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La colección de arte de Berlusconi, el comprador compulsivo que se gastó millones en la teletienda

Por Rubén M. Mateo (Roma)

Stefano Pierotti. Berlusconi rotto

El ex primer ministro italiano gastó cerca de tres millones de euros en arte a través de subastas televisivas. En un hangar a un kilómetro de Arcore, conserva 24.000 cuadros de pintores como Tiziano, entre otros artistas. Su testamento se abrirá a finales de este mes de junio, pero es una incógnita cómo repartirá su patrimonio.

La gente paga dieciocho euros por ver las obras de arte de De Chirico, entre ellas esta”, explica Alessandro Orlando a los espectadores de Telemarket mientras señala un cuadro con una cascada y dos palmeras. Los minutos pasan y el teléfono no suena. Orlando, el vendedor televisivo más famoso de Italia, comienza a enfadarse. Agarra un folio y lo dobla tres veces. Aprieta los dientes. “¿Pero tú sabes lo que cuesta el dibujo de un caballito de De Chirico en una hoja cuadriculada de este tamaño?” Implora indignado a la cámara. “¡25.000 euros! ¡Así de pequeño!”, vocifera mientras señala el papel.

“A mí me han pagado durante 15 años en Telemarket para haceros promesas. Pero, ¿sobre esta obra que os puedo decir? ¿Qué os puedo prometer? Una obra de De Chirico te cambia la vida. No quiero vuestro dinero, solo vuestra atención. ¿Pero qué estáis haciendo?”, abronca desesperado a los que están al otro lado del televisor. Orlando, vendedor de arte en galerías durante el día y en la teletienda italiana de noche, no comprende que sus compatriotas ni siquiera conozcan a Giorgio De Chirico, padre del arte metafísico y precursor del surrealismo. “¿Cuántos vivimos en Italia? ¿60 millones? ¿Cuántos conocen a De Chirico? ¿Un millón?”, se pregunta indignado.

El magnetismo de Orlando para la venta televisiva puede verse en YouTube. El vendedor puede colocarte un par de muebles o rebozarse en una alfombra y convencerte de que estás comprando un Keyshon fabricado por el hijo del sol para el sultán de Persia. “Tenéis razón. Son todos iguales. Pero este es el original. Estás comprando un trozo de historia de Persia por solo 1.490 euros”. Siempre con facilidades de pago. Un euro al día.

Se desconoce en qué manos acabó el De Chirico subastado aquella noche. Lo que sí se sabe es el destino de un cuadro realizado por un aprendiz del taller de Van Dyck –Madonna con bambino–, vendido una noche de 2018. “Estaba en directo como cada noche, desde las 21 hasta la 1. En torno a las doce se subastaba el cuadro más importante. Era uno de un pintor flamenco del taller de Van Dyck. Habíamos llegado hasta los 45.000 euros”, rememora Orlando en una entrevista reciente con Il Corriere della Sera. Es entonces cuando se produce una llamada inusual. En la sala contigua al plató, donde trabajan los teleoperadores, suena el teléfono:

Giorgio de Chirico. La pioggia nel desserto
Giorgio de Chirico. Horses on the seashore

– Buenas noches, soy Silvio Berlusconi y quiero comprar el cuadro. Ofrezco 50.000 euros–, comunica el ex primer ministro.

– Sí, claro. Y yo soy Napoleón–, responde el teleoperador antes de colgar.

El equipo se lo toma a broma. El teléfono vuelve a sonar:

–Escuchadme. Soy Silvio Berlusconi, de verdad. Quiero comprar ese cuadro por 50.000 euros–, insiste el ex presidente del AC Milan.

Los teleoperadores se lo siguen tomando a broma y cuelgan. Esta vez no es un número privado sino un móvil el que llama. Una voz femenina se escucha al otro lado. Es Marta Fascina, por aquel entonces novia y hoy viuda de Il Cavaliere, fallecido el pasado 12 de junio a los 86 años a causa de una leucemia crónica.

–El presidente quiere el cuadro–, repite Fascina.

