Actualidad

¿133 m€ en plena contracción del mercado? Por qué klimt está reventando las casas de subastas

Por Alberto G. Luna

El artista austríaco no solo obtuvo un prematuro reconocimiento en vida, sino que, con el tiempo, su obra se ha convertido en una de las más cotizadas hasta alcanzar el récord de Europa en subasta y obtener una cifra de negocio, en lo que llevamos de año, de casi 133 millones de euros. ¿Por qué?

En 2023 han sido varios los grandes pintores cuyos lotes han quedado desiertos en subasta. En una puja celebrada en Christie’s no encontraron comprador ‘Mujer sentada con sombrero de paja (María Teresa)’ de Picasso, ‘Sin título’ de Pollock y ‘Antropometría’ de Klein. Una lista negra que se alarga más allá incluso de Warhol y Basquiat debido a lo que se barrunta es ya una disminución de precios o corrección del mercado (llámenlo como quieran) que está afectando a las obras de los más reconocidos artistas.

Pero no a todos.

Una obra tardía de Gustav Klimt, ‘Dama con abanico’, se vendió recientemente por 86 millones de euros –casi 100 millones con las tasas–, lo que la ha convertido en la más cara subastada en Europa, superando, de largo, la estimación previa. La pintura muestra a una mujer con un fondo resplandeciente de dragones y flores de loto con una clara influencia china. La última vez que cambió de manos fue en 1994, por 11,6 millones de dólares.

No es la primera vez que el artista clave del modernismo de principios del siglo XX revienta las casas de subastas. Su ‘Bosque de abedules’ se vendió el año pasado por 104,6 millones de dólares. Antes, en 2006, su primer retrato de ‘Adele Bloch-Bauer’ se colocó por 135 millones de dólares. Ese mismo año, ‘Adele Bloch-Bauer II’ hizo lo propio por 87,9 millones de dólares. Dos más de sus retratos se vendieron de forma privada por más de 100 millones de dólares.

Bosque de abedules, 1903
Retrato de Adele Bloch-Bauer, 1903-1907
Retrato de Adele Bloch-Bauer II, 1912

Este es el momento en que, en contraste con su éxito póstumo, pasamos a describir las penurias por las que pasó el austríaco durante su vida al estilo de Van Gogh, Rembrandt, El Greco, Vermeer, Monet, Gauguin, Cézanne o Seurat, por poner algunos ejemplos, que murieron en la pobreza.

Pues bien, tampoco es el caso.

En los albores del siglo XX, Viena era un epicentro de las artes visuales. La ciudad se convirtió en un imán para los artistas más innovadores de Europa que rechazaban la representación realista del mundo físico, y entre todos ellos pronto destacaron Kokoschka, Schiele y, por supuesto, Klimt.

El primero sobresalió por sus retratos de los intelectuales más eminentes, rendidos a su pincelada franca y de gran penetración psicológica. Schiele se ganó un nombre por sus desnudos eróticos y, en parte, también torturados. Finalmente, Klimt creó un estilo propio cuyo decorativismo reflejaba el espíritu del lujo y progreso de la Viena imperial anterior a la Primera Guerra Mundial, lo que le llevó a obtener de forma temprana numerosos encargos y reconocimientos. Y en todo esto tuvo mucho que ver el pan de oro, una técnica que comenzó a utilizar a partir de su obra Judit I inspirada en ‘Judith y la cabeza de Holofernes’.

Judit I, 1901

En 1901 el artista mostró al mundo una pintura muy vertical en la que una mujer prácticamente desnuda con los labios entreabiertos y los párpados caídos, vestida con un velo traslúcido, sostenía casi imperceptiblemente la cabeza decapitada de un hombre. Se trataba de ‘Judit I’, que mucho antes fue representada como una heroína por Artemisia Gentileschi, y ahora lo hacía como una mujer fatal.

Pero este cuadro, que por momentos parece tridimensional (vestido, cuerpo y un fondo arcaico) no solo inauguró su “etapa dorada” con la aparición de este preciado material, sino también, como ya hicieran Rodin e Ingres, su interés por la sexualidad.

Medicina, 1901
Peces dorados, 1907
El beso, 1908

LA LLUVIA DORADA MÁS FAMOSA DE LA HISTORIA DEL ARTE

A lo largo de su carrera Klimt pintó numerosas obras eróticas encontrando en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Pintadas al óleo, con pan de oro o simplemente mediante esbozos a lápiz, en cualquier caso con una intensa carga sensual, parecían pensadas para un observador que al mismo tiempo también era un potencial amante.

De todas ellas, probablemente, su versión del relato mitológico de Júpiter poseyendo a Dánae, fuera una de las más polémicas. ¿La razón? La pose abiertamente sexual de la figura y su expresión de ensueño y éxtasis. Quizás también el hecho de que de su entrepierna emanase lo que parece ser una especie de lluvia dorada.

Como ocurriera con ‘Judit I’, ‘Dánae’ también fue anteriormente retratada por otros artistas. En este caso Tiziano, Tintoretto o Rembrandt. Por su perspectiva, encuadre y carga erótica, Klimt sin embargo logró multiplicar su fuerza.

Dánae, 1907

¿Motivos suficientes para que hoy valga tanto su obra? Todo parecería indicar que sí, pero resulta que su pintura ‘Bosque de abedules’ ni es un retrato femenino ni aglutina ninguna de las características propias del artista. Dibujado en un formato cuadrado sin ningún punto focal particular, este cuadro simplemente muestra las texturas y colores de los troncos de los árboles y las hojas de otoño en el suelo utilizando los efectos visuales del puntillismo. Un género, el del paisaje, que representa solo una cuarta parte de todas las pinturas del artista y, sin embargo, fue vendido el año pasado por más de 100 millones de dólares.

Es cierto que esta obra tuvo una gran trascendencia, pero es que no ha sido la única vendida por una cantidad desorbitada. ‘Island in the Attersee’ (otro de sus paisajes, pero más pequeño), que ofrece una vista sobre el lago Atter con acentos impresionistas, también fue colocado recientemente por más de 53 millones de dólares.

Los dibujos y las acuarelas constituyen el 85% de los lotes que se subastan de Klimt. Sus cuadros, sin embargo, rara vez salen al mercado.

Lo cierto es que si uno bucea en el mercado de Klimt puede comprobar que, en la actualidad, se compone principalmente de obras en papel. Los dibujos y las acuarelas constituyen el 85% de los lotes que se subastan. Los coleccionistas suelen pagar entre 15.000 y 30.000 dólares por una pieza en estos formatos de buena calidad. Los menos buenos se ignoran despiadadamente. Sus cuadros, sin embargo, rara vez salen al mercado, así que cuando lo hacen casi siempre se colocan a un alto precio.

Según Artprice el artista terminó 2022 en el puesto número 22 de los más cotizados del mundo con una cifra de negocio de más de 93 millones de euros. En 2023 de momento se encuentra en el puesto número 2 con la nada despreciable cifra de casi 133 millones de euros.

Indicadores del mercado de Gustav Klimt en subastas públicas

A pesar de haber logrado el éxito y la fama de forma temprana e incluso hasta hoy en día, Klimt logró convertirse en una de las figuras más trascendentales del arte contemporáneo dejándose guiar por los sentimientos a la hora de pintar y creando un estilo personal. Algo que no todos hacen. “Todo arte es erótico”, respondió a los que tanto le criticaron por aquel entonces. Quién sabe, quizás el artista sabía que solo siendo fiel a sí mismo, su obra perduraría para siempre.