Arquitectura & Diseño

Cinco casas en los árboles que desafían las leyes de la gravedad

Por Elvira Sáez Saiz

Cabaña de madera, Helen & Hard
                 © Sindre Ellingsen

El reencuentro con la naturaleza y la búsqueda de espacios que combinen belleza con calma han promovido el auge de unas construcciones que, pese a su aspecto ligero, son el resultado de auténticos ejercicios de virtuosismo arquitectónico.

Las casas en el árbol han pasado de ser un sueño infantil a convertirse en un reto que aceptan cada vez más arquitectos en todas partes del mundo. El único requisito es localizar un bosque alejado del mundanal ruido y esbozar un diseño capaz de fundirse con la naturaleza sin alterarla.

El crítico de arquitectura estadounidense Philip Jodidio publicó en 2014 ‘Tree Houses: Fairy Tale Castles in the Air’, un volumen en el que recogía 50 de estas construcciones más notables y daba fe de la existencia de un boom de construcciones de este tipo que la pandemia y la creciente conciencia medioambiental han terminado de apuntalar.

El Grito selecciona cinco de estas construcciones flotantes que destacan por sus espectaculares propuestas, los materiales empleados y su capacidad para mimetizarse con el entorno.

Una cabaña que ‘crece’ en torno al tronco

Ödda es una pequeña localidad de Noruega ubicada a orillas del fiordo de Sørfjorden y el lugar elegido por los arquitectos Reinhard Kropf, Dag Strass y Simon Bauman para plantar su casa del árbol. El objetivo de esta construcción era conseguir la sensación de estar trepando por el tronco y representar el concepto de habitar en la naturaleza.

Para lograrlo, sus creadores tuvieron que sortear algunas dificultades. La primera, resolver cómo construir una cabaña suspendida a 5-6 metros de altura apoyada únicamente en un árbol estrecho, sin utilizar otros árboles de alrededor o columnas adicionales. La segunda, crear una estancia climatizada alrededor de un árbol vivo y en crecimiento.

Casa en el arbol © Sindre Ellingsen
Casa en el arbol © Sindre Ellingsen

Lo hicieron posible construyendo la cabaña alrededor de un tubo de acero cortado por la mitad y unido nuevamente encima del tronco del árbol con cuatro pernos. Esta estructura se convirtió en la columna vertebral que permitió construir el resto de la cabina. Además, añadieron un puente y dos cables de acero para fijar el árbol horizontalmente de forma que el peso solo baja verticalmente por el tronco sin cargas excéntricas.

En torno a la columna, el espacio está construido con maderas contrachapadas en forma radial. En el exterior, las tejas de pino actúan como piel protectora y se fusionan con el entorno. Dentro, la sala está revestida con paneles de aliso que aportan calidez y estilo al ambiente. Además, cuenta con amplios ventanales y ofrece unas vistas privilegiadas del fiordo.

Un ‘nido’ para pájaros y humanos

Esta curiosa casa se encuentra en Windermere, Canadá y tiene capacidad para acoger a dos personas y hasta 12 variedades de aves. Esto es posible porque en la fachada cuenta con sendas casas para pájaros adaptadas para acoger varias especies de aves locales que habitan en las montañas del Valle de Columbia. Tanto los materiales como la forma, la orientación y la altura están pensados para cumplir con las necesidades que requiere cada una de ellas.

Casa en el arbol © Mark Erickson

Este nido de dimensiones colosales ha sido diseñado por Studio North y se asienta sobre una estructura cruzada de madera de pino. La plataforma está hecha con tablones reutilizados y la fachada frontal está revestida con tejas de cedro rojo occidental. El techo es de paneles transparentes, por lo que estando dentro da la sensación de estar flotando entre los árboles. Además, ofrece un efecto invernadero ventilado por dos ventanas circulares. Hasta este nido se puede llegar a través de un puente que conecta con la ladera y un camino de piedra que conduce a un manantial cercano y una zona para fogatas.

Junto al lago y con materiales reciclados

Nos trasladamos hasta Vietnam, donde encontramos una casa inspirada en un recuerdo de la infancia de su dueño, que jugaba en una cabaña hecha con madera y hojas. A partir de ese deseo, el estudio H2 diseñó esta casa junto al lago, elaborada con materiales reciclados obtenidos de locales de chatarra de la zona para así reducir el coste y el impacto sobre el medioambiente.

Casa en el arbol © Düng Huynh
Casa en el arbol © Düng Huynh

Para crear un edificio en armonía con la naturaleza y conseguir así una experiencia de conexión total con el entorno, se utilizaron materiales que se fusionaran bien con el paisaje, consiguiendo así un efecto rústico. Para tener ese aspecto de casa del árbol, está construida en altura, apoyada en los grandes árboles que hay a su alrededor, que además le confieren sombra y, gracias a sus amplios ventanales, la mantienen siempre ventilada.

En su interior la casa cuenta con todas las comodidades y privacidad necesarias que debe tener una vivienda, pero dando mucho protagonismo a la naturaleza, que está integrada en todo momento.

Dos módulos unidos por una pasarela entre los árboles

Inicialmente estaba concebida para ser un espacio exclusivo para los niños, pero cuando se presentó el diseño preliminar del proyecto, los adultos de la familia se dieron cuenta de que también querían pasar tiempo allí. Por eso, Studio MEMM se propuso crear una casa del árbol que permitiera florecer la esencia lúdica que todos llevamos dentro, independientemente de la edad. Para ello, la casa tenía que ser un refugio mágico en el bosque en el que desconectar de la ciudad.

Casa en el arbol
Casa en el arbol

La casa se compone de dos módulos colocados entre las ramas de los árboles, el primero más pequeño actúa como entrada y el segundo como estancia principal. La estructura es de madera y, para conseguir una mayor conexión con el exterior, se decidió que las paredes fueran de vidrio, fijadas con marcos de aluminio acabados en grafito oscuro, que generan contraste sobre la madera. El detalle más especial lo ponen las formas de madera sobre las paredes de vidrio, que emulan a las ramas de los árboles.

Ambos módulos están conectados por una pequeña pasarela y otra más grande que lleva hasta la casa principal.

Un refugio de observación de abeto, alerce y roble

La selección finaliza con ‘Sylvascope’, una casita diseñada por Sebastian Cox en el contexto de la segunda Bienal de Harewood, en West Yorkshire, que pidió a los participantes que demostraran un acto de “artesanía radical”. Cox quiso explorar los beneficios de talar los árboles en bosques con una mala gestión y proporcionar una fuente sostenible de material para la construcción. Con esto quería abordar un problema que afecta a los bosques de Reino Unido, donde la falta de administración produce que los árboles altos no permitan crecer a los arbustos, zarzas y hierbas, que son necesarios para crear un entorno más biodiverso.

Casa en el arbol

La casa se construyó entre dos troncos con madera procedente de la tala y en ella se combinan diferentes técnicas de carpintería como el tejido de alerce que conforma las paredes. Cuentan con una escalera en parte inferior para acceder y dos aberturas en lados opuestos desde las que se pueden observar áreas clave del bosque que permiten evaluar su manejo.