Arquitectura y diseño

La guerra del Pantone: ¿quién creó el negro más negro?

Por María Couso

© Anish Kapoor

Desde hace unos años es tendencia entre pintores consagrados -e incluso empresas- patentar sus propios colores y tonos, y prohibir al resto usarlos. Una lucha de egos, una historia de activismo o un desafío al arte, ¿cuál es el verdadero propósito tras el blindaje de colores?

Existen en el mundo del arte muchas “vacas sagradas” que se pueden permitir el lujo de viajar en jet privado, meter animales en tanques de formol y hasta comprar sus propias obras (de manera encubierta) para convertirlas en la pieza más cara vendida por un artista vivo, como fue el caso de Damien Hirst (Bristol, 1965) cuando vendió su ‘Por el amor de dios’ -una calavera de platino y diamantes incrustados- por 77 millones de euros.

Con estos precedentes en cuanto a excentricidades se refiere, comenzamos la historia de las patentes. Aquí, crear el negro más negro, el amarillo más intenso o el rosa más brillante es cuestión de tener un nombre, registrarlo y saber mover unos hilos.

Aunque el difunto Yves Klein (Niza, 1928-1962) fue pionero en esto de registrar colores, allá por 1960 cuando convirtió un azul ultramarino mate en el azul Klein -eso sí, sin ninguna exclusividad- no es hasta muchos años más tarde cuando un color, o más bien, un absorbe colores desató la polémica.

El Vantablack, la contienda por el monopolio

Este negro más negro de Anish Kapoor (Bombay, 1954) nacía en 2014 en colaboración con una empresa de tecnología y sistemas. Se trataba de una sustancia realizada a partir de nanotubos de carbono que era capaz de absorber hasta un 99,9% de luz.

 jardines de Houghton Hall

El Vantablack supone un importante descubrimiento, sus propiedades permiten eliminar cualquier rastro volumétrico, es decir, se puede utilizar para el camuflaje de aviones espía o cámaras y equipos espaciales, por ejemplo. Fue así como el artista anglo-indio decidió en 2016 comprar los derechos de su utilización. Ahora sólo se podría utilizar con fines militares o para los proyectos artísticos del escultor.

Y para demostrar que no existe un negro tan negro, no hay más que retroceder a la exposición: ‘Anish Kapoor: obras, pensamientos, experiencias’. En esta muestra, organizada por el Museo Serralves de Oporto (2018), se presentaban 56 maquetas de los proyectos concebidos en los últimos 40 años de su carrera. Una de ellas era ‘Bajada al limbo’, un cubo que albergaba en su interior un agujero de 2,5 metros de profundidad, pintado con Vantablack; esta pintura te hace creer que estás admirando el vacío, que objetos 3D son 2D, simulando así un profundo abismo.

Un turista italiano se acercó demasiado (a pesar de estar señalizado), ante la duda de si era un círculo negro o un pozo sin fondo, acabó cayendo y hospitalizado, aunque sin daños graves.

Este monopolio del color fue mal visto por muchos compañeros del gremio que lo interpretaron como un acto egoísta, una afrenta al arte donde la creación, las ideas y hasta los colores, deberían ser un bien común y no un objeto de avaricia. Aquí empieza la guerra de los colores.

El libertador

Este artista británico Stuart Semple (Bournemouth, 1980) brilla por su carácter social y reivindicativo, con una obra comprometida con la accesibilidad y la juventud. Desde que Kapoor y otros artistas y marcas como Tiffany & Co. comenzaron a registrar colores, su trabajo encontró un nuevo sentido: el de denunciar y exaltar la democratización de los colores y del arte en general.

Stuart Semple. Foto:aDAVID BEBBER/SUNDAY TIMES MAGAZINE

Así fue como nació el rosa más rosa, el pigmento Pink de Semple que refleja la luz hasta convertirse en casi fluorescente; el antagónico del negro más negro que irradia la luz en vez de absorberla, aquí empieza su cruzada. Ahora puedes comprar este bonito y brillante tono rosa si no eres Kapoor o uno de sus asociados, antes deberás firmar una declaración confirmándolo.