Finalmente, la obra del flamenco es asignada a Silvio Berlusconi por 62.000 euros. “Lo asignamos y nos convocó días después en su mansión de Arcore. Mientras iba a Arcore con un colaborador mío, aún seguía pensando que era una broma”, recuerda el televendedor de arte.

–Soy Alessandro Orlando, de la Galería Orlando. Tengo una cita con el presidente–, dice por el telefonillo.

–Sí, entre. El presidente le está esperando–, responde uno de los empleados.

Acompañado por un trabajador, Orlando serpentea por un sinfín de salones hasta que Berlusconi aparece en una sala enorme abrazado a un par de cachorros.

–Orlando, por fin te conozco. ¡Eres el número uno! –, le felicita el magnate.

“Me llenó de piropos y me dijo que era el mejor vendedor de Italia. Tras aquella primera visita siguieron otras veinticinco. Me compró cerca de 2.500 cuadros. Muchísimos objetos sagrados, cuadros de desnudos y más de mil cuadros rusos. Solo conmigo gastó cerca de tres millones de euros”, sostiene Orlando, quien recuerda la cara de entusiasmo con la que Berlusconi miraba sus obras. “Con un amor y atención increíble. Me pregunto qué será ahora de esa colección”, concluye el televendedor, para admitir que Berlusconi tenía preparado para él un espacio televisivo en Mediaset. Un proyecto que se frustró. Prueba de su amistad es el vídeo que el fundador de Forza Italia le envió recientemente para felicitar el año nuevo a él y su equipo.

Anthony Van Dyck. Madonna con il Bambino

El retrato de la marquesa asesinada

Anna Fallarino (1929) y Camillo Casati Stampa di Soncino (1927) intimaron por primera vez en Cannes en 1958. Ella, de origen humilde, llegada a Roma con 16 años; él, marqués y descendiente de una de las familias más adineradas de la nobleza milanesa. Fallarino, casada en aquel momento, comienza una aventura con Camillino –como es conocido el marqués–. Un año después, en 1959, Anna Fallarino consigue la anulación de su matrimonio por la Sacra Rota (Tribunal de la Rota Romana) y se casa con su amante por el rito civil y religioso. Cenas con la familia Torlonia, los Ruspoli o los Odelcaschi. La flor y nata de la aristocracia italiana. Viajes de lujo y vacaciones. Vestidos de los mejores diseñadores. Tras la adrenalina de unos primeros meses a todo confort, llega la monotonía. Ella va conociendo los gustos sexuales de su marido y participa en los juegos que le propone el marqués. Primero dan rienda suelta a sus pasiones delante de otros hombres, que se limitan a mirar. Después, Camillo paga a gigolós para que se acuesten con su mujer delante de él. Solo hay una condición: no puede enamorarse de otro. A menudo soldados, vigilantes de playa, pilotos, obreros o ‘burini’ –catetos, usado de forma despectiva– complacen el apetito sexual del matrimonio. El marqués se limita a tomar fotos de su explosiva mujer desnuda y va narrando los encuentros sexuales en un diario forrado en cuero verde:

“Hoy Anna me ha vuelto loco de placer. Ha hecho el amor con un soldadito de una forma tan eficaz que desde lejos también yo he disfrutado de su placer. Me ha costado 30.000 liras, pero ha valido la pena”.

“He inventado un nuevo juego con Anna en el mar. He hecho que rodase en la arena. Luego he llamado a dos pilotos para que le retiraran los granos de arena sobre la piel con sus lenguas”.

Anna, sin embargo, empieza a cansarse del juego. Así lo hace saber en una carta fechada en junio de 1970.

“Al principio era un simple pasatiempo que él proponía y en el que yo participaba cada cierto tiempo. Ahora, sin embargo, debo satisfacerle dos o tres veces por semana. Siento que me he convertido en una de las peores prostitutas”.

