiembre, con motivo de la celebración de la Berlin Art Week, la colección ha acogido por primera vez la proyección al aire libre de películas del mundo de habla china. Désiré Feuerle ha elegido una serie de creaciones fílmicas que giran en torno al tema del deseo visceral en la vida humana.

¿Por qué un búnker?

La visión de Feuerle es crear una Gesamtkunstwerk, una obra de arte total en la que se combinan varias artes de forma complementaria: “Romper con la forma tradicional de mostrar el arte y eliminar barreras entre culturas, épocas, importancia del pasado e importancia del presente”.

Para albergarla, la intervención en el búnker fue mínima, respetando las formas que la naturaleza, el ser humano y el paso del tiempo han dejado en la estructura del edificio.

Feuerle pretende crear una Gesamtkunstwerk, una obra de arte total en la que se combinan varias artes de forma complementaria

Por su parte, los Boros optaron por dejar las huellas de la historia en el rehabilitado búnker. En las galerías se pueden distinguir aún trazos que muestran dónde quedaban los techos de las salas del refugio antiaéreo. Algunos muros tienen grafitis y otros restos de la pintura negra de los cuartos oscuros de los clubes.

Al aunar en tiempo y espacio la libertad atribuida al arte con la cronología de la guerra, los coleccionistas comunican algo más allá de las piezas expuestas.

Eludir la historia no es una opción, un búnker en Berlín recuerda ineludiblemente al pasado más oscuro de la ciudad. Karen Boros comenta que ellos siempre han creído que el arte conseguirá, en última instancia, dotar a esta construcción de la energía y la libertad necesarias, “que sin duda necesita, dada su propia historia”.