Pero como “una guerra no se gana el día de la batalla”, como decía el historiador y novelista japonés Eiji Yoshikawa, este multidisciplinario artista inglés continuó creando colores, sino iguales, sí muy parecidos a otros patentados. ¡Así los liberaba! Se convirtió en una especie de William Wallace del color.

Muchos artistas empezaron a comprar el rosa para usarlo en sus obras y lo subían a redes sociales utilizando el hashtag #sharetheblack (comparte el negro), así se unían otros creadores a la protesta e indignación por el uso exclusivo del Vantablack.

Stuart Semple. Foto:aDAVID BEBBER/SUNDAY TIMES MAGAZINE

Semple ha continuado creando y registrando pigmentos: Black 2.0, Yellowest Yellow, Greenest Green o Loveliest Blue, todos a la venta a un precio muy asequible y prohibidos para Kapoor.

¿Qué hizo el dueño del Vantablack? Subir una foto a redes sociales donde coge uno de los frascos de Semple, una mofa en toda regla que traería cola, desde una nueva versión de Black 3.0 hasta el Blink en 2021, la tinta más negra y mate del mundo, ideal para los artistas que trabajan con pluma y tinta, y para caligrafía.

La versión beta de Blink la probaron cientos de artistas que comprobaron que esta tinta creada por Semple no atraviesa el papel, es resistente al agua y “estúpidamente negra”. Su frasco de 30 ml cuesta cerca de 15 dólares y lo puede comprar cualquiera, insistimos, cualquiera menos Kapoor.

¡Azul Tiffany, es ilegal que pintes con él!

Grandes marcas como Coca-Cola o Tiffany & Co. ya patentaron en su día el tono de sus empresas. En el caso del Tiffany blue, un azul claro y turquesa asociado a la firma de lujo, Stuart Semple lo tenía claro: “¡Tiffany Blue! Es ilegal que pintes con él, está registrado en todas las categorías. ¡Por eso tuvimos que liberarlo!”, publicaba el artista al dar a conocer su azul Tiff a través de Twitter.

Su estudio había creado una réplica de ese color que “alguna vez fue inalcanzable” creado por Charles Tiffany y John Young en el siglo XIX, y registrado en Pantone como ‘1837 Blue’, el año de fundación de Tiffany. Esta marca registrada prohíbe su uso en otros productos como joyas, accesorios, fragancias, vajillas… no se puede utilizar ni para montar un escaparate.

Este nuevo azul Tiff es un turquesa de muy buena calidad y, lo más importante, está disponible para cualquiera. Curiosamente, cuando salió a la venta en septiembre de 2021 se agotó en pocas horas. Esta pintura acrílica se vende por encima de los 20 dólares. "Mi estudio funciona sin ánimo de lucro, por lo que ponemos todo lo que podemos en luchar por la libertad de expresión y liberar los colores para todos", contesta Semple sobre sus pigmentos y las posibles consecuencias legales.

La última cruzada: el tono de rosa más ‘Barbie’

Si pensábamos que se había cansado de su lucha por liberar los colores, es que aún no conocemos el verdadero sino de Semple: la crítica cultural más feroz. Y, ¿que hay más trendy en los últimos meses que ‘Barbie’, cuya película protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling ha sido todo un éxito de la crítica, un giro feminista a la clásica historia de esta presumida y aparentemente superficial mujer de la costa de California? Pues bien, el artista británico ha presentado este año Pinkie ‘the Barbiest Pink’, una pintura más rosa que el rosa de la muñeca de Malibú, disponible para cualquiera menos para Mattel, empresa propietaria de la marca Barbie. “Pinkie es mucho más rosa que la suya (Mattel) y hay de sobra para todos”, defiende Semple.

Imágenes del libro ‘The Tattoo Writer’
José Moñú. Esperando la pizza

Una batalla que también alcanzó al difunto Yves Klein cuando Semple creó el ‘IKB (Incredibly Kleinish Blue)’, la versión del azul más parecida del azul Klein; o a grandes empresas como Adobe y Pantone con su plug-in gratuito ‘Freetone’, que ofrece más de un millar de colores con acceso público y gratuito. ¿Quién será el próximo en caer en esta guerra del Pantone?