Quiere dejar a Camillo. Hace unos meses que se ve a escondidas con Massimo Minorenti, estudiante de Ciencias Políticas de veinticinco años, quince menos que ella. Se han conocido en una fiesta a comienzo de año. Anna se lo ha presentado a su marido y han comenzado el menage a trois. Fascista, guapo, esbelto y de físico atlético, pero sin una lira en el bolsillo, no acaba por encajarle al marqués. “El Pelucas”, lo apoda. Moranti y Anna tienen encuentros a solas en un hotel de Viale Liage o en la propia casa del marqués cuando este viaja para participar en batidas de caza. Camillo se huele la ruptura y deja escrito sobre su mujer en junio de 1970:

“La gran desilusión de mi vida. Querría estar muerto y enterrado, qué asco lo que me hizo Anna”.

Fotografía de Anna Fallarino y Camillo Casati
		   © YESLIFEMAGAZINE.IT

29 de agosto de 1970. En Roma solo hay turistas. La mayoría de romanos huye de la ciudad eterna a las zonas costeras durante el mes más caluroso del año. Hay calles como la Via Giacomo Puccini, a dos pasos de la cinematográfica Via Veneto, que permanecen casi en silencio absoluto durante todo el día. Camillo Casati Stampa ha dejado la capital para participar en una cacería en el Veneto con su amigo Vittorio Marzzotto. Una llamada de Anna y Massimo precipita la vuelta del marqués a Roma. Es 30 de agosto, un día recordado por tres eventos. Ada Ballestra, de 16 años, se convierte en Miss Italia. Federico Fellini presenta I Clowns en la 31 edición de Cine de Venecia. El tercero tiene que ver con el triángulo amoroso. Camillo, tras una mañana en la que ha cazado 183 patos, aterriza en el aeropuerto de Roma Fiumicino a las 18:00 horas y agarra un taxi hasta su casa de vía Giacomo Puccini 9, donde ha citado a su mujer y al amante.

“No, no precipitemos las cosas. Si es así, todo entre nosotros ha terminado. Pero tú debes salir de casa y él debe permanecer. Id a mi casa a las 18.30 y solucionamos todo. Si las cosas no se solucionan, lo mato. A ti no te pasará nada. Puedes estar tranquila”, amenaza el marqués.

Es el extracto que consigue recordar Gaetano Marzotto, de 17 años e hijo de Vittorio, de la conversación que presenció cerca del marqués Casati Stampa. Anna Fallarino sabe que su marido no amenaza en vano. Los camareros tienen orden expresa del marqués de no entrar al salón bajo ningún motivo. Camillo Casati Stampa di Soncino agarra una escopeta Browning del calibre n.12 y rompe el silencio de Via Puccini. Asesta tres disparos a su mujer y dos al amante. Anna Fallarino y su amante Massimo Moranti se desangran abatidos. El marqués se dirige a un sillón, apoya el arma y se descerraja un tiro para suicidarse. Los asesinatos conmocionan a Italia. Los investigadores encuentran el diario de cuero verde y junto a él, 1.500 fotografías de la marquesa, que acaban en la prensa.

La mujer tiene una sombra sobre el rostro y un presentimiento de muerte. Por este motivo, el cuadro resulta particularmente intenso

A mitad de la década de los setenta, Silvio Berlusconi compró la mansión de Villa Martino de Arcore, propiedad entonces de Anna Maria Casati Stampa, hija de Camillo. En la casa se conservan entonces varias obras de arte. Si uno atraviesa el comedor, llega a una habitación donde se encuentra la obra más famosa de Pietro Annigoni, artista milanés llamado “el pintor de las reinas”. Y es que gran parte de su fama se la debe a pintar a ilustres de las casas reales europeas. Desde el Duque de Edimburgo hasta la princesa Margarita, condesa de Snowdon.

