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El interés por el Surrealismo de Leonor Fini se dispara en el mercado del arte

Por Clara González Freyre de Andrade

Les Aveugles, Leonor Fini

En un momento en que el mercado del arte vuelve a interesarse por el Surrealismo, Leonor Fini está resurgiendo como una de las figuras más prometedoras. Sus lienzos alcanzan cifras de récord y sus escenografías se han convertido en una buena opción para los coleccionistas.

P ensar en Leonor Fini es hacerlo inevitablemente en Surrealismo. Sin embargo, sus mujeres empoderadas, sus criaturas fantásticas y sus figuras repletas de sensualidad transgredieron las barreras de este movimiento. Ella misma incluso rechazó la etiqueta surrealista; prefirió seguir creando y reivindicando en libertad, alejada de la ya más que sabida misoginia que asolaba al famoso grupo de artistas y que encarnaba en especial su líder, André Breton.

Como a sus compañeras Dorothea Tanning o Leonora Carrington, a Fini no le bastaba con ser musa. Quería y merecía un papel protagonista. Así, llevó su fantasía más allá de los lienzos y escenografías. Solía vestir de manera extravagante, con enormes tocados de plumas y máscaras llamativas, y llegó a compartir su vida con más de una veintena de gatos persas. Su estética conquistó el objetivo de fotógrafos como Man Ray, Lee Miller o el mítico Cartier-Bresson, quien la inmortalizó completamente desnuda. A esto se sumaba una trepidante vida sentimental: después de un matrimonio fugaz, estuvo abiertamente con dos hombres al mismo tiempo, con los que además convivió durante varias décadas. Se podría decir que ella misma construyó un personaje que roza lo performático.

Un personaje que hoy está resurgiendo con fuerza.

Leonor Fini, en su casa de París en 1956. Foto: GAMMA-KEYSTONE/GETTY IMAGES
Leonor Fini por Henri Cartier-Bresson, Italia

Coincidiendo con un momento en el que los coleccionistas vuelven sus ojos hacia el Surrealismo y los museos tratan de revalorizar a las artistas femeninas que se enfrentaron a su época, los cuadros de Fini están alcanzando cifras de récord. En junio de 2020, en plena pandemia, Sotheby's subastó su obra ‘Figures on a terrace (Composition with figures on a terrace; La terrasse)’ (1938) donde se esperaba un máximo de 600 mil dólares y finalmente se alcanzaron los 980 mil dólares. Su récord de compra se fijó casi un año después, en mayo de 2021, cuando su ‘Autoportrait au scorpion’ (1938) se vendió en la misma casa de subastas por 2,3 millones de dólares, tres veces más que su estimación inicial.

 Figures on a terrace (Composition with figures on a terrace; La terrasse), 1938, Leonor Fini
Autoportrait au scorpion, Leonor Fini

Una mujer obligada a ocultar su género

Leonor Fini nació en 1907 en Buenos Aires, pero desde muy pequeña se crió junto a su madre en Trieste, Italia. En su infancia se vio obligada a ocultar su género, cuando su familia optó por travestirla ante el miedo de un posible secuestro por parte de su padre. Lo más probable es que este hecho motivase su profunda relación con el disfraz y la puesta en escena, sus armas principales para explorar una de sus temáticas principales: la identidad y cómo esta es capaz de oscilar entre lo masculino y lo femenino.

Su formación autodidacta no impidió que tuviera sus primeras oportunidades en Italia, pero para Fini no era suficiente. Como muchos otros, decidió poner rumbo a París, donde se codeó con algunas de las personalidades más relevantes del siglo XX. Rechazó la etiqueta surrealista, pero eso no impidió que mantuviera amistad con algunos de los artistas de este círculo como Salvador Dalí o Max Ernst. Su primera exposición individual se la brindó ni más ni menos que Christian Dior en 1935, que en aquel momento aún no era conocido como diseñador pero tenía su propia galería de arte. De allí nació una amistad sincera y de influencia mutua, que sigue vigente más allá de la vida de sus protagonistas. De hecho, en 2018, la Casa Dior lanzó una colección completa en homenaje a la artista. Es bastante probable que, su relación con la moda, haya influido en su éxito en las subastas.

En 2018, la Casa Dior lanzó una colección completa en homenaje a Leonor Fini

Como muchas de las artistas cercanas al Surrealismo y el modernismo, Fini se interesó por la alquimia, la magia, los sueños, la mitología y las leyendas. Retrató la feminidad, pero lo hizo desde una óptica de empoderamiento, que ha hecho que su producción se asocie al movimiento feminista. En aquel momento, los surrealistas se interesaron por el deseo y la sensualidad, pero la retrataron con la mujer como un sujeto pasivo e idealizado. Leonor Fini prefirió romper con estos estereotipos, construyendo a mujeres empoderadas, casi elevadas a la categoría de diosa o bruja, dueña de su propio erotismo. Sus compañeros a menudo son andróginos, tratando temáticas tan actuales como la fluidez de género. Sus obras, cercanas al prerrafaelismo pero mucho más fantásticas, han sido comparadas con las de Leonora Carrington, aunque la realidad de Fini es mucho más oscura y se deforma y distorsiona a su antojo. Como ella, también pintó numerosos retratos y autorretratos.

Autorretrato con sombrero rojo, 1968, Leonor Fini
Retrato de Mrs. Hasellter, Leonor Fini
The Angel of Anatomy, 1949, Leonor Fini
Bust of a Woman, Leonor Fini

La creatividad de esta artista no conoció límites: pintó numerosas obras, pero también escribió varias novelas e ilustró los títulos de algunos de sus escritores predilectos. El área en la que más sobresalió fue la escenografía, diseñando decorados y vestuario para ballets, óperas, obras de teatro e incluso películas. Fruto de estos trabajos conservamos abundantes dibujos que se han convertido en una excelente opción de compra para los jóvenes coleccionistas, con presupuestos más bajos.

La carrera de Leonor Fini hacia la cima del mercado del arte no ha hecho más que empezar. Sus cifras aún están muy por detrás de las de otras compañeras como Frida Kahlo o Leonora Carrington, que ampliaron su área de influencia más allá de las fronteras del viejo continente: la primera era mexicana y la segunda tuvo que emigrar a dicho país, donde desarrolló la mayor parte de su producción. Fini, sin embargo, vivió en Europa, esencialmente en Francia e Italia, y son precisamente estos países en los que mayor interés despiertan sus obras. Cada vez más, su influencia se expande y su producción se redescubre. A finales del año pasado formó parte de la exposición principal de la 59ª Bienal de Venecia, que coincidió con la exposición ‘Surrealismo y magia: modernidad encantada’, en la que la Colección Peggy Guggenheim reivindicaba su papel en el movimiento. Los primeros meses de 2023 trajeron a la galería Kasmin la oportunidad de descubrir su producción al completo, en una amplia retrospectiva.