Se trata de una “obra de arte involuntaria”, tal y como la define en su libro ‘Descubrimientos y Revelaciones’ el subsecretario de Cultura italiano y reputado crítico de arte Vittorio Sgarbi. Hablamos del retrato de la marquesa Anna Fallarino, pintado en 1969, un año antes de que fuera asesinada por el Camillo Casati Stampa. “Este cuadro es muy interesante porque la mujer, que era muy bella y con los labios carnosos, tiene una sombra sobre el rostro y un aire como de un presentimiento de muerte. Por este motivo, el cuadro resulta particularmente intenso”, rememora Sgarbi en una entrevista reciente con el HuffPost Italia. “En los cajones de aquella habitación se encuentran todos los álbumes con las fotografías de Casati Stampa, que inmortalizaba a su mujer con los hombres a los que pagaba para que se la follasen”, dice explícitamente el subsecretario de Cultura y también coleccionista de arte.

Un Tiziano y un hangar con 24.000 obras

Tras la muerte del ex primer ministro una de las grandes incógnitas por resolver es la de a quién irá a parar su patrimonio artístico. Está previsto que el testamento se abra a finales de junio o comienzos de julio. Famoso por sus escándalos, procesos judiciales –condenado por fraude fiscal en 2012 y absuelto de tantos otros– y fiestas bunga bunga en las que ha sido acusado de promover prostitución de menores, el de coleccionista de arte es una faceta desconocida del fundador de Mediaset.

Tras la muerte de Berlusconi, el también alcalde de Arpino –ha prometido la primera plaza dedicada al político en esta ciudad del Lazio– ha revelado algunos detalles de su colección privada. Cuadros que han ido trascendiendo a la prensa durante los últimos años. Sgarbi divide la colección de Berlusconi en cuatro niveles.

El ex primer ministro comienza a coleccionar cuadros en una primera pinacoteca tras la compra de un inmueble. Llegan obras de Giampietrino y Procaccini. Un cuadro de este último está “expuesto en el altar de la capilla donde están las cenizas de sus padres” en la villa de San Martino de Arcore, recuerda Sgarbi. En su colección también se encuentra un cuadro de Pietro della Vecchia, un importante pintor del 1600 de la región del Veneto influenciado por el arte de Giorgione, Tiziano y Caravaggio. También obras adquiridas de la familia Casati Stampa.

En el segundo nivel, cuadros de carácter no religioso, cuadros que pertenecen al ottocento italiano y de pintores como Ugo Celada da Virgilio, uno de los mayores exponentes de la pintura figurativa y precisionismo –realismo cubista–. También obras que Berlusconi va adquiriendo principalmente de muestras de anticuario. En el tercer nivel se encuentran, según Sgarbi, las obras que recibe de personas que lo admiran, fundamentalmente cuadros de arte moderno. Entre ellas también el retrato que le hizo Rinaldo Geleng, que ha retratado entre otros a Sofia Loren o el Papa Juan Pablo II.

Entre las joyas de la corona del patrimonio artístico de Berlusconi se encuentran una copia de Antea, joven dama pintada por el artista italiano Francesco Mazzola –conocido como Parmigianino– alrededor de 1535. La obra original se encuentra en el Museo de Capodimonte de Nápoles. Es habitual ver la pintura de la cortesana romana en alguna foto navideña familiar. Está situada en el gran salón comedor. En el mismo salón, otra de las obras más codiciadas. Una versión desnuda de la Mona Lisa. Como sugiere Sgarbi, “tiene las tetas fuera, es normal que él la tuviera”. Este cuadro es de atribución incierta, aunque ha generado expectación y ha dividido a los expertos. Hay quienes lo consideran obra del mismísimo Leonardo y quienes creen que es una obra de algún artista formado en el taller del maestro.

Mona Lisa desnuda. Primoli Version, Rome
Tiziano. Ritratto di Ippolito dei Medici

Ritratto di Ippolito dei Medici, datado en 1533 y con un valor de entre cuatro y cinco millones de euros se considera el más valioso de la colección. Está firmado por Tiziano –previamente atribuido a Lotto antes de ser restaurado– el máximo exponente del Renacimiento veneciano.

Berlusconi también posee una parte, la derecha, de Gioia tirrena, un retrato del mito de la danza Isadora Duncan. El pintor de Livorno, Plinio Nomellini, logró retratarla corriendo por la orilla del mar de Viareggio. El cuadro, realizado entre 1913 y 1914, fue deconstruido por el propio artista, quien desprendió el lienzo del marco y lo enrolló para luego dividirlo en dos partes, en 1935.

El “conquistador de mujeres” que también ansiaba cuadros

Una entrada a 15 euros y “de vez en cuando apareces para tomar el té con los clientes”. Este es el consejo que le dio Vittorio Sgarbi, también amigo personal del ex presidente del gobierno italiano, para dar salida a las 24.000 obras de arte que Silvio Berlusconi conservaba en una nave a un kilómetro de la mansión de Arcore. La mayoría de ellas pertenecen a una época que Sgarbi define como “bulimia nocturna” por acaparar arte. Berlusconi se convirtió en un comprador de arte compulsivo de la teletienda nocturna. Estaba dispuesto a pasar horas frente al televisor para que no se le escapase una oportunidad.

Muchas adquisiciones son copias, otras tantas ilustraciones o figuras marinas. Algún pintor interesante, pero “poca roba” (poca cosa), como suele decirse en Italia. En diciembre de 2018, en un encuentro con jóvenes de Forza Italia en el Hotel Ergife de Roma rememora la anécdota con Orlando y reconoce esta afición. “Paso mucho tiempo preparando las audiencias con mis abogados. Pero sigo mucho las subastas en televisión. La otra noche he visto un cuadro muy bello de Van Dyck, he llamado y he hecho una oferta. Pero cuando he dicho que era Silvio Berlusconi, antes de colgar, me han dicho: sí, y yo soy Napoleón”.

“Coleccionar obras de arte, para Berlusconi, ha sido una diversión, como conquistar a las mujeres. Si pudiésemos ver en un museo las obras de este almacén donde ha metido 24.000, para la gente que no sabe mucho de arte, sería algo divertido. Hubiera sido mejor tener 2.400 buenas que 24.000 regulares. Creo que su pinacoteca, su galería, fue el sustituto del amor por las mujeres. Visto que no podía tener 24.000 mujeres, o besos, tenía 24.000 cuadros. Para un conquistador, no importa la calidad de la obra, sino tenerla”, afirmó Sgarbi a los periodistas después de una entrega de premios reciente.

Plinio Nomellini. Isadora Duncan (Gioia tirrena)

Los galeristas que lo conocieron coinciden en que le encantaba el paisaje veneciano, las naturalezas muertas, el siglo XVII italiano, pero también tenía un gusto particular por todas las decoraciones Art Deco y por los retratos. Escuchaba a expertos y galeristas, aunque siempre se fiaba de su gusto personal. La afición al arte no solo se restringe a la pintura. La escultura imperial era otra de sus pasiones. Tanto, que encargó a su amigo el reputado escultor Pietro Cascella, la construcción de un mausoleo en la villa de Arcore. La construcción faraónica fue construida en tres años y se utilizaron 100 toneladas de travertino.

“Berlusconi me dijo: no me hagas un lugar mortuorio con calaveras, esqueletos y una estructura que recuerde a un cementerio. Entonces pensamos en el cielo y así lo llamamos, volta celeste (bóveda celeste)”, recuerda Cascella en una entrevista que puede verse en Youtube y donde detalla los entresijos del mausoleo, visitado por líderes como Mijail Gorbachov. En él hay reservado un lugar central para Berlusconi. Se trata de un gran sarcófago de mármol rosa que está vacío porque sus cenizas están en la capilla familiar, cerca de las de sus padres. No tiene ningún símbolo religioso. En él pueden observarse unas cadenas, o nudos con cuerdas, que simbolizan la unión familiar. La tumba recuerda a las de los faraones egipcios y emperadores romanos con doce columnas de mármol que elevan al cielo cubos, esferas, triángulos… Su estilo ha sido calificado como azteca cubista. Su estética recuerda a un cuadro de Picasso o a uno del mismo Giorgio De Chirico. Un artista que seguro acompañó a Berlusconi durante muchas madrugadas de la mano de Alessandro Orlando. Un artista que seguro pudo cambiarle la vida.